La exquisitez que se percibe al observar a jugadores como Iceman escasea en el presente: su técnica, habilidad e imaginación infinitas lo colocan como uno de los mejores jugadores holandeses de todos los tiempos. Alumno de los más grandes, Bergkamp siempre priorizó la belleza del juego para conseguir la victoria. Sin embargo, hay un distintivo en su personalidad que lo destaca y al mismo tiempo lo esconde dentro de los jugadores de su clase: es demasiado normal.
No se le recuerda un video escandaloso, o una foto comprometedora, mucho menos alguna indisciplina. Todo lo que se puede hablar de él es en referencia a sus actuaciones en la cancha, que pocas veces fueron decepcionantes.
La infancia y adolescencia del holandés que no vuela giró entorno a la redonda. Luego de ocuparse en la escuela, él y sus hermanos transpiraban el futbol los fines de semana: “Jugando con los amigos te das cuenta que tienes algo más; puedes mantener la pelota por más tiempo, hacer mejores pases. Entiendes que sí, que no eres más especial, pero puedes tener un poco más de talento, en ese momento solo quieres jugar adentro y afuera de casa” contó para el documental que realizó el Arsenal sobre su carrera.
El heredero de la leyenda
Siendo todavía un adolescente, Dennis Bergkamp se unió a la inferiores del Ajax: a los 12 años comenzó a vivir el sueño que después se convertiría en realidad. Luego de pasar por las categorías sub-17 y sub-20 del conjunto de Amsterdam, solo medio tiempo de un partido con las inferiores le bastó para convencer a Johan Cruyff que lo debutara en el gigante de Holanda el 4 de diciembre de 1986.
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Sin ser un delantero centro, Bergkamp anotó 118 dianas en 234 partidos con Ajax. A pesar de la cantidad y calidad de delanteros neerlandeses que jugaban en aquella época, entre 1991 y 1993 Dennis se convirtió en el máximo anotador holandés, obteniendo en 1992 el galardón a jugador del año.
El bache antes de la gloria
La liga de su país empezó a quedarle pequeña, y el futbol italiano emergía como el mejor del viejo continente. El AC Milan contrató los mejores jugadores holandeses de los 90: Gullit, Rikjaard y Van Basten conformaban un ataque atemorizante. Sin embargo, Dennis optó por la acera de enfrente. El Internazionale de Milano se hizo con los servicios de la joya proveniente del Ajax. Osvaldo Bagnoli se integró al club como entrenador y Bergkamp prometía ser la figura de aquel proyecto.
Para desgracia del neroazurro y del atacante, el paso por el Inter no fue lo que se esperaba: apenas 11 tantos en 52 partidos. Obtuvo la Copa UEFA en 1994, pero no fue suficiente para lograr consolidarse en la escuadra italiana. Luego de dos temporadas en la península itálica, el originario de Amsterdam tuvo que marcharse con más sinsabores que alegrías.
La isla prometida
A pesar de su pobre desempeño con el Internazionale, Bergkamp fue contactado por el club en el que marcaría una época: el Arsenal de Londres fichó a Iceman para la campaña 95-96. Bajo el mando de Bruce Rioch, el nuevo 10 de los gunners despertó la ilusión de los aficionados al club rojiblanco.
Lo único extravagante que podríamos encontrar en la personalidad de alguien como Dennis Bergkamp, es su miedo a volar. El delantero pidió una cláusula especial a su nuevo equipo; en ella se detalló que el jugador tenía permiso de hacer los viajes en carretera, para arribar a los destinos donde el equipo londinense disputara sus encuentros. Esto le hizo acreedor al mote de El holandés que no vuela.
Después de seis partidos sin señal del nuevo fichaje, la paciencia comenzó a agotarse con los exigentes hinchas del club británico. El Boring Arsenal de las últimas temporadas parecía no cambiar ni con la flamante llegada del crack del país de los tulipanes. Pero Dennis tenía mucho por decir todavía.
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En su séptimo partido vistiendo los colores del Arsenal, Bergkamp abrió la llave de sus goles con el club gunner. Para su primera temporada firmó 11 tantos; el último de ellos en un vibrante encuentro enfrentando a Bolton, un zapatazo del holandés fuera del área le dio el pase al equipo inglés a la Copa UEFA, y lograron alcanzar el 5º lugar de la clasificación en la Premier League. La plasticidad, agilidad mental y habilidad técnica hicieron del delantero uno de los mejores en la competición de la isla.
