Si Javier Aguirre llega al mundial de 2026, finalmente logrará completar su primer ciclo mundialista, aunque eso sí, por partes. 

Este sábado 7 de septiembre Aguirre debutó por tercera vez como entrenador de la selección mexicana. El escenario fue el de un Rose Bowl más vacío que lleno y frente al combinado neozelandés. El resultado fue de tres a cero a favor de México. 

A pesar de ser el entrenador mexicano con la carrera más exitosa en el extranjero, en realidad nunca ha terminado un ciclo mundialista completo, en su lugar, siempre ha llegado como un salvavidas a mitad del proceso. 

En su primera etapa al frente de la selección, en la que llegó para sustituir a Enrique Meza, hizo su debut el 1 de julio de 2001 en un partido eliminatorio frente a Estados Unidos. Dejó el puesto poco menos de un año después, tras la eliminación del mundial Corea-Japón 2002, el 17 de junio de ese año. Curiosamente su último enfrentamiento fue también contra los vecinos del norte. 

Siete años después, el 6 de junio de 2009, el Vasco regresó al banquillo nacional, en esta ocasión para relevar a Sven-Goran Eriksson. El resultado fue una derrota como visitante frente a El Salvador. Tal como sucedió la primera vez, en esta segunda, Aguirre ya tenía las maletas listas para el momento en que México fuera eliminado del mundial. Es así que el 27 de junio de 2010 dijo adiós luego de perder tres a uno ante la Argentina de Maradona. 

En ambas ocasiones, días más, días menos, el Vasco estuvo prácticamente un año al frente de la selección nacional. Así que si juntamos esos dos años con el par que virtualmente estará de aquí al mundial de 2026, finalmente habrá completado cuatro años como entrenador de México. 

De alguna u otra forma, esto es un reflejo del andar del futbol mexicano a través de la historia. Irregularidad, procesos cortados y soluciones inmediatas. Porque además recordemos que la fórmula se repetirá, pues apenas México quede fuera del próximo mundial, Aguirre dejará el puesto. 
El futbol de este país jamás supo cómo sacar provecho del que, ahí humildemente, ha resultado ser su entrenador con la mejor carrera más allá de nuestras fronteras o en otros palabras, más allá de los Xolos en los que alguna vez estuvo el Piojo Herrera o de los Jaguares de Chiapas por los que pasara el profe Sergio Bueno.