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Ultras, hooligans, hinchas del futbol… son grupos de jóvenes (y no tanto) que llevan la pasión desbordada por sus equipos hasta el extremo y que hacen del fanatismo su bandera. El término ultra se generó para calificar a grupos organizados de aficionados europeos dentro de los estadios de futbol durante la década de los 80, el ultra es el sujeto que va más allá del que alienta a su equipo en la cancha, él toma su propio juego dentro y fuera de ésta, expresándose de una forma pasional, con un espectáculo de bengalas, mosaicos o cánticos, y también de una forma radical con el uso de la violencia

Las palabras para denominar a los aficionados radicales dentro de la escena del fútbol varían según la región de la que se esté hablando. Hooligan es la palabra más conocida para referirse al radical británico, en general, y que tuvieron gran relevancia por sus actos violentos en todo Reino Unido durante los 60 y 70. Los llamados ultras son sobre todo aficionados de Europa, sin embargo, este término también es retomado para denominar a hinchadas de aficionados en los países norafricanos y del Medio Oriente, junto con algunos países asiáticos, como Japón, Malasia o Corea del Sur, donde la popularización del futbol ha incrementado en las últimas décadas.

La violencia desatada por estos grupos dentro y fuera de los estadios ha sido una constante tan vieja como el deporte mismo, no se puede hablar exactamente sobre los inicios del hooliganismo o el movimiento ultra en la escena de los campos europeos. Sin embargo, sí se puede analizar, y se han hecho, algunas preguntas respecto a estos grupos ultras como ¿qué es lo que motiva a estos grupos a actuar de esta manera?, ¿qué ideas impregnan dentro de su estilo de vida?, y ¿qué es lo encuentran en la violencia, algo tan atractivo para ellos?

Los ultras han tenido un gran repunte en los escenarios europeos, en especial en las zonas de los países eslavos (Rusia, Serbia, Polonia, Croacia), en donde se ha visto un incremento de actividad por parte de estos grupos radicales. La mayoría de los casos son jóvenes quienes componen a dichos colectivos, guiados por gente más grande y experimentada en el ámbito ultra.

Muchos de los jóvenes que se unen a grupos ultras buscan la manera de pertenecer a algo más allá de su simple afición; sienten que su vida gira entorno a una causa, y esa es la de alentar y defender a su equipo frente a otros rivales. Todo esto se gesta en un espacio de reunión donde los fuertes lazos de amistad, entre los miembros del grupo, queda plasmado, y ese lugar es el bar donde se juntan antes y después del partido, compartiendo sus experiencias de forma colectiva.

Sin embargo, existen otros motivos más oscuros que han llevado a jóvenes a engrosar los números de algunos grupos ultras, entre estas razones se encuentra la ideología que los inunda. Llevar una tendencia política dentro de estos grupos ha sido una constante que se viene desarrollando desde los años 90. La mayoría de los ultras ejercen un pensamiento político que expresan abiertamente en los campos de futbol, sin embargo, muchas de estas tendencias van encaminadas hacia la extrema derecha, aunque también existen grupos ultras que se contraponen a estos ideales, imponiendo una actitud antifascista y antirracista.

Bukaneros, grupo ultra con ideología de izquierda que alienta al Rayo Vallecano.

Esto ha llevado a que los enfrentamientos entre ultras sean una constante más violenta dado que la ideología política se impregna tan fuerte en estos radicales, que acabar con el rival se hace indispensable para que sus ideales sean aplastados. Choques así se han dado en varias ocasiones dentro del mundo de los ultras, como por ejemplo los Bukaneros ultras antifascistas del Rayo Vallecano en contra de los Ultras Sur, los radicales del Real Madrid con tendencias fascistas.

Un claro ejemplo de ello fue cuando en la ex-Yugoslavia, allá por el año de 1990 y a punto de entrar en una guerra civil, se enfrentaron los ultras del Dinamo Zagreb (Croacia) y los del Estrella Roja de Belgrado (Serbia) dentro de un partido de liga por motivos políticos, ya que los primeros anhelaban un país soberano, fuera de la órbita serbia, y los segundos querían mantener unido a la Yugoslavia, por lo que veían a los croatas como destructores de ese sueño. Ambos grupos dejaron de lado la pasión que tenían por sus respectivos equipos y se enfocaron en un conflicto de ideales políticos.

Grobari, el grupo ultra con tendencias de extrema derecha que apoya al Partizán de Belgrado.

No obstante, más allá de las tendencias políticas que llevan y practican dichos grupos, la verdadera característica que los identifica es la pasión que expresan dentro de los estadios. Banderas que no paran de ondear, mosaicos que traen consigo mensajes de apoyo a sus equipos, fuego y humo de bengalas que iluminan las tribunas, cánticos que animan y ponen ambiente e insultan al oponente, destrozos de mobiliario del mismo inmueble, e incluso peleas, ya sea contra aficionados rivales o contra la policía. Son ellos los que dan color y vida a los estadios, pues generan un ambiente de mucho frenesí.

El estilo de vida del ultra tiene como objetivo ir más allá del puro amor al equipo que alienta. Los jóvenes que se enroscan en dichos colectivos centran su atención en vivir y morir por el mismo grupo. Dicho así, los ultras llevan una vida inmersa de pasión que se expresa en violencia, peleando contra aficiones rivales, pero también llevando a cabo espectáculos dentro de los campos del futbol, los cuales son denotados como actos vandálicos, por ejemplo el prender bengalas.

De igual manera los ultras generan un enemigo primordial y que es una de las principales características de la cultura ultra, el odio hacia las fuerzas de seguridad pública, es decir, la policía. Crean una figura antagónica a su modo de vida, pues consideran que la policía solo está ahí para reprimirlos y cesar su vida de pasión, por lo cual se enfrentan a ella.

El acrónimo A.C.A.BAll Cops Are Bastards– utilizado en mantas, playeras y banderas por parte de los ultras, habla de la importancia del odio hacia la policía porque representan todo lo contrario a la forma de vida del ultra, y ellos siempre buscan desafiar a la autoridad. Después siguen en la lista de enemigos otros grupos radicales de equipos rivales, en especial con los denominados derbis o clásicos los cuales son los partidos más importantes de la temporada, dado que ahí la pasión se desborda al límite.

Sin bien los ultras son reprobados por la sociedad en general dado sus comportamientos, son ellos mismos los que dictan sus propias leyes y poco les importa la opinión pública y periodística. Llevan el estilo de vida que ellos buscan, alentado a su equipo, cantando, bebiendo y peleando, pero todo esto carecería de sentido si no lo hicieran con personas que consideran sus hermanos con quienes comparten la misma pasión, porque primero está el grupo y el futbol, y después está todo lo demás. Así es la vida de los ultras, movidos por la pasión.

 

Por Manuel Vázquez Laguna

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