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Su caballo se llama Macondo, sus perros han tenido nombres como Maja o Hércules Poirot, y sus películas favoritas fueron filmadas por directores como Stanley Kubrick o Quentin Tarantino. Más allá de ser un exfutbolista de nombre excéntrico, Melvin Brown es un ejemplo de deportista, amante de la cultura y autor de un par de cuentos.

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El mundialista para la Selección Mexicana en 2002, es de ascendencia jamaiquina y su bisabuelo llegó a Naranjos, Veracruz. Allí nació Melvin en enero de 1979, y años después se trasladó cerca de Tula, en donde empezó a jugar para el Cruz Azul. Paralelo a su crecimiento como deportista empezó su vida de lector. En la secundaria leyó un libro de Eduardo Robles el Tío Patota, que decía SI NO LEO ME A-BURRO, el cual lo motivó a sumergirse en el mundo de las letras.

Actualmente le dedica cerca de dos horas al día a la literatura, la mitad a obras de relacionadas con el futbol, y el resto a otros temas, por lo que siempre fue un futbolista preparado. De esta manera, Melvin Brown piensa que es necesario ver hacia el futuro y dejar un legado como persona.

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En una ocasión, el director de la librería especializada en futbol, Futbología, se acercó a él para preguntarle sobre su pasión por las letras, de lo que resultó una entrevista muy interesante en la que platicó sobre los dos cuentos que ha escrito sobre futbol.

A continuación la entrevista de Humberto Meléndez a Melvin Brown.

Por: Redacción

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