Para muchos, una carrera como futbolista, entrenador y comentarista deportivo sería una vida de éxito. Pero no para Eduardo Bonvallet. Chile fue sorprendido el 18 de septiembre de 2015 cuando encontraron el cuerpo del Gurú colgado en el cuarto del hotel donde habitaba. ¿Qué lleva a una persona a darle fin a una vida en la que no se puede hablar de fracaso?
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Eduardo Bonvallet fue futbolista profesional por 11 años. Jugador de equipos importantes, salió de las inferiores de la U de Chile al debutar en 1972, luego pasó a la Universidad Católica y Deportivo O’Higgins, donde el equipo tuvo una actuación histórica en la Copa Libertadores 79.
También jugó a lado de Gerhard Müller y Teófilo Cubillas en Fort Lauderdale Strikers, un equipo de Estados Unidos. Su paso por la selección fue más destacado: fue finalista de la Copa América de 1979 y estuvo con la selección en el Mundial de España 82. Una lesión llevó a Bonvallet a retirarse finalmente en 1983.
A partir de aquí empieza su faceta más conocida: la de comentarista deportivo. Eduardo Bonvallet no se iba por las ramas y causó un revuelo enorme en los medios chilenos al ser extremadamente crítico contra… básicamente todo el mundo.
Su estilo agresivo era atractivo para los ratings. Trabajó en el radio y en la tele, incluso llegó a entrevistar al mismísimo Augusto Pinochet -aunque su madre fue socialista y exiliada-. Sin embargo, esta misma manera de opinar le causó 51 demandas por calumnias y difamación –solo perdió una, contra el diputado Rodolfo Seguel-, que lo llevó a pisar la cárcel.
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Su carrera como entrenador fue breve y discreta. Pasó la mayor parte del tiempo en el futbol universitario, dirigió a la Universidad Gabriela Mistral desde 2002, donde fue campeón dos veces. En 2007 asumió la dirección técnica de Deportes Temuco, que ocupaba el último lugar de la Primera B. A pesar de que él mismo decía que era la persona que más sabía de futbol en Chile, Eduardo Bonvallet no alcanzó a salvar su equipo del descenso.
Cuatro matrimonios fallidos, una lucha extenuante contra el cáncer gástrico y depresión fueron minando en la fuerza de un personaje que se ganó el apodo de -aunque primero se autonombró- Gurú por sus opiniones tajantes y que calaban hondo en la sociedad chilena, tanto a favor como en contra.
Con 60 años, en palabras de un compañero de trabajo «no supe dimensionar que tu voz cansada no era por exceso de trabajo, sino por exceso de vida». Tal como lo pone el mismo Eduardo Bonvallet en una de sus cartas de despedida:
«Al mundo. Perdí todo. Viví para la familia. Hijos. Casa. Dinero. Trabajo. Luché hasta el final, pero esto me superó».
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Su legado es el de un hombre contestatario, que tuvo el valor para cambiar las cosas, denunciar los males del futbol chileno y revolucionar a los medios deportivos. Por esta razón, a pesar de que muchas veces se pasaba de la raya -como la vez en que llamó «indígenas» a los seleccionados de Perú-, su muerte fue lamentada por personajes importantes del medio y la selección andina.
Eduardo Guillermo Bonvallet fue una figura que dejó una huella para la posteridad.
Por: Bernardo OV / @bernaov