La marihuana en el futbol no es nueva, ni siquiera en los deportes. Su presencia ha sido continua en la historia de la humanidad y su prohibición es relativamente reciente. Fue hasta mediados del siglo XX que esta planta comenzó a ser perseguida en varios países. También cerca del ecuador de la centuria pasada, las sustancias y el deporte comenzaron un divorcio que dura hasta nuestros días. El ciclista danés Knud Enemark murió en las Olimpiadas de Roma luego de haber hecho uso de Ronicol, un vasodilatador. Esta muerte tuvo como consecuencia que se comenzaran a monitorear las sustancias que usaban los deportistas para mejorar su desempeño.
El deporte y las drogas
Al mismo tiempo se prohibió el uso de sustancias ilegales, aunque no necesariamente busquen dar un mejor rendimiento. Hay algunas drogas que pueden ayudar al rendimiento de un futbolista: ejemplo de ellas son la cocaína o las metanfetaminas, ya que son sustancias euforizantes: generan una mayor capacidad de trabajo, pero sobre todo, evita la sensación de fatiga, en gran parte debido a que ejerce su efecto sobre el sistema nervioso central.
Pero también hay otras que únicamente se encuentran vinculadas al ocio. Este es el caso de la marihuana, ya que entre sus efectos se están el aletargamiento, así como una reducción en la velocidad de reacción. Sin embargo, la FIFA la tiene dentro de su catálogo de sustancias prohibidas, básicamente porque es ilegal en la mayor parte del mundo. Según los reportes de la misma institución, cerca del 43% de los casos que dan positivo en las pruebas de dopaje, están vinculados a esta sustancia.
La marihuana en el mundo del futbol: el buen toque
A pesar de esta prohibición (o quizá precisamente por ella), la marihuana en el mundo del futbol no es extraña. Primero los conjuntos. Aunque se suele pensar que el deporte y las drogas deben caminar por vías separadas, hay otros clubes que no están tan seguros de esta afirmación. Muestra fehaciente de ello es el Christiania SC, cuyo lema es “You’ll never smoke alone”. Este equipo es el representativo de la Ciudad libre de Christiania, un pequeño poblado autogobernado que consta de 34 hectáreas y se ubica en Dinamarca. Su derby es, como no podía ser de otra forma, con el equipo de la policía. Su patrocinador oficial, por lo menos hasta el año pasado, era Woodstock (un bar local, no el festival) y Alis, una marca de ropa para skaters. Hasta Snoop Dogg (célebre amante de la hierba) ha portado su jersey.
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En cuanto a jugadores, hay varios que han sido descubiertos consumiendo esta planta. Uno de los casos más sonados de los años noventa fue el de Chris Armstrong, que militaba en el Crystal Palace de Inglaterra. Aquel 1995, el hecho fue un escándalo, que le acarreó una suspensión de cuatro partidos por parte de la FA, además de ser obligado asistir a sesiones de rehabilitación y consejería.
El futbolista dentro de la industria del cannabis
Si bien se pueden sumar otros más, quizá el más llamativo sea el de Mark Bresciano, jugador emblemático de Australia. Militó durante más de una década en el futbol italiano y representó a su país en tres mundiales (Alemania 2006, Sudáfrica 2010 y Brasil 2014). Cuando la carrera de un jugador termina, el siguiente paso suele ser una profesión ligada a su deporte: comentarista, entrenador, directivo. Pero Bresciano eligió un camino un poco menos ortodoxo: se dedicó a la industria de la marihuana.
Aunque su empresa aún no arranca de manera oficial, ya tiene varios elementos que no son menores: temas como los permisos o el lugar de la empresa ya estaban resueltos a finales del 2018. Según sus propias afirmaciones, lo único que está esperando es tener el conocimiento necesario para poder producir un producto de alta calidad, por lo que está visitando países como Canadá, Estados Unidos y algunas partes de Europa, para asesorarse con los mejores. Su empresa llevará el nombre de Greenhope.
Por último vale la pena mencionar a Bob Marley. El jamaiquino es un símbolo en muchos frentes: desde genio del reggae, hasta prominente defensor de la marihuana. Si esto no fuese suficiente, también era un amante del balompié. Fue justamente un golpe en el pie, mientras jugaba futbol, lo que le hizo enterarse de que tenía cáncer, enfermedad que finalmente lo arrebataría de este mundo.
El planeta parece caminar hacia la legalización del cannabis. Países como Canadá, Uruguay, Holanda y México ya han dado ese paso. En este último país, el senado aprobó en lo general un dictamen que favorece su uso lúdico, médico, industrial y científico. Probablemente en un mediano plazo muchos otros países permitirán el uso recreativo de esta sustancia, ante lo que cabe preguntarse, ¿cuál será entonces la relación del balompié con la marihuana?
Por: Alberto Román / @AlbertoRomanGar