Los partidos que enfrentan a selecciones olímpicas para determinar a un equipo campeón suelen ser feroces. No obstante, pocos partidos son tan efervescentes como confrontar a tu propia federación fuera del terreno de juego. Una historia similar vivió “la Quinta de Cobi”, aquella Selección Española que hizo historia en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992.
Bagaje histórico
Los españoles albergaron la justa olímpica en 1992 donde, a pesar de vivir el futbol al rojo vivo, la nación anfitriona venía mermada por no clasificarse a la Eurocopa de Suecia, disputada el mismo año. Del mismo modo, restaban ecos de la decepción que resultó la Copa del Mundo de España 1982, donde los anfitriones se quedaron cortos cayendo en la segunda ronda.
Dentro del palmarés histórico de la Selección Española de Futbol varonil, previo a los éxitos de 2008 en adelante, destacaban la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Amberes 1920 y levantar la Euro como anfitriones en 1964. Como un presagio del éxito español, el Barcelona de Johan Cruyff conquistó su primera Copa de Europa aquel año.
Cabe recalcar que esta edición del campeonato de futbol fue la primera que permitió la inclusión de futbolistas profesionales para todas las confederaciones. Con la limitante de solo incluir a tres jugadores mayores de los 23 años de edad.
Vicente Miera (quien sustituyó a Luis Suárez) fue el encargado de liderar a un grupo de jugadores que ya participaban en Primera y Segunda división. Debido al nombre de la mascota de Barcelona 1992, aquel conjunto de jóvenes fue conocido como “la Quinta de Cobi”.
Miera, quien buscó asesoramiento de Ladislao Kubala, decidió concentrar al equipo lejos del glamour olímpico de Barcelona. El estratega utilizó Cervera de Pisuerga (Palencia), como retiro para mentalizar a sus jugadores con la ayuda de los psicólogos Rosana Llames y Jesús García Barrero.
La ventaja del local, ¿es cierto?
Previo a comenzar el torneo olímpico, “la Quinta de Cobi” se reunió con la Real Federación Española de Futbol (RFEF) para negociar las primas. Roberto Solozábal, capitán del equipo, fue el encargado de liderar aquellas volátiles negociaciones que dieron como resultado la renuncia de los jugadores a cobrar.
Después de la falta de respaldo por parte de la RFEF, los jugadores decidieron amotinarse para que se les permitiera asistir a la inauguración de los Juegos Olímpicos, en pugna con los deseos del entrenador que prefería que el equipo descansara antes de enfrentar a Egipto.
“Vamos a ir a la ceremonia de inauguración. Tenemos la opción de recorrer 350 kilómetros en autobús o que nos facilitéis un avión para descansar más horas”. Declaró Solozábal. Los jugadores terminaron por ganar ese partido frente a la RFEF.
Como si fuera poco, Vicente Miera también tuvo que aguantar la presencia de Javier Clemente en la concentración. Clemente había sido designado como nuevo dirigente absoluto de la selección y como tal tuvo todo tipo de críticas y comentarios respecto al funcionamiento del equipo.
¿Un paseo por el parque?
“La Quinta de Cobi” estaba conformada por Santiago Cañizares y Toni Jiménez en la portería; Albert Ferrer, Rafael Berges, Mikel Lasa, Juan Manuel López, Miguel Hernández, “Paqui” Veza, Abelardo Fernández y Roberto Solozábal en la zaga; David Billabona, Gabriel Vidal, Francisco Soler y Josep Guardiola como centrocampistas; Antonio Pinilla, Javier Manjarín, Alfonso Pérez, José Emilio Amavisca, Luis Enrique y Quico Narváez (antes de ser Kiko) en la delantera.
Miera logró establecer un 1-5-3-2 con López, Abelardo y Solozábal en la central; dos carrileros con Ferrer y Lasa; con Guardiola como el cerebro del equipo, Luis Enrique y Berges apoyaban en el ataque a Alfonso y Quico. Para el final del torneo, todos los jugadores obtuvieron minutos a excepción de Manjarín (por lesión) y Cañizares (arquero suplente).
Aunque el marcador puede no ser reflejo de ello, la Selección Española tuvo un partido complicado frente a la Colombia de Asprilla (4-0), con dos expulsados de cada lado. Del mismo modo logró imponerse a Egipto y Catar para llevarse el liderato del Grupo B.
Uno de los retos más importantes para los españoles arribó en la forma de la Selección de Italia en cuartos de final. Un tanto de Quico logró que su equipo se impusiera por la mínima y se instalaran en semifinales.
“La Quinta de Cobi” superó en todas las facetas a una valiente Ghana, y alcanzó la final frente a una Polonia, la cual venía de destrozar en semifinales a Australia por un marcador de 6-1.
Un sueño dorado
Después de haber disputado todos sus partidos en Valencia, los de Miera pusieron pie en un abarrotado Camp Nou para medirse a la escuadra polaca de Janusz Wójcik. Donde destacaba la letal dupla de Wojciech Kowalcyk y Andrezej Juskowiak.
España logró resarcir el daño causado por la anotación de Kowalcyk al final del primer tiempo, con los goles de Abelardo y Quico. Sin embargo, Santiek empató de nuevo el encuentro.
Cuando el alargue parecía inminente, un agónico disparo de Quico sentenció el 3-2 final. Con un ambiente descomunal en el Camp Nou y en presencia de la familia real, un grupo de jóvenes talentosos e irreverentes se coronaban campeones y “la Quinta de Cobi” alcanzaba la tan anhelada e histórica medalla de oro.
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Por: Mario Badillo / @n7mariobadillo