Pocos son los espacios que han dado alegría a la afición mexicana. El Azteca al ganar la Copa Confederaciones de 1999 ante Brasil, Wembley y las preseas de oro obtenidas en los Juegos Olímpicos de 2012, y aunque pocos fueron partícipes y presenciaron uno de los actos más sobresalientes del Tri, el Estadio Universitario de los Tigres presenció el tan anhelado 5to partido del conjunto azteca en el Mundial del 86.
Pero repasemos un poco, ¿cómo logró la Selección alcanzar los cuartos de final en su propio mundial? En principio la Copa del Mundo no iba a llegar a México, sino a Colombia, sin embargo, los problemas económicos y fuertes conflictos de intereses en la nación cafetalera provocó que en 1983 México fuera elegido como sede del campeonato del mundo. Por otro lado, era la primera vez que un país organizaba dos Mundiales, México ya tenía experiencia en organizar torneos de tal gama como los Juegos Olímpicos del 68 y la Copa de 1970. Además el crecimiento económico de la nación azteca permitió que tal evento fuera realizado en tan poco tiempo, incluso el país se recuperó del terremoto de 1985 que dejó fuertes heridas en la población mexicana.
A pesar de todo ello el mundial logró realizarse, aunque con un trago amargo para el entonces presidente Miguel de la Madrid, pues una ola de abucheos en la inauguración de la Copa del Mundo de México 86 se hicieron sentir, debido a que rechazó la ayuda internacional cuando más lo necesitaba la población. Sin embargo, el ánimo entre la afición azteca se recuperó tras ver el debut del Tri el 3 de junio en el Azteca, donde vencieron a los diablos rojos de Bélgica 2-1.
La fortuna sonrió al conjunto tricolor en su primer encuentro. Aunque para el siguiente partido contra el combinado guaraní la suerte fue distinta y terminó en empate. México buscó el liderato del grupo B, para mostrarse como un anfitrión capaz de mostrar buen futbol, y en su último juego contra la Selección de Irak pudo alcanzar el ansiado liderato. Cabe destacar que el Tri jugó sus tres partidos en el coloso de Santa Úrsula, pues ejercía gran peso contra el rival.
Los Octavos de final se presentaron, el 15 de junio la aguerrida selección búlgara se plantó en el césped del Azteca, 90 minutos bastaron para que México con goles de Servin y Negrete, por cierto, considerado el mejor gol según la FIFA, pudiera plantarse en el ansiado quinto partido. El pueblo mexicano estaba eufórico, las calles, los barrios, todo se pintaban de tricolores, una hazaña que se celebró hasta el amanecer del 16 de junio.
Para el quinto partido el Azteca ya no fungió como sede, sino que fue turno del Volcán Universitario para congratular a la afición azteca y llevarnos a las semifinales, pero el capricho del destino no permitió que esa tarea fuera posible. El encuentro ante la poderosa Alemania terminó en ceros y los penales solo nos separaron de alcanzar nuevamente la gloria. Nuestra maldición los malditos penales, esos 11 pasos que nos han alejado del triunfo.
Los teutones acertaron cada uno de sus tiros, mientras que los aztecas no lograron convertir, salvo Negrete. Con el último tiro de Littbarski la suerte terminó y nuestro destino fue sellado, México le decía adiós a su propio Mundial. Hay quienes afirman que cambiar de estadio para jugar el quinto partido no nos favoreció, pues perdimos la ventaja de la mística del Azteca, además de disputar el encuentro a más de 2,500 metros sobre el nivel del mar. Sin embargo, fue el Volcán Universitario en donde todos los sueños y esperanzas de millones de mexicanos quedaron plantados, y aunque no se lograron cumplir, queda el recuerdo de disputar un quinto partido con la pregunta, ¿cuándo volveremos a cuartos nuevamente?
Por: Manuel Vázquez Laguna