Es 31 de marzo de 1963, en un abarrotado Estadio Félix Capriles se disputa la final del Campeonato Sudamericano. A seis minutos de dar por finalizado el empate 4-4, Máximo Alcócer recibió una falta escalofriante dentro del área rival. No es para menos, aquella fractura de tibia y peroné le costó el resto de su carrera al boliviano. Sin embargo, su sacrificio no es en vano, pues su compañero Víctor Agustín Ugarte marcó el penalti que hizo estallar a una Bolivia de altura.
¿Una sede caótica?
Bolivia albergó por primera vez en su historia el Campeonato Sudamericano, siendo Cochabamba y La Paz, las dos ciudades en las que se disputaron los enfrentamientos. Ésta última fue la causante de un sinfín de polémicas que dio como resultado un torneo muy poco ortodoxo.
Previo a que comenzara la competición, ver a una Bolivia campeona era más un sueño que una realidad. Se esperaba una actuación decente, sin embargo las demás selecciones se postulaban muy por encima de los locales.
El “scratch de Ouro” había conseguido el bicampeonato de la Copa del Mundo un año antes. Argentina y Uruguay, los dos máximos ganadores de la competencia, tanto en ese entonces como en la actualidad, venían de ganar dos torneos disputados en 1959 y se colocaban entre los favoritos.
Sin embargo, la altura de La Paz lo cambió todo. Esta ciudad se posiciona con una altura de 3,640 metros sobre el nivel del mar. En comparación, Buenos Aires (Argentina) cuenta con 25 metros, Brasilia (Brasil) con 1.172 y Montevideo (Uruguay) con 43 metros, respectivamente.
Después de anunciarse como una de las sedes, Uruguay declinó su asistencia. Como un tipo de protesta similar, Argentina envió un equipo alternativo para no exponer a sus figuras. Como si fuera poco, Brasil optó por no competir con Pelé, Garrincha, Vavá, Didi, etc. Por lo que llevó a un conjunto juvenil.
También, cabe aclarar que, Ecuador había decidido seguir los pasos de los charrúas, no obstante, terminaron por enviar a su selección a último momento. Finalmente, la cereza del pastel terminó siendo la ausencia de Chile, pero a diferencia del resto, “la Roja” se ausentó porque había roto relaciones diplomáticas con Bolivia debido al conflicto del Río Lauca.
El sendero del sueño
Pese a todas estas ausencias, el trayecto para que “la Verde” se coronara campeona, no resultó ser una caminata por el parque. Bolivia disputó seis encuentros de altura, tres en el Estadio Hernando Siles y otros tres en el Félix Capriles.
Bolivia comenzó un mes de ensueño el 10 de marzo de 1963 con un empate 4-4 frente a Ecuador, remontando un déficit de 2-4 en el segundo tiempo. Volvieron a darle la vuelta al marcador con un 2-1 ante Colombia; protagonizaron un enérgico 3-2 superando a Perú y lograron hacer historia con la primera victoria frente a Paraguay 2-0.
Los dos últimos encuentros de los locales los enfrentaron a “los monstruos de la zona” con Argentina y Brasil. Hasta ese entonces, la Selección Boliviana contaba con un margen de 11 derrotas y 59 goles en contra, al enfrentarse a dichos países.
En lo que fue muy probablemente el encuentro más emocionante del campeonato, Bolivia logró anteponerse a la albiceleste, después de haber errado un penal y consecuentemente anotar en el córner, gracias a un cabezazo de Wilfredo Camacho.
Y llegaron a la cima
“La Verde” y “los Guaraníes” arribaron a la última jornada con esperanzas de conquistar el título. Paraguay necesitaba ganarle a Argentina y que Bolivia sucumbiera ante Brasil. Por el otro lado, los bolivianos tuvieron el destino en sus manos.
La historia comenzó adversa para los locales debido al tanto de Flavio que abrió el marcador. A partir de ese momento fue una ida y vuelta que tuvo como protagonista a una cascada de goles. Una lamentable lesión y un penalti histórico (5-4) después ocasionaron que la selección nacional de Bolivia le regalara a su afición la que es hasta ahora, su mayor alegría.
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Por: Mario Badillo / @n7mariobadillo