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Shevchenko

El silencio se rompió. Un gran estallido cimbró las calles. Las llamas se propagaron rápidamente. El olor a calcinación era un gran indicio de la tragedia. Sí, mucho peor que ver el descenso de un equipo en medio de una multitud que lanza bengalas en el estadio-.

Era el reactor cuatro de la Central Nuclear de Chernobyl que acababa de explotar. Provocó el esparcimiento masivo de material nuclear, ese que mata cientos –o quizá miles de personas- en el mundo, que destruye mundos, sueños y vidas.

La gente huye con pavor. Por lo menos, 30 kilómetros de la zona cero. Se habla de 40 mil habitantes. No hay certeza de las autoridades soviéticas, se rumora que 20 mil personas murieron por la radiación y que 300 mil vivirán para siempre con efectos secundarios.

En el éxodo masivo de la ciudad de Dvirkivschyna va un niño de nueve años, hijo de un mecánico. Decisión de vida, su familia partió al mar Azov. Su nombre: Andriy Shevchenko. El pequeño había ingresado al Dínamo de Kiev, el equipo que fue semillero de talento de los futbolistas de la Unión Soviética. Alexander Shapkov vio en él una velocidad sin precedentes con el balón. Tuvo razón, al poco tiempo, ganó el trofeo ‘Ian Rush’ al mejor jugador y máximo goleador en el Torneo Internacional Sub-14, disputado en Gales.

Esas buenas impresiones le hicieron acreedor al sobrenombre de Supermán de Dvikivcshyna.

El mismo Ian Rush le regaló un par de botines firmados. ¡No puede haber mejor regalo que ese para un niño que no le importa la fama, solo lo que ama! Los agüeros fueron positivos para Shevchenko. El Coronel Valery Lobanovsky pulió cada pase del joven ucraniano en el Dínamo de Kiev. Se volvió de los jóvenes más rápidos de la cantera y, sobre todo, más obstinado, aun con el frío de la región. Esas buenas impresiones le hicieron acreedor al sobrenombre de Supermán de Dvikivcshyna.

Así, a los 18 años de edad jugó su primer cotejo de Champions League ante el Bayern München. Noche mágica. Shevchenko hizo un gran gol. La historia de un sobreviviente comenzó a llenarse de vivencias como aquel hat-trick en pleno Camp Nou en 1997 o la eliminación del Real Madrid en 1999, lo que le valió el pase a la élite de los delanteros europeos. Esto le valió su pase al AC Milan, donde se volvería recambio natural de Marco Van Basten. 

Seguro que ese niño de nueve años no imaginó que esa decisión de vida lo llevaría a la gloria europea, que unas horas hicieron la diferencia de esfumar sus sueños o de hacerlos realidad. El resto de ‘Sheva’ es historia…

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Por: Georgina Larruz / @LarruzMG

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