No, su historia no la escribió ningún guionista de cine. Eduardo Camavinga nació en Cabinda, una de las dieciocho provincias de Angola y que cuenta con menos de un millón de habitantes, pero él no solo es de ahí; cuenta con ascendencia congoleña, pues sus padres nacieron y vivieron en la República Democrática del Congo, uno de los países con más violencia en el mundo y del cual emigran cientos de personas -si es que la guerra no los acerca antes a su muerte-.
El inicio del peregrinaje
La también conocida como Guerra Mundial Africana provocó que sus padres, Celestino y Sofía, tomaran la decisión de salir del país a buscar una mejor vida –o por lo menos estar lejos de la violencia, las balas y los muertos–, es así como llegaron a Miconje, Cabinda, en un campo de refugiados donde Eduardo Camavinga, ahora futbolista del Real Madrid, nació.
Tras asentarse ahí, un año después, Eduardo, sus padres, sus hermanos y sus hermanas, emigraron hacia Francia, se situaron en Lille y luego viajaron a Fougéres, una pintoresca ciudad situada en Bretaña. Ahí pasó su infancia, pero tampoco fue fácil; sin embargo, años después, toda su familia y él consiguieron obtener la nacionalidad francesa, con lo que ahora poseen tres nacionalidades.
Eduardo vio en el deporte un refugio, un escape de todo lo malo. Debido a su altura y a su físico, comenzó a practicar distintos deportes como el judo, pero su mamá no lo dejaba practicarlo porque rompía muchas cosas dentro de su casa; también hizo un intento en la gimnasia, pero lo que ganó fue el balón de futbol. Fue así como su mamá tomó la decisión de inscribirlo en el club Drapeau-Fourgéres, cuando tenía siete años de edad; su padre también se inscribió, pero él jugó para el equipo senior.
El balón de los sueños
Camevinga destacó rápidamente en el equipo, pues su estatura le permitió desempeñarse adecuadamente, tanto en la defensa central como siendo un delantero centro. Permaneció en el club durante cinco años, hasta que fichó con el Stade Rennais.
Aunque jugando para el equipo B, la carrera de Camavinga comenzaba cuando ocurrió otro momento impactante en su vida: cuando sus hermanos y él estaban en la escuela, su mamá en el supermercado y su papá trabajando, su casa se quemó. En una entrevista con la Comisión de Refugiados de la ONU, comentó lo siguiente:
«Mi casa se quemó, pero yo al día siguiente me fui a entrenar porque me ayudó a liberar la mente y no preocuparme. El futbol siempre me permitió escapar de mi realidad y hoy como profesional puedo darles una mejor vida tras todo lo que vivimos».
Ante la pérdida total de su casa y ante una vida tan compleja, al igual que millones de personas en el mundo, la fe se mantuvo intacta y eso le permitió salir a flote en los momentos más difíciles.
Ante este suceso, su padre le dijo que él ahora era la esperanza de la familia. Sí, un niño de doce años cargando sobre sus hombros -y en sus pies- con la responsabilidad de una familia, de su familia.
Jugar como equipo
La familia de Eduardo nuevamente tuvo que buscar refugio y pedir apoyo. Los servicios sociales acudieron al llamado y asistieron a la familia, al igual que Nicolas Martinais, el entrenador del juvenil en el Drapeau-Fougéres, quien organizó una colecta, donde consiguieron ropa, muebles y hasta juguetes.
Ante esta tragedia y las palabras de su padre, el juvenil puso un mayor empeño durante los entrenamientos hasta lograr ser registrado para el primer equipo del Stade Rennais. Con tan solo dieciséis años y cinco meses, el 6 de abril del 2019, Eduardo hizo su debut en la Ligue 1, convirtiéndose en el jugador más joven en hacerlo -rebasando a Mbappé- y en el primer jugador de la generación 2002 en jugar en Primera División.
Desde entonces, Camavinga logró consolidarse, ocupando un puesto titular en el Stade Rennais. Consiguió un total de 88 partidos con el primer equipo, cinco asistencias y un par de anotaciones, pero dando un equilibrio sumamente importante en el mediocampo del club francés.
Trazar la ruta
En noviembre del 2019, once días después de haber obtenido la nacionalidad francesa, Eduardo fue convocado por Francia Sub-21 a disputar los encuentros ante Georgia y Suiza. Diez meses más tarde, se estrenó con la selección absoluta en la Liga de Naciones de la UEFA, hecho con el que se convirtió en el jugador francés más joven en debutar con la selección mayor.
Todo esto ha hecho que el Real Madrid, en uno de los mercados de fichajes más importantes y sentimentales de la historia, finalizara su compra ante meses de escautéo. Eduardo Camavinga, llamado a ser una de las próximas figuras del futbol mundial, consiguió en el futbol un techo para él y para su familia. Dejaron atrás la guerra y el estar huyendo para asentarse en el mundo del futbol, en el club más importante del mundo.
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Por: Ángel Sánchez / @AngelSG_MX