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Periodismo deportivo

El siguiente texto fue escrito en el primer año de Apuntes de Rabona. Creemos, hasta la fecha, que los medios deportivos en México siguen sin experimentar una auténtica transformación. Por lo tanto, las ideas a continuación siguen siendo una de nuestras banderas principales. 

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Somos especialistas en arrimar el ataúd de la culpa a los medios de comunicación y el periodismo; Televisa y TV Azteca son los principales enemigos de la democracia y Récord del futbol mexicano. Aunque tengamos algo de razón, el detalle es que cuestionamos desde la ovina actitud de encontrar un culpable y muchas veces no sabemos argumentar porqué.

Está bien que ya hayamos identificado una de las heridas de nuestra apabullada sociedad —o en el caso de esta columna, nuestro apabullado deporte— el problema es que si no sabemos de qué se trata, es más difícil encontrar el ungüento adecuado para sanarlo.

Yo lo aprendí hace poco y mi visión de los medios de comunicación se ha revolucionado. Les comparto algo de lo que he aprendido de Mireya Márquez con la ilusión de que quien lea esto coincida, en que no hay nada más práctico que una buena teoría y se suba al barco que contracorriente busca encallar en el sueño de un periodismo deportivo de calidad.

messi periodismo

Lo primero que vale la pena hacer es observar. El problema inicia cuando no abrimos los ojos, como cuando cenamos en el Chupacabras y consumimos alegremente las especies, sin siquiera preguntarnos de qué se trata. Notemos cómo todos los medios deportivos manejan la misma información.

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Desde el Ovaciones hasta el Récord, así como las secciones de los diarios importantes (Reforma, El Universal) y los medios digitales que prácticamente revuelcan la prensa deportiva con los unos y ceros del código binario para llevar la comprobada fórmula a internet; todos informan lo mismo, casi de la misma manera y se diferencian únicamente por sus columnistas –normalmente malísimos–. Tres razones sostienen la zaga del equipo de la monotonía: oficialismo, diarismo y declaracionismo.

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En el medio del futbol –y del deporte nacional– ningún evento congrega más periodistas que una rueda de prensa de la solemnísima Selección Mexicana. No hay día más cómodo para el editor del periódico deportivo que cuando se presenta una lista de convocados o se aclara cualquier situación que involucre a los de playera verde: en esa importante fecha, la chamba está hecha. No hay que escoger el tema de la portada porque ya está definido, la foto será la del nómada entrenador enseñando el papel y los contenidos con un análisis de los jugadores nombrados.

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Fácil. El trabajo del periodista que cubre futbol en México -que acapara más del 70% de los contenidos de deportes-, es casi tan monótono como el del empleado de la Ford que está detrás de la línea de montaje. Los mismos equipos, las mismas preguntas, las mismas situaciones, los mismos jugadores. La redacción, no está demás decirlo, siempre tradicional en el fondo, siempre con la escuela de los años 40, siempre insufrible.

juan carlos osorio

El oficialismo de evidente referencia política y no deportiva, señala la poca creatividad de los medios para consultar fuentes no gubernamentales. Traslademos al futbol y voilá, nada que no hayamos visto en toda la historia del periodismo deportivo en nuestro país. Si un futbolista es contratado por el América se puede dar por bien servido, los medios se encargarán de hacerlo una figura porque juega para el patrón. Por otro lado, si alguien consigue sacar de la pobreza a medio millón de personas a través del futbol, como lo hizo Pedro Opeka en Madagascar, ni siquiera será mencionado.

Pedro Opeka, futbol, Madagascar, Apuntes de Rabona

Argumentará el godín aplatanado en su cubículo de una redacción tradicional, que Madagascar está muy lejos o que es una película de animación, pero sobre todo, que cómo iban a cubrir la nota si nadie les dijo. Eso es absolutamente viable porque ningún medio deportivo sigue una agenda propia.

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Se llama diarismo al hecho de que la información provenga de eventos preagendados. La flamígera pluma de la mayoría de los periodistas, cubrirá con creces (ja) todos los partidos del calendario, incluso se darán el lujo de abordar el calendario del Ascenso y el de la Selección.

Pero nunca, y es que ya sería demasiado, harán una investigación, leerán periódicos de todo el mundo, ni si quiera la primera plana del Reforma: Me voy directo al Cancha que es donde está lo que me interesa, exclamarán. En nuestro país es un crack del periodismo deportivo el que acudió primero a la declaración pública del presidente de la FMF para confirmar que evaluarán la situación -la que sea-.

Porque ese es el otro ismo y con ese nos despedimos: el declaracionismo. ¿Cuántas veces hemos visto a Alejandro González Iñárritu hablar frente a mil micrófonos, que transcribirán los reporteros en labor de nulo periodismo sin siquiera contextualizar?

El periodismo está pésimamente pagado, porque no se necesita estudiar una mierda para transcribir una grabación chacalera.

Muy probablemente, quien está leyendo este texto mañana, con el café, leerá un periódico. Lo invito a que atienda el tridente que señalé algunas líneas más arriba y repare en que, aunque el diario tenga buen papel y mucho color, seguimos teniendo un periodismo del s. XIX, un periodismo basura. Y aclaro, ya de salida, que no es culpa del joven soñador que se quiere convertir en Javier Alarcón o en David Medrano, es que la formación de periodistas y comunicadores no es para nada adecuada. A mí me consta.

Por: Pedro González Moctezuma/ @gonmoc

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Comentarios (1)

Y el nacionalismo (pecado suyo también) que le imprimen.

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