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Futbol y migración

Aunque el momento político actual es conocido, vale la pena enmarcar el problema. Vivimos una crisis global migratoria y humanitaria. Según datos de la Agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR), solo en 2018, alrededor de 13.6 millones de personas huyeron de sus hogares, 2.3 millones más que en 2017. En general, más de 70 millones de personas han tenido que migrar por cuestiones de violencia e inseguridad en la década presente.

La migración en el mundo

Los focos principales de la crisis también son lugares comunes: la guerra en Siria, la crisis económica en Venezuela, el problema estructural de Somalia… Según el medio Expansión, “Más de dos terceras partes de los refugiados provienen de tan solo cinco países: Siria, Afganistán, Sudán del Sur, Myanmar y Somalia. Además, hay 41.3 millones de desplazados internos y 3.5 millones de personas registradas como solicitantes de asilo”. Y un dato escalofriante: uno de cada dos refugiados es un niño.

Centroamérica es una región que no está exenta. Medios especializados afirman que para 2019, el flujo hacia Estados Unidos -”el país de las oportunidades”- será de un millón y medio de personas, y en 2020 el número ascenderá a 2 millones. Solo en el 2018, el gobierno mexicano comandado por Enrique Peña Nieto deportó a más de 700 mil centroamericanos con su Plan Frontera Sur.

Desde noviembre de 2018, la migración centroamericana -proveniente principalmente de Honduras, El Salvador y Guatemala- se acrecentó y se centralizó en grupos o caravanas, esto debido a la cantidad de vejaciones que sufren los migrantes de manera individual. En solo tres meses desde enero a abril, entraron más de 300 mil personas a México.

La presión estadounidense

A pesar del discurso de un país abierto y receptor de migrantes establecido por Andrés Manuel López Obrador desde la etapa de transición, la presión norteamericana giró el rumbo de la política nacional. Durante el mes de junio, ante la amenaza -y reactivación de campaña electoral- de Trump por imponer aranceles al comercio su principal socio al sur de su frontera, México envió una delegación para negociar con Estados Unidos.

¿Cuál fue el resultado? México se comprometió a endurecer la contención de migrantes en 45 días, principalmente en la frontera sur. Las principales acciones fueron el despliegue de 6 mil elementos de la Guardia Nacional, cambios directivos en el Instituto Nacional de Migración y el anuncio del Plan de Desarrollo Integral de Centroamérica (el anuncio se realizó el pasado 20 de junio en conjunto con el presidente del Salvador, Nayib Bukele), entre otras.

Tercer país seguro

Una de las principales discusiones es si México puede o no ser un “Tercer País Seguro” para Estados Unidos. ¿Qué significa esto? Decidir si puede o no gestionar las solicitudes de asilo para los guatemaltecos que busquen acceder al país de las barras y las estrellas -y proteger y garantizar sus derechos en lo que esperan respuesta-.

A su vez, se espera que Guatemala sea un tercer país seguro para El Salvador y Honduras. El plan de Trump es muy claro: establecer barreras que recorran al sur la frontera. Se pretende replicar el modelo de la Unión Europea, donde Turquía es la puerta de entrada para los migrantes sirios y de Medio Oriente en general.

¿México tiene la estructura para ser un tercer país seguro para migrantes? Además de los datos alarmantes y crecientes de inseguridad, violencia, desapariciones forzadas, entre otros delitos, el actual plan de austeridad redujo el presupuesto de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar). A pesar de que las solicitudes aumentaron un 82%, actualmente la Comisión está rebasada, con más de 40 mil solicitudes pendientes. México terminó por rechazar la posibilidad debido a sus condiciones actuales, al tiempo que anunció con bombo y platillo que el flujo de migrantes disminuyó en un 36.2% en los últimos meses gracias al despliegue de la Guardia Nacional.

