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Amir Nasr-Azadani

La FIFA debe usar su influencia y poder para defender la vida de uno de sus agremiados

La organización FIFPro, algo así como el sindicato mundial de futbolistas, dio a conocer el 12 de diciembre de 2022 que el régimen que gobierna Irán había condenado a la pena de muerte a un futbolista, Amir Nasr-Azadani, bajo el cargo de haber hecho campaña a favor de los derechos de las mujeres en su país. No murió en la horca pero pasaría 26 años en prisión.

Los derechos humanos de las mujeres en Irán tocaron su punto más bajo con la muerte, en septiembre de 2022, de una joven de 22 años, Mahsa Amiri, luego de ser detenida por llevar colocado su velo de una manera que la Policía de la Moral (sí, así se llama) juzgó incorrecta. Este lacerante hecho desató protestas en las que Amir, futbolista de 26 años, participó. Igual, derivó en que la selección iraní no cantara su himno en su debut contra Inglaterra.

Terminó el Mundial Qatar 2022 y la FIFA no se pronunció sobre la situación de Amir. El artículo 3 del Estatuto de la FIFA establece lo siguiente:

La FIFA tiene el firme compromiso de respetar los derechos humanos reconocidos por la comunidad internacional y se esforzará por garantizar el respeto de estos derechos.

El gobierno iraní no lo condenó a la pena de muerte pero sí a 26 años de cárcel por participar en manifestaciones a favor de los derechos de las mujeres y la FIFA no ha demostrado garantizar la seguridad del futbolista.

La neutralidad política y religiosa que, por disposición estatutaria, se impuso la FIFA a sí misma, no está reñida con salir en defensa del jugador. La neutralidad no puede justificar su inacción. Incluso su propia normatividad así lo prevé. El artículo 4.2 del Estatuto de la FIFA establece:

La FIFA se declara neutral en materia de política y religión. Se contemplan excepciones en los casos que afecten a los objetivos estatutarios de la FIFA.

No encuentro una excepción más clara y evidente a esa neutralidad que la afectación flagrante y concreta al objetivo de la FIFA al que ya hice referencia: esforzarse por garantizar los derechos humanos.

Para salir en defensa de Amir, la FIFA ni siquiera tiene que hacer una excepción a su neutralidad.

Al hacer un llamamiento a impedir que tan brutal sanción se aplique, la FIFA no estaría haciendo proselitismo político, tampoco propaganda ideológica, menos aún incurriría en ataques o señalamientos a una religión, a una opción confesional. Por el contrario, la FIFA estaría asumiendo un compromiso claro y decidido a favor de las libertades individuales de expresión y manifestación, y de la vida humana como un valor en sí mismo, que debe trascender a todas las cosmovisiones y a todas las culturas.

Si la FIFA, en cambio, continúa como hasta ahora, sin emprender acción alguna que proteja a Amir de la indefensión en que se encuentra, encallará en la más rancia hipocresía, se abandonará a una de las más pobres y distorsionadas concepciones de la tolerancia (esa según la cual todo vale y toda opinión o juicio es respetable), manchará con la deshonra este mundial como quizá ningún otro haya sido mancillado, y sumará al descrédito que le han traído sus corruptelas económicas un episodio doloroso e indignante.

Hay millones de seres humanos víctimas de violaciones a derechos humanos. Hay miles de personas que luego de probables violaciones al debido proceso han sido sentenciados a la pena capital, y la opinión pública internacional no se moviliza en grado suficiente para impedir sus ejecuciones. Pero la FIFA tiene un mandato de tutela directo respecto de Amir por tratarse de un agremiado a esa organización. Amir es un futbolista, que como miles alrededor del mundo, son los que alimentan y animan este juego, este juego que la FIFA controla y administra, este juego que le depara las exorbitantes ganancias que explican su existencia y perdurabilidad.

Estamos en horas cruciales. La FIFA debe hacer uso de su soft power para interceder de inmediato por Amir.

Por concentrar la atención del mundo entero, la final del Mundial el próximo domingo ofrece una oportunidad inmejorable para enviar un mensaje contundente a favor de la dignidad humana. La FIFA debe desplegar todas sus energías diplomáticas para impedir un acto de barbarie.

Farid Barquet Climent.

 

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