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underdogs de la Champions

El Olimpo tiene a sus consentidos. No cualquier equipo puede atravesar el portal de los grandes de Europa. Aunque la gran cantidad de equipos que participan en la Champions League tienen oportunidades de levantar el ansiado trofeo, la realidad es menos alentadora. Es un camino al que todos ingresan, pero se sabe de antemano que son los de siempre los que se disputarán la orejona en las últimas instancias. Sin embargo, siempre vale la pena retornar a las fracturas, esas pequeñas grietas que son los equipos que por un instante, logran arrebatar la hegemonía a los gigantes que han perpetuado su poderío en la cima. Acá te dejamos cuatro underdogs de la Champions.

Nottingham Forest

Honor a quien honor merece. Este campeonato fue el resultado de dos bestias heridas que sanaron sus lesiones mutuamente. Brian Clough venía de un rotundo fracaso al frente del Leeds United, vigente campeón en el apenas duraría unas semanas debido a que no tuvo una buena acogida por parte de sus jugadores. Por otra parte el Nottingham Forest había perdido la categoría una en la temporada 1971-1972 y confiaban en que Clough sería capaz de lanzarlos de nuevo a lo más alto del futbol inglés (logró que ya había conseguido con el Derby County).

El encuentro entre Clough y Nottingham Forest comenzó en 1975 y poco tardó en llevarlos al máximo circuito inglés. Sin embargo lo que estaba por venir nadie lo esperó. El mismo año en que retornaron a la primera división se llevaron a casa el título de liga (primero en su historia) y la Copa. Para la siguiente temporada ingresaron por primera vez a la entonces Copa de Europa. En aquel entonces participaban un total de 32 equipos que se enfrentaban en eliminatorias de dos partidos. 

El sendero

El primer rival del Nottingham Forest era el Liverpool, club campeón defensor que había ganando las dos últimas ediciones del torneo. Parecía que el camino iba a ser sumamente complejo, sin embargo los defensores del título fueron los primeros en caer durante un torneo en el que el ascenso de los Tricky Trees no se detuvo. El 30 de mayo de 1979 se disputó la final contra el Malmö FF en el Estadio Olímpico de Múnich. Los suecos fueron la mejor defensa del torneo, con sólo tres tantos en contra, lo que hizo del encuentro un partido cerrado, que terminaría por inclinarse a favor de los ingleses luego del gol de Trevor Francis en el 45

Para el siguiente año el Nottingham volvió a repetir el milagro, siendo estos dos trofeos el punto más álgido en la historia del club.

Aston Villa

Apenas dos años después del segundo título del Nottingham Forest, el Aston Villa consiguió su primera (y hasta el momento única) Copa de Europa siendo, a todas luces, uno de los grandes underdogs de la Champions. El club Villano tiene una de las historias más longevas en todo el futbol europeo, pero la Copa de Europa se le resistía y la temporada 1981-82 fue el fin de esa sequía. Una década antes, el club asentado en Birmingham jugaba en la tercera división y muy pocos se habrían atrevido a verlos siquiera en el máximo circuito inglés. La mayor parte de los títulos que ostentaba en su vitrina tenían más de medio siglo de antigüedad. 

Sin embargo en la temporada 1980-81 lograron hacerse con el título de la entonces First Division (hoy Premier League) y obtuvieron su boleto para la máxima competencia de clubes en Europa. Su primer partido fue contra el Knattspyrnufélagið Valur, club islandés frente al que tuvieron un inicio brillante al ganar con una aplastante victoria de 7-0. El segundo rival fue el Dynamo de Berlín, con un global de 2-2, donde el conjunto inglés logró su pase a cuartos de final gracias al gol de visitante.

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Sus siguientes rivales fueron el Dinamo Kiev (2-0 a favor de los ingleses) y el Anderlecht de Bélgica (1-0). El último escalón antes de la gloria fue el Bayern Múnich. Aquella final en Rotterdam comenzó con indicios que parecían indicar un desastre para los villanos. Ya en el minuto nueve tenían un lesionado: Jimmy Rimmer, el arquero titular del equipo, se lesionó. El encargado de suplir al caído en desgracia, fue Nigel Spink, quien llevaba un lustro en el club. El problema radicaba en su juventud (23 años) y en que apenas había jugado un sólo encuentro en ese tiempo: todo parecía estar escrito.

Contra todos los pronósticos, el suplente pasó de ser la interrogante del encuentro, a ser el hombre que posibilitó el campeonato, ya que dio un partido extraordinario, siendo un muro contra los embistes del gigante alemán. Un gol de Peter White en el segundo tiempo terminó por otorgar al trofeo a los villanos, aunque debe decirse que Spink fue la figura del encuentro, a pesar de que nunca estuvo en los planes de nadie (probablemente ni en los suyos) ver minutos aquel día.

