Ídolo, goleador y también desequilibrador, son algunas palabras que describen a César “el Chelito” Delgado, uno de los jugadores argentinos que marcó época dentro del futbol mexicano. Rosario, fue la ciudad que lo vio nacer, también la que le regaló la oportunidad para debutar en el balompié con Rosario Central.
Desde sus primeros años en la escuadra rosarina surgió su apodo “el Chelito”, para diferenciarlo del histórico jugador Marcelo “Chelo” Delgado y trazar una nueva generación para el Canalla. Sus actuaciones fueron buenas, gracias a la dupla que generaba con Luciano Figueroa, con quien creó una sinergia de anotar cada vez que se acercaban al arco rival.
La actuación que generó en Rosario Central le sirvió para ser transferido la Máquina. Cruz Azul en ese entonces estaba ávido de un nuevo ídolo que les regalara felicidad. A su llegada en 2003, el Chelito no defraudo, pues se mostró como una máquina de goles e ilusionó a una afición que esperaba un nuevo título tras años de sequía. César Delgado parecía el hombre capaz de conseguir llevar un campeonato a las vitrinas del club, sin embargo, la fortuna, siempre caprichosa, no se lo permitió.
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A pesar de jugar más de 150 partidos con 61 goles en Cruz Azul, el ansiado campeonato no llegó. Sin embargo, creo un nuevo ídolo en la memoria colectiva de la afición celeste. La oportunidad del viejo continente llegó a la vida de César. El Lyon de Francia lo fichó por cuatro temporadas, ahí logró conquistar una Liga y una Copa.
Su retorno al balompié mexicano no fue con Cruz Azul. El Monterrey se encargó de traer de vuelta al jugador argentino. A pesar de ello, los hinchas cementeros no se inmutaron, para ellos el Chelito siempre sería celeste. Cuatro años bastaron para que César dejara a los regios y volviera al club que lo vio nacer, pero ese mismo retorno fue su sentencia.
En 2016 dio positivo a una prueba de antidoping, lo cual provocó que no sumara más minutos. Su destino aterrizó en Central Córdoba, club de la Tercera División en Argentina. En 2019 se retiró como profesional. El Chelito salió de Rosario para el mundo, la fortuna le sonrió pero ésta misma lo abandonó al final de su trayectoria, y parece ser que el logro más fuerte que ha generado en su vida es convertirse en uno de los referentes de la Máquina, equipo al cual le regresó la esperanza, aunque sea por unos instantes.
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Por: Manuel Vázquez Laguna
