La estirpe italiana en el futbol es muy fácil de identificar; jugadores fuertes, que no dan un balón por perdido: guerreros en el sentido más amplio de la palabra. Antonio Conte cumple sobrado estos atributos. es el italiano tipo.
Un futbolista de pocos equipos y muchos títulos. Desafortunado en el juego de selecciones pero afortunado en el amor de sus clubes. Nacido un año antes del Mundial en el que su selección cayó ante Brasil en el Estadio Azteca, Conte fue un jugador de dos equipos: el Lecce y la Juventus. Abrazado a las viejas costumbres, no fue un futbolista que se mudara con periodicidad en su carrera.
Aunque el Lecce fue su cuna y casa de la 85-86 hasta la 90-91, el equipo que lo arropó en la década de los 90 le dio copas hasta la saciedad; la Vecchia Signora del Calcio tocó a su puerta para convertirlo en ídolo bianconero y seleccionado nacional. Con el gigante italiano, Conte se convirtió en lo que hoy llamarían los modernos un “box to box”, jugador con llegada en ambas áreas, un despliegue físico excepcional y la capacidad de anotar con un disparo potentísimo de media distancia. Sus goles en la Juve son de una manufactura de alta calidad estética.
En Turín consiguió 5 Scudettos, 1 Copa de Italia, 4 Supercopas de Italia, 1 Copa de la UEFA, 1 Copa de Europa, 1 Supercopa de Europa, 1 Copa Intercontinental Y 1 Champions League, la última que levantó el equipo bianconero. Disputó más de 400 partidos con la camiseta juventina y anotó 44 goles. Los números son de una leyenda absoluta.
Con su selección nunca tuvo fortuna, aunque solo jugó dos torneos y anotó dos goles, en ambos llegó a la final y cayó ante Brasil y Francia en la Copa del Mundo 1994 y Eurocopa 2000 respectivamente. Aquel equipo italiano plagado de estrellas se quedó con las ganas de levantar un título internacional. Pero la relación de Conte y la número 5 no terminaría tan pronto. Un jugador nombrado Caballero de la Orden al Mérito de la República Italiana en 2000 no podía abandonar el terreno donde se hizo de la nobleza.
La calvicie que ya no fue
Es común asociar a Conte con una cabellera espectacular, peinado abundante y ningún problema aparente de calvicie, sin embargo esto no siempre fue así; durante su estancia en Juventus, el jugador se sometió a un tratamiento capilar para recuperar cabello ante la calvicie que se asomaba inminente.
Una nueva vida en el banquillo
Luego de su retiro en 2004 como un consagrado en la Juventus y dos años de prepararse para el banquillo, el Arezzo de Serie C le dio la oportunidad de dirigir profesionalmente por primera vez. Después de su aventura en categorías inferiores, logró ascender al Bari en 2009 y asomó la cabeza entre los técnicos italianos del momento.
Navegó en los banquillos del Atalanta y del Siena, pero el esperado llamado llegó: la Juventus de Turín lo nombró su técnico en 2011 y la magia sucedió inmediatamente: el técnico italiano dirigió al conjunto piamontino 151 partidos, de los cuales ganó 102. Un completo escándalo. La Vecchia Signora estableció un nuevo récord de puntos en las 5 mejores ligas de Europa con 102 puntos. Por si esto no fuera suficiente, ese equipo ganó todos y cada uno de sus partidos como local esa temporada. Conte se convirtió en doble ídolo; en la cancha y el banquillo.
Conte rompió con el viejo estilo de 4 defensores en Italia; usando una línea de 5 defensores ha llevado con orgullo el juego defensivo como bandera. El arte de defender le dio 3 Scudettos y dos Supercopas de Italia, y aunque se tornó en una figura indiscutible, la sequía de títulos europeos lo separó del equipo de sus amores. La espinita está clavada desde entonces.
El llamado azzurro
Después del Mundial de Brasil 2014, el combinado nacional italiano llamó al teléfono de Conte para formalizar algo que todos esperaban: su llegada al banquillo. Lamentablemente la estadía del técnico no fue la mejor y terminó separándose del cargo. Conte es como esa pieza que el hincha siempre espera que encaje en su equipo, ese técnico que todos quieren tener –incluida su selección– pero que siempre, por alguna cuestión inesperada, no termina de explotar.
Un barco hacia Inglaterra llamado Chelsea
El conjunto blue no ha vivido sus mejores momentos los últimos años, entre un cambio generacional y la inestabilidad en el banquillo, los de Stamford Bridge no han consolidado un proyecto firme hasta la reciente llegada de Thomas Tuchel. Sin embargo, en 2016, gozaron de un poco de la miel del éxito de nuevo, cuando el italiano se convirtió en técnico de los londinenses.
Con el Chelsea Conte consiguió consagrarse campeón de Premier League en la campaña 2016-17 y campeón de FA Cup en la 2017-18. Sin duda una gestión que muchos aplaudirían, pero el exigente dueño de los ingleses y la incomodidad de varias partes terminó por minar la estadía de Conte en Londres.
El giro a Italia
Tras un año sin dirigir, los dueños multimillonarios del Inter de Milán voltearon hacia el patio de Conte y le propusieron un proyecto para la vuelta del cuadro interista a los grandes escenarios del futbol europeo. Llegó al banquillo en 2019 y ha armado desde entonces un equipo con una calidad no vista desde hace mucho en el cuadro interista.
De la mano de Lautaro, Lukaku, Vidal, Hakimi, Handanovic, Kolarov, Young y compañía, han conseguido en el curso 20-21 el ansiado título de la Serie A, terminando con una racha de nueve títulos de liga consecutivos. Una gesta histórica para los neroazurri.
La historia de Conte seguro nos llenará más la pupila con triunfos y copas en la vitrina, tiene ese ADN italiano aderezado con el estilo de vanguardia de los técnicos modernos, una combinación rara de alguien tan, pero tan italiano.
Leer más: Tridentes históricos
Síguenos en Google News
Por: Alfredo Canseco / @alfrecanseco