Hamburgo S.V.

El caso del dinosaurio es singular. El conjunto alemán ya había visitado la instancia final de la Copa de Europa en ocasiones distintas: en la temporada 1979-1980, llegaron a la final, donde precisamente el Nottingham Forest los derrotó. La siguiente temporada sufrieron un duro golpe al llegar a la final de la Copa de la UEFA, en la que se midieron con el IFK Göteborg de Suecia. El resultado final fue un lamentable 4-0 en contra de los teutones. 

Con estos antecedentes a sus espaldas, el club germano volvió a ingresar a la Copa de Europa, midiéndose en un primer momento con el Dinamo Berlín, a quienes derrotaron con un marcador de 3-1. Aquella temporada 1982-83 parecía presagiar el buen paso del club teutón, ya que en su segundo partido, contra el Olympiacos, lo superaron sin dificultad alguna, con un marcador global de 5-0.

La vecchia signora y sus estrellas

Los siguientes encuentros también fueron superados sin grandes inconvenientes: Contra el Dinamo de Kiev ganaron 4-2, mientras que frente a la Real Sociedad sufrieron un poco más, al quedar apenas un gol por encima del club español. Las final se disputó el 26 de mayo de aquel 1983 contra una Juventus que llegaba plagada de estrellas. Entre sus filas contaba, por ejemplo, con los dos máximos goleadores del torneo: Paolo Rossi y Michel Platini, que en conjunto sumaban más de una decena de tantos. Mientras que el club alemán sólo contaba con un jugador dentro de la tabla de goleo: el danés Lars Bastrup, que sumaba cuatro tantos.

Si la vecchia signora contaba con todo un firmamento de celebridades, los alemanes contaban con orden y sobriedad. Esto fue la clave para que, con un solitario tanto de Felix Magath al minuto ocho, los teutones lograran su primer Copa de Europa. El orden soportó las constantes acometidas del club italiano, que mostraba deseo en el campo, pero no la organización y claridad suficiente. 

Steaua de Bucarest

Este club es una potencia dentro de Rumania. Cuenta con el mayor número de ligas y siempre está peleando en los puestos altos. Como sucede en muchas otras ligas, una vez que se sale del país propios, las cosas comienzan a complicarse: Aunque es uno de los grandes underdogs de la Champions, en general ha tenido actuaciones discretas a nivel continental. Es por eso que sorprende el sólo hecho de que alcanzarán el último escalón.

Si bien no suelen ser considerados la generación más importante del futbol rumano (privilegio reservado para el Gheorghe Hagi), son una parte fundamental en la historia del balompié de su nación, ya que, como asevera el entonces delantero Victor Pițurcă “Ganamos trofeos nacionales y dos trofeos europeos (la Copa de Europa y la Supercopa de la UEFA de 1986), los más importantes, y tuvimos continuidad al más alto nivel durante cinco años «.

Aquella Copa de Europa de 1985-86 (la primera que con la sanción contra los clubes ingleses en vigor, debido a la Tragedia de Heysel), comenzó para el F. C. Steaua Bucureşti con un enfrentamiento frente al Vejle BK de Dinamarca, con una victoria de 5-2. El siguiente rival al que se enfrentaron fue el Budapest Honvéd de Hungría, a quienes superarían con relativa facilidad, con un marcador a favor de 4-2. Quizá el momento más complejo del campeonato (exceptuando la final), fue el encuentro contra el Kuusysi de Grecia: en 180 minutos, sólo hubo un gol, cortesía de los Rumanos. La semifinal fue contra el Anderlecht, club al que terminaron por vencer con un 3-0.

El gigante

Sin embargo el fin del sueño parecía encontrarse en la última instancia, ya que el rival era el Barcelona. Y no sólo esto, sino que el encuentro se llevó a cabo en Sevilla, donde el club catalán tuvo apoyo a raudales. Todo parecía estar decidido, el pequeño y discreto equipo que milagrosamente había llegado a esas alturas, caería ante el gigante histórico. Sin embargo, la historia fue distinta: Luego de noventa minutos en los que las porterías no vieron un sólo balón, el juego se fue a penales, donde Helmuth Duckadam, portero del conjunto rumano, se vistió de héroe al detener todos y cada uno de los penales catalanes.

Terminaron celebrando su nuevo título en un estadio vacío, debido a que la mayor parte de los asistentes eran aficionados de los culés. Sin embargo, su nombre ya estaba dentro del selecto grupo de equipos que habían levantado el trofeo más codiciado de clubes. Además de ser uno de los grandes underdogs de la Champions.

 

Por Alberto Roman / @AlbertoRomanGar

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