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Futbol y migración: Futbol Más en el sur de México

Sergio Guerrero, director comercial del proyecto “Futbol Más” nos cuenta cómo éstas nuevas condiciones han afectado la situación de los migrantes en el sur del país, específicamente en Chiapas. Narra que “los migrantes se han dado cuenta de que viajar en grupo” es mejor idea, ya que en la primera caravana migrante pudieron observar que se les brindó mayor apoyo que cuando viajan por su cuenta, además de que ésta última opción puede suponer un riesgo frente a amenazas como el narcotráfico o los secuestros, entre otras muchas situaciones de inseguridad que se viven en nuestro país

Al mismo tiempo, asevera que el hecho de estar cerca de la frontera les permitió percatarse de que “el flujo es constante. Aumentó en los últimos meses, pero la gente no ha dejado de llegar”. Esto hace que la situación sea más compleja, ya que todo el tiempo ingresan migrantes del centro y el sur del continente. Según palabras de Guerrero, ésta es una situación que también se ha modificado. “La composición cambió, ahora no solamente viene gente de América, sino que también estamos recibiendo muchos africanos, además de otros países”. 

Muros

Como es evidente, con el arribo de estas nuevas nacionalidades, el asunto del idioma comenzó a cobrar cada vez mayor importancia. Ahora no solamente se tiene que cruzar la barrera que supone la frontera, sino también la de un idioma distinto. Por si todo lo anterior no fuese suficiente, los albergues suponen un espacio de aislamiento para ellos, ya que una vez que ingresan, no pueden salir, además de no contar con acceso a celular u otros dispositivos digitales. Y es que la situación que atraviesan los albergues es crítica: se ven rebasados por el flujo constante de migrantes. No hay recursos que alcancen

Es aquí donde se inserta “Futbol Más”. En medio de toda esta tensión, Sergio Guerrero y los suyos lo tienen claro: “la pelota es muy potente”. En medio de todo el estrés y la angustia que los migrantes padecen en su camino en busca de una vida mejor, “Futbol Más” busca hacer menos sinuoso el sendero.

Para Historias del llano entrevistamos a Sergio, escúchalo aquí. 

La pelota como puente

El juego es un catalizador para romper las barreras, un pivote para la desesperación” asegura, al tiempo que nos cuenta cómo el balón ayuda a crear comunidad en medio de aquel ambiente hostil. Y es que la gente que se ha enfrentado a policías violentos, a las hostilidades de otras personas en su trayecto, terminan por romper ese aislamiento cuando comienzan a jugar al balón, cuando comienzan a hacer equipo. Futbol y migración aparecen como aliados para tejer puentes.

Pero esto no se trata únicamente de jugar a la pelota, sino que, a través del esférico, intentan enseñar habilidades para la vida. Con el balón como hilo conductor y punto de encuentro, buscan generar comunidad entre los migrantes, redes de apoyo, empatía, entre otras habilidades. Sergio Guerrero nos cuenta que, luego de que una plática sobre lo que es la empatía, los chicos intercambian zapatos al momento de tirar una tanda de penales, y cuentan qué fue lo que sintieron. La pelota es la protagonista, pero de fondo hay mucho más.

Doble moral

La labor no ha sido sencilla y Guerrero declara que te obliga a poner las cosas en perspectiva: “te pone a pensar en cómo deben ser sus condiciones para que un día a las cuatro de la tarde pase una caravana frente a su casa y a las ocho de la noche ya estén camino a un nuevo país, dejando todo lo que conoces atrás”.

Al mismo tiempo reflexiona sobre la doble moral que parece haber en nuestro país. “Deberíamos buscar que quienes llegan a México reciban las mismas condiciones y el mismo trato que queremos que los mexicanos reciban en el norte”. Mientras esto sucede, seguirán buscando dar un espacio de paz y tranquilidad a todos los que puedan, en medio de todos los infortunios que los rodean. 

 

Por: Diego Andrade (@diego_a72) y Alberto Roman (@AlbertoRomanGar)

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