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Bundesliga

El 16 de mayo de 2020 será considerado como un día histórico: después de 65 días de ausencia, el balón volverá a rodar en Alemania; será un momento trascendental para la historia del futbol -y de la humanidad, claro está-. Sabemos que en naciones como Bielorrusia o Nicaragua nunca detuvieron actividades, sin embargo, la Bundesliga será la primera liga élite de futbol que volverá. Nueve partidos divididos entre sábado y lunes nos tendrán pegados a la pantalla (¿no llevamos meses así?); ya sea por curiosidad, por diversión o por urgencia, el futbol cumplirá su misión originaria: hacer menos pesada la vida cotidiana. 

El último partido de la liga germana se disputó el 11 de marzo entre el Borussia M’gladbach y el Köln (2-1). Realmente nadie -ni la poderosa canciller, Angela Merkel– podía pronosticar a ciencia cierta lo que ocurriría después; llevamos más de dos meses de muertes, de enfermedad, de encierro, de incertidumbre, de frustración, de angustia, de enojo (querido lector/a, agregue aquí todas las emociones que ha experimentado durante la pandemia, todas y cada una son igualmente válidas), y no vemos para cuándo esto volverá a ser como antes. 

Aceptémoslo: al menos por algunos años, nada volverá a ser igual, ni en la vida ni el futbol. Mañana asistiremos como espectadores a una clase (¡también a través de la pantalla!) sobre comportamiento social; literalmente seremos testigos de cómo las prácticas colectivas se modificarán y a qué rarezas de la convivencia nos tendremos que acostumbrar. Mañana no habrá afición presencial en los estadios pues los encuentros se llevarán a cabo a puerta cerrada; previo a iniciar el encuentro, los futbolistas mantendrán distancia de metro y medio en el túnel y saltarán al campo de manera individual; veremos a los suplentes usar mascarillas y dejar un asiento entre ellos; no habrá saludos ni fotos ni festejos entre los jugadores… 

Mañana cuando caiga el primer gol entre el Borussia Dortmund y el Schalke 04 saltarán las alarmas. ¿Seguirán los futbolistas el protocolo o están tan acostumbrados a los abrazos grupales que olvidarán las reglas? Mañana cabrá la pregunta en todo espectador: ¿es eso realmente futbol? Quizá la respuesta más acertada -aunque no la más deseada- podría ser: es lo que hay. En pocas palabras, mañana será el primer paso para normalizar lo que sabemos que debemos aceptar y llevamos meses negándolo. La “nueva normalidad” llegó para quedarse. 

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El panorama no es sencillo y esta decisión no se tomó a la ligera. Hasta el 15 de mayo se confirman más de 4 millones de personas infectadas con el coronavirus en todo el mundo, y más de 300 mil defunciones. Sólo en Alemania se han dado más de 175 mil casos confirmados con COVID19, y el país está por alcanzar las 8 mil muertes. Además, la nación teutona acaba de entrar -como prácticamente toda Europa- en recesión económica. 

Ante un declive de los casos, Merkel declaró que el futbol puede entrar en los planes de relajación de las medidas de confinamiento, siempre y cuando, una vez por semana así como previo a cada encuentro, los jugadores se sometan a tests médicos para descartar su contagio. Mientras que en países como Francia, Bélgica u Holanda se decidió dar por terminadas las competiciones, la Bundesliga regresará con 9 fechas pendientes; el Bayern Munich lidera el campeonato (55 puntos), solo 4 puntos arriba del Borussia Dortmund (51). 

La Bundesliga: una cuestión de Estado

Sin duda alguna, el regreso del futbol es una decisión política: Alemania quiere demostrar -una vez más- que en su ADN está impresa la palabra resiliencia. Es el país que se recuperó de las duras condiciones impuestas por el Tratado de Versalles al acabar la Primera Guerra Mundial, el que no esconde su pasado nazi sino que lo acepta y lucha por erradicarlo, y ahora, el primer europeo (fuertemente lastimado por el virus) en generar condiciones para que un espectáculo como es el futbol -con todos los millones de euros que implica esta decisión- regrese. En estos momentos, el futbol es una cuestión de Estado. 

El regreso de la Bundesliga es una muy buena noticia para el futbol europeo, para el regreso a una nueva normalidad y para la reactivación de una actividad tan importante económica y socialmente, declaró Javier Tebas, presidente de La Liga española.

Tebas lo sabe: no hay país ni club que pueda sostener más el parón de sus actividades productivas y de consumo. Que Alemania empiece marca la pauta para el resto de Europa. Según AP y AFP, la industria del futbol alemán le da trabajo a 56 mil personas. Con el regreso al deporte, los clubes alemanes recuperarán 300 millones de euros de derechos de transmisión, y con esto -sobre todo los clubes más pequeños- buscan contrarrestar la inminente bancarrota a la que se enfrentaban en caso de dar por terminada la temporada.

Sentimientos encontrados: ¿es responsable que la Bundesliga vuelva?

Mientras escribo esto me debato entre dos ideas aparentemente antagónicas. Por un lado reconozco que urge volver; urge que se reanuden las cadenas de producción, urge que la economía se reactive al menos de forma paulatina. También urge que haya futbol y que los sábados por la mañana tengan algo de sentido. Es evidente que cualquier persona que disfrute medianamente del juego, que mañana se enfrenten equipos que en su vida había visto por televisión le traerá alegría y esperanza. Nos tragaremos un “partidazo” como el Eintracht Frankfurt vs Borussia Mönchengladbach, o un Hoffenheim vs Hertha Berlin. No es nada personal contra el nivel de la Bundesliga; si bien sabemos que no es la mejor liga del mundo, mañana verla será como presenciar una semifinal de Champions League, o como ver la inauguración de una Copa del Mundo

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Por otro lado, es imposible no ver la fragilidad de las supuestas medidas para evitar la propagación de la enfermedad. Dado el carácter exponencial del virus, las garantías para que los jugadores, prensa, equipos directivos y médicos, entre otros, se contagien, son realmente mínimas. ¿No aprendió nada la industria del futbol con la pandemia y vuelve a percibirse a sí misma como intocable?

Aceptemos que también es una cuestión de percepción general, casi inevitable: si Alemania considera prudente volver al futbol, es porque sabe lo que hace y porque tomó las medidas de precaución necesarias. Pregunto: Si en México -en el hipotético caso de que el número de contagios lo permitiera- se decidiera reanudar el futbol acompañado de todas las medidas suficientes, ¿no habría un dejo de escepticismo casi natural en nosotros? Desde mi trinchera, la decisión parece precipitada; ojalá no salga el tiro por la culata, sin embargo, me encuentro en una paradoja: me será imposible no disfrutar -quizá como nunca en mi vida- a la Bundesliga

Por: Diego Andrade / @diego_a72

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