Era 1995 y Mel Gibson sorprendía al mundo porque su película ‘Corazón Valiente’ ganaba el Óscar a la mejor cinta del año. En ella; se cuenta la historia de los humildes escoceses y la lucha incesante por reclamar su libertad sobre el régimen del pueblo inglés. Aunque la mejor batalla no la disputaron del todo con armas, sino con una pelota en los pies, 576 años después de que William Wallace organizara a su gente para buscar la independencia escocesa.
Historia
La proximidad geográfica no iba a permitir que estas dos naciones se desconocieran política, económica, social y futbolísticamente. El destino quiso ponernos el uno al lado del otro. Pero las decisiones católicas por parte de los ingleses ofrecieron al clero la posibilidad de hacer un sistema de gobierno, en el cual, tomaran posesión de sus vecinos: los escoceses.
Desde el principio Inglaterra tuvo dominada a Escocia gracias al Imperio romano que colonizó Gran Bretaña, en uno de los capítulos más oscuros de los libros que escribieron los habitantes de estas dos naciones. Era 1296 y un antológico William Wallace pidió unión y coraje, para que el pueblo escocés se librara de la mano autoritaria de Eduardo I, rey inglés que había invadido sus tierras.
Fueron 18 años los que aguantaron entre la punzante lluvia y el correr de la sangre en las espadas para que por fin Escocia derrotara a su más grande enemigo. En 1328 la independencia escocesa fue reconocida y de ahí; nadie pudo volver a tomar su libertad, justo como lo dice Gibson al final de su ópera prima.
Futbol
Todos deberían estar agradecidos con el hombre que pateó por primera vez un objeto para que éste se introdujera entre o en algo más. Así nació el mejor deporte del mundo: sin pensarlo y siendo ejecutado por un inglés.
En Hamilton Crescent, una pequeña localidad de Glasgow, durante el lejano 1872, unas 4000 personas pagaron un chelín por cabeza para ver por vez primera un duelo entre hombres de ambas nacionalidades. El resultado fue un empate a cero en una cancha tan dañada como el mismísimo orgullo escoces.
La rivalidad disminuyó llegados los años 70, ¿la razón? Inglaterra tenía dos nuevos rivales que buscaban dañarlo en el campo de juego. Uno era Alemania, esa misma que seguía dividida por un enorme muro. El otro era Argentina, que buscaba despojar las manos inglesas de las Islas Malvinas.
La rivalidad de antaño con el pueblo de Escocia se vio fragmentada por la decisión inglesa de ocuparse primero de otros asuntos. Aunque el sentir escocés no dejó en un solo instante todo el odio que siempre tuvo con los que estaban cruzando la frontera; esos mismos que portaban tres leones y unas rosas en su escudo.
¿Antecedentes?
Fueron 114 juegos disputados entre ambos, dejando un saldo de: 48 victorias inglesas, 41 por parte de los escoceses y 25 empates. Su último duelo tuvo cita en el año 2017 y hoy, se enfrentarán en un torneo importante.
Tuvieron que pasar cuatro años para que estas dos selecciones se volvieran a ver cara a cara y el escenario no pudo ser mejor: una Eurocopa. El nacionalismo escocés no deja -ideológicamente- que nada ni nadie se interponga; pero con esta nueva generación de jóvenes ingleses, será difícil poder competir en cualquier cotejo que venga en el futuro no muy lejano. En amistosos o en partidos oficiales.
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Por: Bryan Trujillo / @BryanKameron