Eso de que el deporte es salud suena en ocasiones como una mala broma. Dedicados como lo están a intentar superar sus propias marcas, a engrosar su acervo de aptitudes, a medirse con adversarios e incluso, tratándose de disciplinas de conjunto, con los compañeros de equipo para poder conseguir y mantener un puesto, los practicantes de deportes competitivos le tienen que plantar cara, además, ya no digamos a retos mayúsculos o a rivales de fuste sino a auténticos enemigos: las lesiones, los accidentes y las enfermedades que puede acarrearles tanto el consagrar su plan de vida al deporte como el solo hecho de ser humanos.
Que la activación física concomitante a los deportes se asocie con beneficios para el cuidado de nuestro cuerpo no debe hacernos perder de vista que los deportes en general —y el futbol no es la excepción— implican exposición al riesgo. Y ese riesgo aumenta en la dimensión profesional de la práctica deportiva.
De una oncena de casos de futbolistas en los que el riesgo dejó de estar en potencia para entrar en acto, materializándose en una saga de infortunios que simultáneamente pusieron a prueba su capacidad de resiliencia, escribe el médico y exfutbolista Juan Manuel Herbella en su más reciente libro: No me corten el pie, publicado por Planeta.
La peculiaridad que distingue a este libro radica en que su autor ha vivido los dos polos de la relación médico-paciente: fue futbolista profesional durante catorce años, en los que militó en once clubes de cuatro países —Argentina, Brasil, Ecuador y Venezuela—, y desde 2011 ejerce la profesión de médico en el ámbito del deporte. Herbella pudo dar cauce a esa dualidad vocacional porque supo compaginar su paso por las canchas con sus estudios de medicina con especialidad en traumatología.
Por su doble condición de deportista y profesional de la salud, Herbella empatiza de manera natural con los jugadores cuyas historias narra, al tiempo que comprende y asume la perspectiva desde la que actúan los médicos tratantes, además de que a los lectores nos explica, con palabras de dominio común, la terminología médica.
Como si fueran expedientes médicos en versión narrativa adicionados con buenas dosis de futbol, en No me corten el pie se cuentan sin dramaticidad cursimente añadida los periplos por quirófanos, salas de rehabilitación y consultorios médicos de futbolistas de élite que, mientras millones de personas los imaginaban disfrutando de la alta competencia y de las supuestas mieles de la fama que trae aparejadas, en realidad libraron luchas interiores con desenlaces que no siempre fueron finales felices.
Leí No me corten el pie precisamente el fin de semana en que a Sergio “Kun” Agüero se le diagnosticó una arritmia que lo alejará por lo menos tres meses de la actividad. Una dolencia en el pecho al minuto 38 del encuentro disputado el 30 de octubre de 2021 entre el fc Barcelona y el Alavés obligó a que se le practicara una evaluación cardiológica. El máximo goleador extranjero en la historia de la Premier League, el jugador que en 2012, como en película de Hollywood, le dio un título de Liga al Manchester City en los minutos finales del último partido luego de 44 años que llevaban los citizens sin levantar trofeo, ahora a la edad de 33 advierte por experiencia propia que el futbol, como la vida, se puede acabar en cualquier momento.
Juan Manuel Herbella, No me corten el pie. Historias médicas de superación y dolor de futbolistas, Buenos Aires, Planeta, 2021, 246 pp.
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Por: Farid Barquet Climent
*Este texto apareció primero en Futboleo