Joachim Löw
Alemania ya no es lo que era. La idea de estos rubios gigantes, incansables y poderosos físicamente que ganaban sus partidos con más corazón y metodicidad que idea y gambeta ha quedado en el pasado. Todo ha sido en parte a un proceso revolucionario iniciado por Joachim Löw y la llegada de dos técnicos al futbol alemán con estilos similares -pero con diferencias fundamentales-, que en su conjunto nos dan a una de las mejores selecciones del mundo.
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Löw nunca fue una figura. Nacido en la ciudad de Schönau, combinaba su pasión por el futbol con los deberes de monaguillo. Y a pesar de que, como muchos, tenía talento y disposición, nunca pudo dar un salto de calidad a las grandes ligas. Era un delantero discreto en Friburgo, el Stuttgart, el Eintracht y equipos de Suiza y Austria.
Una lesión fuerte en 1995 lo alejó de las canchas para siempre y lo arrojó al banquillo, donde siguió con su modesta carrera de entrenador en Turquía y Austria. Sin embargo, mientras se capacitaba en la Escuela Superior de Fútbol Sporthochschule de la Federación de Fútbol de Hennef, conoció a Jürgen Klinsmann. La amistad entre los dos pronto haría que Löw abandonara la medianía y se sentara en el área técnica de Die Mannschaft.
Para Klinsmann fue difícil justificar la elección de su asistente debido a que su carrera no contaba con el pedigree que muchas personas consideraban necesario para ocupar un posición tan importante. Pero durante su tiempo en la escuela, Jürgen se dio cuenta de la visión que tenía Löw del futbol, distinta a la concepción tradicional alemana y que era justo lo que el equipo necesitaba. Entre los dos llevaron a Alemania hasta las semifinales del Mundial del 2006, para después quedarse Löw con todo el proyecto.
La idea de Joachim era buena, pero la derrota en la Euro 2008, el Mundial del 2010 y la Euro 2012 nuevamente ponían en entredicho el estilo que manejaba. Tuvieron que llegar Jürgen Klopp y Pep Guardiola a la Bundesliga para que Joachim finalmente pudiera ejecutar el futbol que tanto había trabajado y que a la postre lo haría campeón del mundo. Pep, obsesivo en la posesión del balón y Klopp, más rápido al hacer la transición del ataque… aquellos equipos del Bayern Munich y el Borussia Dortmund fueron fuente de inspiración para Löw, que supo tomar lo mejor de ambos y que finalmente le dio a Alemania su cuarta estrella en Brasil 2014.
Sin embargo, la pregunta persiste: ¿fue Löw el que favoreció este tipo de juego en la liga alemana, o nunca hubiera funcionado el proyecto sin la llegada de entrenadores con una visión distinta? Aún sin tener el renombre, el carisma, o el perfil de Franz Beckenbauer, Berti Vogts, Helmut Schön y Sepp Herberger, su nombre estará con todos ellos, entrenadores victoriosos del conjunto teutón, y eso es algo que hace a la figura de Joachim Löw, una de análisis y respeto.
Por: Bernardo OV
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