Apenas hace unos días, el 13 de enero, comenzaron los talleres virtuales para que los equipos de la Liga Expansión tengan esa información que cura todo, hasta el ascenso. Información sobre cómo cumplir con esos requisitos que es dudoso, incluso, que se cumplan en primera como: estructura de las instituciones, control económico, cumplimiento fiscal, un plan de negocios a cumplirse en tres años, etc.
Lo que sea a lo que se refieran en la liga con estos requisitos o “módulos” (como les llaman), porque ese tipo de reglamentaciones, regulaciones, números, o estados de cuenta no tienden a ser públicos.
Al final, es importante tener la mayor información posible porque independientemente del veredicto del Comité de Certificación y Admisión, el solo intento del trámite cuesta 250 mil pesos. Los equipos que lo intentaron el año pasado, sin éxito (Atlante, Atlético Morelia, Venados, y Correcaminos) ya habrán gastado alrededor de 500 mil pesos por algo que se tendría que ganar en la cancha.
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Atlante, como bicampeón de Expansión, no consiguió la certificación el año pasado porque le faltó intensidad a las luces de su estadio. Ahora, en vez de invertir 250 mil pesos en recursos humanos que eleven el nivel del plantel y la competencia, será otro costo hundido que parecería innecesario. No es muy claro como la liga va a usar ese dinero de todas formas y luego no hay dinero suficiente para salarios en muchos planteles femeniles.
El argumento de este “costo de entrada” es que es una menor inversión en comparación con la compra de una franquicia de Liga MX. Y sí, no es mentira. Pero jugar en primera es algo que se tendría que ganar, no que comprar. Luego por qué no ganamos partidos en mundiales o en clasificatorios.
Pero más allá del gasto, imaginando que un equipo logra la certificación, su ascenso está sujeto a que haya mínimo cuatro equipos certificados. Entonces, aunque un equipo quede Campeón de Campeones y esté certificado, puede ni siquiera ser suficiente para ascender.
Y si volteas a la femenil, todavía es peor porque no existe un torneo de Expansión Femenil. Esperar que todos los astros se alineen y se combinen todos los resultados en la última jornada para pasar a repechaje es duro para los equipos varoniles de primera división, pero nada comparado a lo que van a tener que esperar en Expansión varonil y, más aún, en femenil. Eso es verdaderamente depender de otros.
#ConferenciaFMF | “Adicionalmente, se propone que el fútbol mexicano mejore a través de fortalecer la competencia local, eliminando el repechaje y retomando el ascenso/ descenso.” – Yon de Luisa (1/5)
— Federación Mexicana de Fútbol (@FMF) January 31, 2023
No es que los equipos femeniles de Expansión no existan. Parte de la certificación implica que tengan su femenil. Hoy por hoy ya existen Leonas de UdeG, Atlético Morelia, Alebrijes, Correcaminos, Mineras, y Venadas. Pero lo más importante, el desarrollo deportivo, es en lo que van a tener un gran obstáculo. A falta de una liga Expansión creada para ellas, independientemente de que la Expansión se creó en 2020, tiempo para el que la Liga MX Femenil ya tenía tres años de existencia, sólo pueden entrenar y competir en torneos regionales y uno que otro “nacional” de poca envergadura.
Independientemente de la rama, ascensos tan ficticios como estos no ayudan a la generación de talento. El talento se forma en competencia. En la varonil es más importante pagar que competir para ascender. Mientras que la femenil la competencia por el ascenso ni siquiera existe. A ver cómo resulta este segundo proceso de certificación.
*Texto publicado anteriormente en Grada.
Por Paola López / @KhanPaola