El debacle de Ángel Di María empezó con su partida del Real Madrid, donde era querido por la gente y fundamental en el funcionamiento de un equipo que había conquistado Europa por décima vez, con el argentino encabezando los ataques en la final de Lisboa. Alguien tan vital seguro se merecía unos millones de euros más por su trabajo. Florentino no pensó igual y el Fideo fue intercambiado por el Chicharito.
Llegó a Manchester United con bombo y platillo, y con la misión de regresar al equipo inglés a los primeros planos después de la salida de Sir Alex Ferguson, sin embargo, en Brasil 2014 no pudo ayudar a su nación a levantar la tercera Copa del Mundo debido a una lesión. Un duro golpe emocional que se sumó a que nunca encontró en Van Gaal, entrenador de los Red Devils, un apoyo que lo ayudara a adaptarse. Poco sirvió que fuera el traspaso más caro en la historia de la Premier League; Di María fue ocupando el mismo lugar que Javier Hernández: la banca. No duró ni un año en Inglaterra; pronto se fue al muy engañoso futbol francés con Cavani e Ibrahimovic en el Paris Saint-Germain, donde ha recuperado protagonismo aunque tal vez a un nivel de competencia que distorsiona la realidad.
En Francia recuperó forma y protagonismo, pero al perder dos veces consecutivas la Copa América casi fue retirado de la Selección argentina e intentó buscar la ayuda de un psicólogo. Al final no lo hizo, pues para Ángel Di María, caer y levantarse ha sido parte de su rutina. El nacido en Rosario era hiperactivo y su desesperada madre lo llevó a las canchas a que pateara la pelota y se desfogara. El Torito, su primer equipo, lo traspasó a Rosario Central por el módico precio de una veintena de balones.
El jugador se tuvo que comer banca. Cuesta imaginarlo como un jugador de reserva, pero sus cualidades y la misma determinación con la que ayudaba a su padre envolviendo carbones y transportándolos para ayudar al sustento familiar ahí estaba, solo hacía falta alguien que lo viera y lo supiera explotar. Ése fue Ángel Tulio Zof, entrenador y leyenda del cuadro canalla. Con él, el Fideo debutó con Rosario, pronto se fue a Benfica y de ahí al Real Madrid, donde logró su status.
Así que no. Tal vez Di María pasó por un bache en su carrera, pero no fue la primera vez que se vio en la necesidad de superarse, ya que ha recuperado el nivel que llegó a demostrar en el Bernabéu consiguiendo el triplete en la temporada 2015-2016 con el club francés y convirtiéndose en titular. Los volantes laterales como él son incansables por las bandas, y algo de eso se les tiene que quedar para la vida.
Por: Bernardo OV