El 2015 representó para Messi un gran año futbolísticamente hablando. Conquistó el Triplete con el Barcelona -Liga, Copa y Champions- y recibió el Balón de Oro por ser votado como el mejor jugador del año, obteniendo el máximo logro individual al que un futbolista puede aspirar después de perder dos años consecutivos frente a un incansable Cristiano Ronaldo.
El argentino no solamente fue objeto de deseo gracias a su desempeño en el terreno de juego, sino también por ser un objeto artístico. Sí, el máximo goleador en la historia del club catalán fue el referente para que, en 2015, artistas contemporáneos tales como Damien Hirst y Takashi Murakami hicieran obras sobre él. En la famosa casa de subasta Sotheby’s en Londres, 18 artistas donaron obras para la campaña de la UNICEF One in Eleven (uno en once) y recabaron más de 4 millones de euros para apoyar la educación de niños en situación marginal en Bangladesh, Indonesia y Nepal.
El polémico Damien Hirst pintó Beautiful Messi Spin Painting for One in Eleven, un cuadro donde el crack aparece de manera apoteósica, ícono e ídolo de la cultura popular el cual merece respeto y admiración. En un tríptico que recuerda al arte medieval y renacentista, Messi es colocado al centro acompañado de dos balones y de una explosión de colores psicodélicos que mistifican el ambiente de la obra. Valuado por casi medio millón de euros, el mismísimo mesías del futbol actual es retratado por Hirst mediante el spin painting o pintura centrífuga, técnica utilizada por el artista para producir obras en masa.
El cuadro provoca en el espectador la sensación de tranquilidad, de confianza, de estar bajo la mirada y el resguardo de un futbolista que su principal virtud no es la velocidad, el regate o el impredecible cambio de dirección con el balón pegado al pie, sino la eterna constancia. Messi lleva más de 8 años en el tope del futbol mundial. Muchos ídolos se consolidan 2 o 3 años y bajan su rendimiento, Messi no. Pasan y pasan los años y sigue apareciendo su genialidad bañada en profesionalismo y en entrega a su trabajo. Mientras la afición -sea del club o de su nación- le siguen vorazmente exigiendo resultados como obesos insaciables, Messi sigue respondiendo. Es brutal que, ya no se diga un futbolista, cualquier persona sea capaz de soportar semejante grado de presión y seguir asombrando al mundo. Estamos acostumbrados a que no falle, a que resuelva el partido. Increíble, Messi ha hecho lo impensable, ha hecho cotidiana la magia.
El provocador y por muchas veces odiado Hirst puso en Messi muchos temas abordados constantemente por sus obras: la muerte, la permanencia en el recuerdo y la posibilidad de eternidad. ¿Aparece de esta manera Messi como la figura que jamás será olvidada? Messi ha revolucionado de tantas formas la vida del balompié que no necesita estar en un tanque de formol para permanecer en la memoria colectiva. Está, por siempre, en el corazón de cualquier aficionado que ame verdaderamente el futbol y, sobre todo, el arte.
Por: Diego Andrade / @diego_a72