Seguro nunca has oído hablar de Simon Kuper, y ya es momento de que lo hagas. Este hombre de nombre cacareado, merece un lugar en tu cosmovisión porque hizo de la mejor experiencia de su vida su legado profesional, y a partir de ella construyó el icono que es hoy para quienes escriben de futbol. Este inglés, que hoy es tal vez de la edad de tus padres, tenía 25 años a principios de los 90 cuando decidió usar las 5,000 libras que tenía ahorradas para viajar por el mundo de la manera más austera posible y conocer desde la trinchera de un economista dedicado al periodismo, la relación entre el futbol y la cultura de los países. De ese viaje nació uno de los libros de la cultura balompédica que más vas a disfrutar en tu vida: Futbol contra el enemigo.
En dicho libro, Kuper apunta que hay cuatro estilos de juego en el futbol, y que todos los equipos del planeta son, o la implementación pura de alguno de ellos, o un híbrido, pero que sobre estos cuatro pilares se construyó el futbol (o al menos así fue hasta hace 25 años).
El juego largo es el que nosotros conocemos mejor como el futbol inglés, ese de pases fuertes y pegados al perfecto recorte del césped, de centrales implacables y descorazonados, mediocampistas resistentes y virtuosos, y delanteros letales. El juego largo es el de la Premier que cuando se publicó aquel libro apenas iniciaba, pero que se jugaba desde años antes en la liga inglesa. Kuper menciona también el futbol total que desarrollaron Cruyff y Michels en la Holanda de los 70, la más irreverente de las propuestas tácticas de la historia del balompié (y tal vez del deporte), que consistía en poner a los jugadores en muchas diferentes posiciones durante el mismo partido. La idea se consolidó con un par de finales de Copa del Mundo y llegando a ser la base del juego de equipos de primera línea como el Barcelona o el Milan. Todavía eran los años en los que la selección brasileña dominaba el futbol mundial, de ahí que el futbol de piano y betún sea el tercer sistema de Kuper. Sobra decir que es un eufemismo de la expresión Jogo Bonito que es exclusiva de Brasil, para poder incluir a Sudáfrica donde, dice Kuper, fue el lugar en el que vio más marcado este estilo de juego que consiste en tomar la bola y retenerla con elegancia y estilo, demostrando lo más posible las aptitudes tácticas y humillando esporádicamente al defensor.
Por último, y escrito deliberadamente en un párrafo aparte, el estilo de juego que compete a este texto. Aunque hay quien dice que Helenio Herrera no fue quien inventó el catenaccio, él es el padre de este estilo de juego. El mismo Simon Kuper lo fue a visitar a su casa en Venecia, en donde tuvieron una conversación de la que vale la pena sacar algunos apuntes tanto de este estilo de juego como del entrenador para tenerlos a la mano.
(CASI) TAN POPULAR COMO SOFÍA LOREN
Aunque dirigió a equipos como el Barcelona, la Roma, el Sevilla y las selecciones de Italia, Francia y España, definitivamente donde tuvo más éxito fue con el Inter de Milán. Dirigió a los neroazzuros por ocho años, en los que consolidó su estilo de juego y ganó dos Copas de Europa y tres títulos de liga. En aquellos días en los que formaba su leyenda, Herrera fue cuestionado por la prensa en qué lugar quedaría si se realizará una encuesta de popularidad en Italia, a lo que contestó que en segundo lugar, detrás de Sofía Loren, pero sólo porque ella tiene más curvas.
¿QUÉ ES EL CATENACCIO?
Después de la larga charla que tuvo el autor de Futbol contra el enemigo con Herrera, la definición que plasma en su libro sobre el estilo de juego del entrenador fue la siguiente: [El catenaccio] se trata de un sistema en el que el líbero (el defensa que no marca a ningún delantero rival) juega por detrás de los otros defensas (que sí marcan al hombre) dejando el balón al rival y formando de ese modo una especie de candado (catenaccio significa cerrojo) frente a la portería. El catenaccio, como atestiguan varios Mundiales, es un futbol tan aburrido como efectivo.
EL PRIMER LÍBERO
Como ya quedó muy claro en la definición, no se puede hablar del catenaccio sin mencionar al líbero. Tal vez la idea de darle la pelota al rival no fue de Helenio, pero de acuerdo a la entrevista con Kuper, sí fue él el primero en implementar al líbero en este sistema, de hecho fue él quien como jugador, inventó esa posición:
—Así era como jugábamos entonces— dijo, dibujando en un pizarrín el viejo sistema WM (una especie de 3-4-3)—. A falta de quince minutos ganábamos por 1 a 0. Yo era este, el lateral izquierdo —dijo señalando el dibujo que había esbozado—. Entonces me acerqué al compañero que jugaba de interior izquierdo, le di un golpecito en el hombro y le dije: “Tú ocupa mi puesto, que yo me voy detrás de la defensa”. Ya en mi época de jugador tenía estas ideas. Y ganamos. Cuando años más tarde me hice entrenador, me acordé de esa idea.
