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Uno de los tópicos frecuentemente sonados en las discusiones sobre táctica es el armado del equipo. Normalmente se inserta la afirmación clásica: un equipo se arma de atrás para adelante. Algo que resulta lógico. Sin embargo, es igual de cierto que todos los equipos necesitan una columna vertebral que sea capaz de hacerse pesar línea por línea y conecte a toda la escuadra. Sin esto, se dice que los equipos están partidos. Pues esto significa Guido Rodríguez para el América.  

El argentino nació el 12 de abril de 1994 en la pequeña ciudad de Sáenz Peña (cuenta con 1.2 km² de superficie) y con un total de 11,524 habitantes. En su infancia compartió el futbol con el tenis. De hecho en alguna etapa de su niñez, tuvo que centrarse en una sola actividad. Afortunadamente se inclinó por el futbol, mientras que el tenis se convirtió en un hobbie que ya no practica por el desgaste físico.

“Cuando era chiquito hacía tenis. También llegó un momento que tuve que elegir, si futbol o tenis, pero no hubo tampoco un segundo de duda y se enfocó todo en el futbol”.

Guido se inició en las inferiores de River Plate y su ascenso al primer equipo se dio por la lesión de Matías Kranevitter (hoy jugador del Zenit de San Petersburgo). Con los millonarios disputo 16 partidos y marcó un solo gol. La continuidad lo llevó a Defensa y Justicia, equipo del sur de la gran Buenos Aires. A pesar de esto, su suerte no fue muy distinta. Jugó un partido menos que durante su estadía en River y no marcó ningún gol.

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Paradójicamente, su temporada con el halcón fue la que lo catapultó a México. En 2016, los Xolos de Tijuana se hicieron de sus servicios del entonces jugador de 22 años. Pagaron 1.75 millones de euros, es decir, 37,281,171 pesos. En Tijuana su rendimiento incrementó considerablemente. Pasó de los 16 partidos disputados en River a los 39 en el futbol mexicano. Por si fuera poco, el medio centro mostraba su calidad en el medio terreno.

De hecho, en la ciudad fronteriza conoció a Miguel Herrera, quien lo llevaría a América en 2017. Las águilas pagaron 6.28 millones de euros por el argentino. Para dimensionar esto, cuando llegó a Xolos, Transfermarkt lo tasaba en 2.50 millones. Es decir, la venta fue prácticamente tres veces mayor a su valor en 2017.

Por lo tanto, se esperaba que Guido rindiera tres veces más que en su anterior equipo. ¿Lo hizo? Su trabajo fue de menos a más, pues a su llegada causó algunas dudas. Al principio la inconsistencia en el campo, desplantes de inmadurez y expulsiones, pusieron en tela de juicio la preparación mental del jugador, y con ello, su valor.

A esto, el mismo Guido respondió lo siguiente en una entrevista al diario ESTO. El tema de las expulsiones cuando llegué no era lo que esperaba y no la pasé tan bien en ese sentido por dejar de jugar algunos partidos. Creo que crecí en ese aspecto, en ponerme objetivos a corto plazo para poder darle más al equipo y dejar de lado las tarjetas. Es algo importante, lo miro ahora en un presente diferente a cuando llegue y me gusta, sé que puedo mejorar en lo personal, para luego hacerlo en lo grupal con todo el equipo».

Y así fue. Guido demostró que puede rendir tres veces más de lo que logró en sus equipos pasados, y que vale cinco veces más de lo tasado en 2017 (actualmente valorado en 10 millones de euros). Incluso su crecimiento lo llevó a ser convocado para la selección argentina en más de una ocasión.

En resumen, la evolución de Guido Rodríguez es especialmente significativa. De ser uno de los mediocampistas más modestos de la liga argentina a uno de los pilares del club América. Pocos jugadores en la liga pueden dar el trabajo de recuperación y salida que él aporta. Sin Guido, América pierde la brújula en la franja central. Con él, los azulcremas lucen. ¿Cuál será el tope del jugador?

Por: José Macuil García

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