Las últimas noticias sobre las nuevas reformas económicas y sociales de Arabia Saudita -un proyecto llamado Visión 2030– han inundado las principales páginas de los medios internacionales, y no es para menos, pues el país de Medio Oriente es el más estricto del mundo en cuanto a derechos para las mujeres se refiere. El principal impulsor de estos cambios es el príncipe heredero Mohammad bin Salman, quien busca modernizar a la nación islámica más conservadora.
Entre las nuevos permisos para las mujeres del Reino de Arabia Saudita se encuentran el derecho al voto desde 2015, la conducción de automóviles -y desde el año 2017 pueden manejar motocicletas y camiones-, así como el ingreso a eventos deportivos en tres estadios: Rey Fahd en Riad, Rey Abdullah Sport City en Jeddah, y Príncipe Mohammed Bin Fahd en Dammam. Iniciativa muy aplaudible, sin embargo, ¿esto realmente impacta y mejora la cotidianeidad de las mujeres sauditas? Vayamos paso por paso.
En aquel país, las mujeres requieren de un tutor llamado mahram, el cual puede ser cualquier pariente masculino, quien debe acompañarlas o darles un permiso si es que ellas desean salir a la calle -para hacer cualquier actividad-, viajar, trabajar, etc. Del mismo modo, el Reino tiene reglas rígidas con respecto a la mezcla entre los sexos opuestos, estableciendo lugares especiales para mujeres y otros para hombres. Además de esto, existe la conocida prohibición sobre su vestimenta, siendo la abaya su única prenda permitida.
Hasta el momento, nada de esto suena alentador para las saudíes, pero algún rabonero podría argumentar ¿qué hay acerca del permiso de entrar a los estadios? Es un paso… Sí y no. Está bien, por primera vez pudieron entrar a un estadio para celebrar una fiesta nacional y podrán hacerlo hacerlo a partir de este año a partidos de futbol de Primera División, SIEMPRE Y CUANDO vayan acompañadas de su tutor o tengan su permiso. Es decir, existirán áreas exclusivas para ellas y sus familias. A esto hay que agregar otra variable: la de mujer como espectadora, pueden observar y ser parte del evento, ¿pero hasta qué punto son un agente activo si es que son vigiladas bajo el ojo masculino, social y religioso?
Pero Arabia Saudita no es el único territorio atrasado y contradictorio en ese sentido. Irán tampoco permite la entrada de las mujeres a los estadios, excepto si es por invitación, sin embargo, en el Mundial de Rusia 2018 se permitió que las mujeres iraníes entraran al Estadio Azadí para que disfrutaran del partido contra España. Esto podrá sonar como un gran avance, pero las reglas de género siguen aplicándose, pues la televisión de dicho país censuró las imágenes de aficionadas iraníes en Rusia por no portar la vestimenta adecuada. Entonces, ¿de qué manera se pretende abrirse el mundo si la ideología dominante masculina impide y censura el cuerpo femenino?
En Arabia Saudita, el clero tiene preponderancia en la política, y así como ha criticado muchas de estas reformas, ha evitado otras como la creación de la selección femenil de futbol -inexistente hasta el momento-. Esta oposición, por tanto, es influyente en la vida social femenina, y por supuesto ha calificado como dañino o diabólico todo aquello que tiene que ver con permitirle a la mujer jugar un rol social activo.
Tan solo el deporte es un tema delicado en esta región. La práctica deportiva femenina todavía es vista con malos ojos por los sectores más ortodoxos al grado de que hasta 2008 era ilegal. En la actualidad, se han comenzado a crear gimnasios exclusivos para mujeres en lugares que solían ser spas o salones de belleza, y de la misma manera se ha propuesto una iniciativa que permitirá a niñas de escuelas privadas tener clases de educación física -aunque todavía no se sabe a ciencia cierta cuáles serán las condiciones de esta medida-. Y por supuesto, deben utilizar ropa especial que siga cubriendo la mayor parte de su cuerpo…
Esto es también un paso hacia la inclusión de las mujeres en los deportes, además de una medida para combatir un alto índice de obesidad -que al final tiene consecuencias económicas-, y probablemente para incorporar a las mujeres en competencias de alto rendimiento. Digo probablemente, pues existen variables: en enero pasado pese a que en el ámbito del futbol se implementó la inclusión, durante el partido entre Al Ahli y el Al Batin. Siguen habiendo condiciones poco favorables, dentro de la sociedad saudí.
Pues a pesar del impulso que ha tenido el deporte, en realidad lo que se ha hecho es fortalecer la actividad masculina. Tan sólo pensemos en el partido inaugural del Mundial de Rusia 2018, en las delegaciones olímpicas saudíes -que se componen en su mayoría de hombres-, y la creación de la Copa Rey Fahd, actual Copa FIFA Confederaciones, que fue nada más y nada menos que en dicha nación.
Muchas de las nuevas reformas obedecen a razones políticas y económicas, como la rivalidad con Irán antes mencionada, y el hecho de que la caída de los precios del petróleo, principal fuente de riqueza del Reino, esté afectando su economía interna -de ahí el plan para incorporar a las mujeres a la vida laboral-. En un país donde se promueven medidas modernas, que al final tienen una presión religiosa importante, y que las violaciones a los derechos humanos -en específico de las mujeres- no son castigadas, ¿son realmente significativos estos cambios para crear un avance en la vida de las mujeres?
Por Carolina Caballero