El peso histórico que el futbol brasileño tiene en CONMEBOL es innegable, hablar del deporte sin tocar el tema de Brasil es como un día sin sol en las playas de Copacabana, pero también es cierto que los clubes de la región se han visto sobrepasados, de a poco, por sus máximos rivales deportivos, los equipos argentinos, y la muestra más clara es la cantidad de Copas Libertadores ganadas por el país dos veces campeón del mundo.
Invitados incómodos
La historia de Brasil en Libertadores es rica, pero a principios del siglo XXI las cosas comenzaron a complicarse con los equipos argentinos y los incómodos invitados de CONCACAF, que hicieron más difícil la competencia para los cuadros del torneo paulista y del brasileirao y, como consecuencia comenzaron a rezagarse en la competencia.
Durante la primera década del nuevo siglo los equipos brasileños se vieron ampliamente superados por sus máximos rivales futbolísticos. Del año 2000 al 2009 Brasil solo festejó a dos equipos (Sao Paulo en 2005 y al Internacional de Porto Alegre un año después), mientras que Argentina presenció cinco coronaciones entre el póker de Boca Juniors (2000, 2001, 2003 y 2007) y la última coronación de Estudiantes en 2009.
El repunte de la nueva década
Después del dominio argentino, los equipos brasileños se propusieron mejorar y con una nueva década por delante su meta era una, emparejar las cosas en el torneo de clubes más importante en el continente americano; situación que se fue logrando de a poco al grado que, de 2010 a la fecha, los equipos brasileños solo han faltado a cuatro definiciones finales.
En estos 10 años Brasil ha celebrado los campeonatos del Inter de Porto Alegre (2010), Santos (2011), Corinthians (2012), Atlético Mineiro (2013), Grêmio (2017) y Flamengo (2019), mientras que Argentina se ha tenido que conformar con ver las celebraciones de San Lorenzo en 2014 y el doblete de River Plate en 2015 y 2018 esta última con el condimento especial de haber sido frente a Boca Juniors en el primer Superclásico en una final de Copa Libertadores
El dolor de los festejos argentinos.
Este año Palmeiras y Santos evitaron una catástrofe, la reedición del Clásico Argentino pero ahora en el Maracaná, situación que hubiera representado la cuarta ocasión en la que un equipo “che” se hubiera coronado en tierras brasileras, algo que, dado el contexto de recuperación brasileña, hubiera puesto contra las cuerdas el proyecto que han desarrollado los últimos 10 años.
La historia de los enfrentamientos directos entre argentinos y brasileños, en finales de Copa Libertadores, es favorable para Argentina con nueve finales ganadas contra seis de los equipos de Brasil, pero lo que más le puede doler a un equipo es perder contra su rival deportivo en su propia cancha, algo que los brasileños no saben tolerar.
En este tenor, lo que hicieron Vélez Sarsfield, Boca Juniors (en dos ocasiones) y Estudiantes de la Plata en 1994, 2000, 2003 y 2009, respectivamente, es un reto que los brasileños no pueden perdonar y considerando que esta final es a partido único en Brasil, ni Palmeiras ni Santos podían dejar pasar la oportunidad de llegar a su casa a disputar el partido más importante del año futbolístico en Sudamérica.
Respetando el hogar y la tercer final entre brasileños
Esta edición, el Estadio Maracaná verá coronarse a un equipo brasileño luego de que, Palmeiras y Santos, eliminaran en semifinales a River Plate y Boca Juniors, respectivamente, siendo apenas la tercer final entre equipos brasileños, mismos que no se veían las caras desde la Copa Libertadores del 2006 año en el que, el Internacional de Porto Alegre, venció a Sao Paulo todavía en las series a juegos de ida y vuelta.
Aquella edición sucedió al encontronazo del 2005 entre el Sao Paulo y el Atlético Paranaense, misma que ganó el “Tricolor” de la mano de Paulo Autuori y que también comandó el central uruguayo Diego Lugano, mismos que no pudieron repetir la hazaña un año más tarde cuando se toparon con el equipo dirigido por Abel Braga y con el goleador del equipo “Colorado”, Rafael Sobis.
14 años después, el Palmeiras de Luiz Adriano enfrentará al Santos de Yeferson Soteldo en la casa que Edson Arantes Do Nascimento terminó de construir y que, Obdulio Varela, silenció durante la final de la Copa Mundial de 1950. El Maracaná podría albergar afición para esta final, si es que la CONMEBOL y la situación en Brasil ante la pandemia por el COVID-19 así lo permiten.
Clásicos en finales, la asignatura pendiente
Al final esto se trata de ver que país obtiene más títulos, ese es el indicador para saber qué equipos son mejores a sus rivales incómodos de zona, pero hoy por hoy, aunque no haya equipos argentinos en la final y el país de la pampa no vuelva a tener un campeón en los años siguientes, los equipos brasileños van a tener una asignatura pendiente con su afición: llevar un Clásico a una final de Copa Libertadores.
El Superclásico argentino se jugó en 2018, las condiciones no permitieron que la vuelta se jugará en el Monumental de River Plate y se la llevaron al Santiago Bernabeú, donde el conjunto «Millonario» levantó su cuarta Libertadores con un marcador global de cinco goles a tres, propinándole una herida muy difícil de borrar al cuadro y afición Xeneize.
Brasil, un clásico
En Brasil los clásicos son varios, el más representativo a nivel mundial es el derby entre el Flamengo y el Fluminense (ambos de la ciudad de Río de Janeiro), otro que es de suma importancia es “El Majestuoso”, el cual enfrenta al Corinthians y al Sao Paulo y, sin duda, el clásico de Porto Alegre también prende las pasiones de los aficionados brasileños cuando el Gremio se enfrenta al Internacional.
La tarea importante ya la lograron, han equilibrado la balanza luego de que los equipos argentinos levantaran la mano en la máxima competencia de clubes en el continente americano, sus clubes se han vuelto asiduos a jugar finales y a ganarlas. El primer paso ya está dado, ahora solo faltan detalles para emparejarse al 100% con los equipos de la pampa, pero eso solo se logrará con constancia y será algo que el tiempo decidirá.
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Por: Marcos Olvera / @MarcosOlvG