Cuauhtémoc Blanco fue muchas cosas. Por ejemplo, ídolo del futbol mexicano, goleador del América e incluso actor de telenovelas. Algunos de los roles que ha ocupado a lo largo de su vida corresponden con lo que se esperaba de él, mientras que otros fueron sumamente sorpresivos. En esta última categoría, sin sitio a dudas, se encuentra su papel como político. Y es que si bien no es novedad que el mundo de los gobernantes ha sido un campo fértil para que gente de distintas disciplinas, comience una nueva carrera, valiéndose de su condición de celebridad, el «Divo de Tepito» no parecía ser de ese grupo.
Cuauhtémoc Blanco y Cuernavaca
El salto del “Cuau” fue extraño. Para comenzar nunca dio señales de tener interés en éste ambiente, pero quizá lo más desconcertante fue la entidad que eligió para comenzar su meteórico ascenso como político: Morelos. Y es que el ex futbolista nació en la Ciudad de México y antes de que fuese candidato a la presidencia municipal de aquel estado, no se le conocía algún vínculo particularmente fuerte con esta entidad.
De la mano del Partido Socialdemócrata, su candidatura pareció en un inicio una broma, pero conforme las elecciones se fueron acercando, las encuestas lo perfilaban cada vez más como favorito. Finalmente, el 15 de junio del 2015 se llevaron a cabo las votaciones, donde el “Temoc” logró la victoria con casi un 10% de ventaja respecto a su competidora más cercana. “Me los chingué” fue su declaración tras conocer los resultados.
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Lo que para muchos morelenses comenzó como una simple broma, terminó por materializarse: Cuauhtémoc Blanco al frente de la capital del estado. Su gobierno estuvo marcado por el terremoto del 19S, así como problemas con el pago del servicio de recolección de basura, entre otros. Pero sobre todo por el constante discurso en el que argumentaba que no podía hacer lo que deseaba, debido a que el entonces gobernador de Morelos, Graco Ramírez, no lo dejaba trabajar. Ya comenzaba a apuntar.
Gobernador
El 11 de marzo de 2018 sucedió lo que tres años antes se comentaba con ironía: el ex jugador del América se registraba como candidato a la gubernatura del estado. En esta ocasión las burlas y la incredulidad eran mucho menores que la ocasión anterior. Era la apuesta de la coalición Morena-PES-PT, y contó con el respaldo explícito de Andrés Manuel López Obrador, actualmente presidente de México. Además de esto, en gran parte de las encuestas aparecía como claro favorito. Así, había pasado de ser una curiosidad, tres años atrás, a una fuerza política importante en sólo tres años. Su rival era el hijastro del entonces gobernador: Rodrigo Gayosso.
Aunque las encuestas lo colocaban al frente de los comicios, nadie esperaba una victoria como la que obtuvo: ganó con el 60% de los votos, arrasando completamente con el resto de sus competidores. “No les voy a fallar, voy a defender como defendí la camiseta de la Selección Mexicana por tantos años” fueron las palabras con las que inauguró su período como gobernador, el primero de octubre del 2018.
Un año
A poco más de un año de su llegada al poder, el estado de Morelos vive una situación complicada, y no parece que la llegada de Cuauhtémoc Blanco sea la respuesta en modo alguno. Por ejemplo, en lo que va del 2019 se han registrado casi 80 asesinatos de mujeres (de los cuales 22 fueron catalogados como feminicidios). Desde octubre del 2018 hasta agosto del 2019 se contabilizaban 972 homicidios en el estado, mientras que la misma organización arroja 58 secuestros. Estos números permiten observar, que por lo menos en términos de seguridad, el estado se encuentra sumido en una crisis.
Todo parece indicar que su talento para gobernar dista mucho del que demostró dentro de las canchas, sin embargo sería arriesgado decir que su carrera en el ámbito político no tiene futuro. Hace apenas cuatro años, no parecía posible que llegara a ser presidente municipal de la capital del estado y la posibilidad de verlo como gobernador se antojaba ya ridícula. Luego de lo dicho, verlo ascender un escalón más no parece imposible, aunque de momento, sigue vislumbrándose inverosímil.
Por: Alberto Roman / @AlbertoRomanGar