Tras una primera temporada en la que dejó muy buenas sensaciones, el club londinense sufrió un sorpresivo golpe: cinco días antes del inicio de la 96-97, Bruce Rioch fue despedido como entrenador del Arsenal. El técnico que lo llevó a Inglaterra fue sustituido por un francés; Arsene Wenger fue nombrado manager de la escuadra: “Cuando Bruce se fue, todos esos pensamientos de Italia volvieron, donde se prometió mucho, me prometieron que jugaríamos más juego ofensivo […] entonces perdí un poco de confianza en los que estaban al mando, pero en el primer minuto que escuché que Wenger era él que venía al club, tuve un sentimiento diferente”.
La leyenda de Iceman
Ya con Arsene acoplado al equipo, para la 97-98 comenzaron a llegar a Highbury los elegidos para reforzar el ataque: Marc Overmans y Emmanuel Petit acompañaron a Ian Wright y Berkamp en la delantera, complementados con un joven Nicolas Anelka conformaron una ofensiva portentosa.
Dennis lució: firmó 16 goles en lo que fue su temporada más goleadora con el Arsenal. Aquel plantel comandado por Patrick Vieira logró conquistar un doblete: la Premier League, que arrebataron al Manchester United, y la FA Cup, venciendo al Newcastle United. La estética como prioridad para vencer dio resultados. El genio recibió su premio: mejor jugador del año en Inglaterra.
Aunque su carrera con la selección no fue la más prolífica, en la mente de quienes disfrutan del futbol estético quedará grabado aquel gol en Francia 98’ contra Argentina, Bergkamp durmió en su pie el pase kilométrico de De Boer sorprendiendo a propios y extraños, e hizo despertar de la pesadilla a Ramón Ayala, uno de los mejores defensores del mundo, quien inútilmente trató de detenerlo y se llevó un túnel a casa. Para cuando el sudamericano despertó de la pesadilla, el balón ya se mecía en las redes.
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Pero la miel sobre las hojuelas no duraría tanto; para la siguiente campaña el 10 falló un penal decisivo en las semifinales de la copa y los gunners quedaron fuera de la competencia. El poderío del equipo necesitaba retoques: los de Londres ficharon al complemento perfecto, al compañero que Iceman necesitaba para llegar a lo más alto. Con el 14 en la espalda apareció un joven francés de amplia sonrisa: Thierry Henry se convirtió en nuevo delantero del Arsenal.
Batkamp y Henrobin
Hay duplas de delanteros que se quedan pegadas en la retina de los futboleros, la ofensiva que armaron Henry y Bergkamp fue perfecta desde el inicio. El mismo atacante galo dijo en alguna ocasión que “el mejor jugador con el que he jugado es sin duda Dennis Bergkamp, siempre hace lo que el juego pide que hagas”.
El magnífico asistidor relució más que nunca. El estilo de juego de Wenger y la versatilidad de los jugadores al frente de su 11 hicieron del Boring Arsenal un equipo espectacular al ataque: «Un futbolista de enorme talento: inteligente, siempre entre líneas y con una distribución fantástica«. Comentó Tony Adams, compañero de equipo del Arsenal.
Dennis, el invencible
La madurez que alcanzó aquel plantel durante el final de los 90 e incios de los 2000 brilló en el país británico, pero le faltaba coronar la exquisitez del futbol que desplegaban con mejores resultados. Vieira, Henry, Pires, Ljunberg y José la perla Reyes conformaron un equipo de leyenda. Para la 01-02, otra hazaña: el doblete otra vez derrotando a Chelsea en la final de la FA Cup. El palmarés del holandés se alimentó de su talento y del de sus compañeros y técnico, pero faltaba más.
Llegó la 03-04. Con un equipo dominante de principio a fin, los dirigidos por Arsene Wenger fueron protagonistas de una de las hazañas más grandes en la historia del deporte más hermoso del mundo: se convirtieron en campeones de liga sin perder un solo partido. Los invencibles. Hasta la fecha no se registra un equipo capaz de tal logro, la carrera de Bergkamp tocó la cúspide el 15 de mayo de 2004, cuando con una asistencia mágica de Iceman los londinenses coronaron la temporada perfecta.
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Dennis Bergkamp cerró su etapa como futbolista en el mejor escenario posible: el nuevo estadio del Arsenal abrió sus puertas por primera vez para despedir al genio que les regresó la grandeza: el 2-2 entre Ajax y los gunners puso punto final y nos quitó la posibilidad de seguir disfrutando de aquel ser que parecía normal, pero en la cancha era un 10 irrepetible.
Por: Alfredo Canseco / @alfrecanseco