Partió quien fuera conocido como “el cantautor de las cosas simples”. Con una capacidad admirable para describir de manera estética y elegante los elementos más cotidianos de la vida diaria, se convirtió en un referente de la música latinoamericana. Su partida nos obliga a recordar a Alberto Cortéz y su canción sobre el balompié, a mediados de los noventa, en la que condensaba de manera magistral la esencia del juego de pelota más famosos del mundo.
Simplemente Futbol
En ella no deja de zurcir la apoteosis de lo gigante con la modestia de quien comienza a amar la pelota en una modesta cancha de barrio. Si “Simplemente futbol” consigue algo es mostrar al esférico como un fenómeno que se conduce con los pies, pero que guía a la cabeza. El balón recorre el piso polvoso de una cancha improvisada en cualquier parte de Latinoamérica, de Siria, de algún lugar en África. Pero la mente está en un estadio hecho una sola voz, en un futuro donde el marrón de la cancha, mutará por un verde perfecto para el balón.
El tema conjunta la voz del aficionado que se vuelve loco por su equipo, con imágenes de los grandes jugadores de Argentina, de sus más grandes obras. El niño que sueña, el gigante que abre las puertas del Olimpo con sus propios pies. Esa era uno de sus dones. Convertir en una experiencia lo cotidiano, vincular el momento de la gloria, con su nacimiento, que no es otro que el del chico que sueña.
Desde “Callejero”, donde transformaba la vida y muerte de un perrito de calle en una verdadera tragedia, hasta “Simplemente fútbol”, donde tiende un hilo entre la grandeza del ídolo y la ilusión de la infancia. Alberto Cortéz supo tejer de forma tal con las palabras, que podía convertir cualquier hecho en una experiencia extraordinaria.
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Escucha la canción aquí:
Por: Alberto Roman / @AlbertoRomanGar