CATENACCIO MAL APLICADO
A mí cuando era chico mi papá me enseñó que el catenaccio estaba mal porque era aburrido. Lo dice Kuper y lo dicen todos los que miden el espectáculo de un partido de futbol por los goles. Sin embargo, cuando Helenio Herrera es cuestionado sobre esta cuestión asegura que el catenaccio es un sistema muy criticado porque está aplicado inadecuadamente, ya que mientras los dos defensas centrales que están delante del líbero tienen que marcar personalmente, los laterales tienen que atacar. De ahí que el técnico haya contratado a Giacinto Facchetti, el mediapunta del Tervigliese (que tenía formación en el atletismo) y todavía siendo adolescente lo haya debutado como lateral con el Inter para convertirlo en uno de los mejores de la historia en esa posición.(¿No te suena esta idea de juego al lavolpismo que es, para muchos, el sistema más espectacular que hemos visto en los últimos años en el futbol mexicano?).
LAS CONCENTRACIONES, HERENCIA DE HELENIO HERRERA
A los italianos les gusta mucho la fiesta, pero les gusta más el futbol. Todos recordamos las historias de cuando Ronaldinho estuvo en el Milan y la gente lo sacaba de las discotecas para que descansara de cara a su partido del día siguiente. Cuando Helenio Herrera llegó al Inter, le llamaban mucho la atención las constantes llamadas de los aficionados en la madrugada para avisarle que los jugadores estaban de fiesta. En esos días fue que el técnico se convenció de uno de sus más importantes principios un equipo, una familia y decidió concentrar a los jugadores el día antes de los partidos. Los citaba en un hotel y los llevaba por la tarde a caminar, a tomar un helado y platicar sobre cómo estaban. De esa forma no sólo mejoró el ambiente del club, también se aseguraba de que estaban en el mejor estado físico el día del partido.
UN JUEGO DISEÑADO PARA GANAR, QUE SABE PERDER
Helenio Herrera lo hacía todo para ganar: sacrificaba la estética del juego, concentraba a los jugadores, le pedía al masajista que le contara todos los comentarios de los jugadores que tuvieran que ver con el equipo mientras recibían el servicio… incluso motivaba lanzándoles balones sin prevenirlos para preguntarles ¡¿qué piensas de este partido?!, ¡¿por qué vamos a ganarlo?! a lo que los jugadores tenían que contestar cosas como ¡ganaremos porque queremos ganarlo!. Herrera tomaba la pelota y la levantaba lo más alto que podía y gritaba ¡Es la Copa Europea! ¡Vamos a ganarla! ¡Ahhhhhh!
Cualquiera pensaría que alguien con esta mentalidad se devastaría con la derrota, que no sabría superarla, sin embargo, todo lo contrario. Cuando los resultados no salían para los equipos de Herrera, él decidía cantar con el equipo. Tomarlo de la mejor manera y disfrutar los viajes de regreso a casa
Cuando perdíamos un partido, les decía a los jugadores: “¡Vamos a cantar!”. Y en el viaje de vuelta, nos pasábamos horas enteras cantando. Recuerdo un día que perdimos en Sevilla y cuando regresábamos en autocar nos pusimos a bailar flamenco.
EL PRESTIGIO DE LOS ENTRENADORES EMPEZÓ CON HELENIO
Según Herrera, antes de él, los entrenadores tenían poca autoridad ante los jugadores y los directivos. Cuenta que cuando llegó a dirigir a la selección española, Alfredo Di Stéfano ni siquiera le quiso estrechar la mano por estar en desacuerdo de que un extécnico del Barcelona dirigiera al conjunto nacional. Sin embargo, Helenio Herrera tomó el toro por los cuernos y el primer día que se plantó en el vestidor mencionó: Soy el entrenador y a partir de ahora aquí mando yo. Fue entonces, cuenta, cuando los entrenadores ganaron prestigio y empezaron a ganar dinero de verdad.
EL VERDADERO AUTOR INTELECTUAL DEL CANETACCIO
En el capítulo 9 de Futbol contra el enemigo, Simon Kuper cita a uno de los más importantes autores sobre futbol de la historia, de hecho, tal vez el primero relevante, un inglés de nombre Brian Galville alguna vez mencionó que el verdadero autor de este estilo de juego no fue Helenio Herrera, sino el entrenador austro-húngaro Karl Rappan, que en los años 50 se convirtió en el técnico de la Selección suiza con más triunfos. Más tarde, en 2012, Chema Erre aclararía en el número 14 de la revista Panenka que este sistema que fue bautizado como verrou (hormigón, en castellano) consistía en hacer flexible el parado WM entre el marcaje defensivo por zona y personal, y que si bien sentaría las bases para el catenaccio por usar eventualmente un cuarto defensa para fortalecer la zaga del equipo, no fue esta su principal característica sino el trabajo colectivo.
Ya haremos algún texto sobre la presencia de los entrenadores en la historia del juego, alguno sobre la espectacularidad o la evolución de los sistemas, tal vez incluso uno particular sobre el futbol total en el que volveremos a mencionar a Rappan, que promovió que los jugadores cambiaran de posición y responsabilidades según el partido… pero por lo pronto, en este capítulo que hemos desmenuzado de Futbol contra el enemigo sobre Helenio Herrera, queda muy claro que ocupa un lugar fundamental en la lista de entrenadores que más han aportado a la profesión del director técnico y a los sistemas tácticos del balompié.
Por Pedro Gonmoc @PedroGonMoc