La Segunda Guerra Mundial fue un parteaguas en muchos aspectos para la humanidad. Uno de ellos fue el fin del colonialismo en África; sobre todo Francia resintió la pérdida de sus colonias, y se aferraron a algunas de ellas tanto como pudieron. Argelia había sido parte del segundo Imperio colonial francés por más de 100 años, hasta que en 1954 inició una de las guerras de independencia más brutales que había visto el continente africano.
El Frente Nacional de Liberación argelino echó mano de todos los elementos y armas que tuviera para poder lograr su independencia, y curiosamente encontró en el futbol una de las más eficaces.
Rachid Mekhloufi nació en Argelia, en la ciudad de Setif, que en 1945 sufrió una brutal represión por parte de las fuerzas francesas. Mekhloufi se calificaba a sí mismo de apartidista, pero el recuerdo de lo que había vivido su ciudad sería vital para tomar decisiones después. Se mudó a Francia y su habilidad con el balón le consiguió un contrato con el AS Saint-Étienne y una vida de la cual no podía quejarse, incluso formó parte del Ejercito francés.
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– Mañana nos vamos
– ¿A donde?
– A Argelia, a unirnos al combate de nuestros hermanos.
No solo eran Mekhloufi, Mokhtar Arribi y Abdelhamid Kermali -los que convencieron a su amigo-, siete futbolistas más de la Ligue 1 francesa abandonaron sus equipos para ir a conformar la selección de Argelia, un país que todavía no existía, aunque la huida de Mohamed Maocuhe tuvo un inconveniente y fue encarcelado por los franceses.
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Durante cuatro años jugaron 91 partidos en países no afiliados a la FIFA -presionada por Francia, el organismo impuso duras represiones a quien jugara contra los argelinos- China, Rusia, Yugoslavia, Hungría, Bulgaria, Checoslovaquia, Vietnam. El objetivo era dar a conocer las causas independentistas de Argelia y recolectar fondos para los combatientes. Viajando en autobús, siendo recibidos como héroes por muchos, fueron el elemento propagandístico más eficaz del FNL hasta 1962 y la firma de los Acuerdos de Evian, que daban por concluida la guerra y proclamaban a Argelia independiente.
El once de la independencia, como se le llamaba a ese conjunto, se disolvió y algunos regresaron a sus equipos en Francia. Mekhloufi fue uno de ellos. Al principio, como era de esperarse, el público recibió con recelo a quienes -a visión de algunos- habían traicionado a Francia, pero la técnica, la manera de jugar de los argelinos y el reconocimiento silencioso por sus acciones, les fueron granjeando otra vez el cariño de la gente.
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Por: Bernardo OV