Los orígenes, la humildad, la garra y el talento son características que Emilio Lara comparte con Cuauhtémoc Blanco, uno de los máximos referentes del americanismo, y con Edson Álvarez, la última gran joya de la cantera azulcrema que fue exportada a Europa. Blanco, de Tepito; Álvarez, de Tlalnepantla; y Lara, de Atizapán. Emilio lleva consigo el ADN americanista.
En parte, gracias a su padre, Raúl Rodrigo Lara, que actualmente es asistente técnico de Fernando Ortiz. Todo este ADN fue trabajándose desde los 13 años, cuando el Pelón formaba parte del Nido Águila de Atizapán.
El carisma y ser un chico sin pena, son dos características más que Emilio ha mostrado desde que pasó de Atizapán a Coapa para disputar el torneo Internidos, siendo el primer acercamiento más profundo con el América. Su altura, su fildeo y su sacrificio defensivo llamaron la atención en las fuerzas básicas.
Desde aquel momento, Lara nunca dejó de vestir los colores azulcremas, escalando por las distintas categorías del club: Sub-13, Sub-17, Sub-20, hasta a llegar a primera división. Sin embargo, el camino no fue sencillo, pero la perseverancia y la constancia han distinguido a Lara.
Emilio Lara, hecho en el Nido Águila
Con el tricolor, a sus 17 años, Emilio formó parte de la selección que disputó el Mundial Sub-17 del 2019 en Brasil, acompañado de jugadores ya conocidos como Eugenio Pizzuto, Víctor Guzmán, Santiago Muñoz, entre otros. La solidez defensiva de aquel combinado azteca los posicionó como una de las mejores defensas del torneo, dándoles así el pase a la segunda ronda como el mejor tercer lugar, hasta llegar a la final contra el anfitrión, donde cayeron 2 a 1.
Lara fue uno de los jugadores más seguidos en aquel mundial juvenil, pero destaca la observación de Gerardo “Tata” Martino, quien ya era del DT de la selección mayor de México. Las condiciones futbolísticas de Emilio llamaron la atención de Martino, quien en algunas ocasiones ha agarrado a Lara como sparring para entrenarlo personalmente. De hecho, Lara fue convocado por primera vez con el Tri mayor en diciembre del 2021, en aquel amistoso contra Chile.
La constancia llevó al Pelón a mantenerse en el América. Ya con la Sub-20, en mayo de este año, el América logró levantar el título de la categoría después de diez años. Por supuesto, quien levantó el título fue el capitán, Emilio Lara. Aquel equipo juvenil fue campeón con jugadores como Lara, Morrison Palma, Román el Mozumbito Martínez, Paolo Ríos y Santiago Naveda.
A pesar de que Lara ya había debutado con el primer equipo en la era de Santiago Solari, en contra de Rayados, además de salir a la banca en algunos encuentros del primer equipo, aquel título con la Sub-20 fue clave para que Emilio fuese tomado en cuenta para el actual torneo. A raíz de ese trofeo y gracias a su desempeño, Lara firmó con el primer equipo.
Características de un canterano americanista
La plurifuncionalidad es otra cualidad de Emilio y él lo sabe. Arrancó el torneo actual como defensa central al lado de Néstor Araujo; sin embargo, tras la salida de Jorge Sánchez al Ajax, el canterano fue recorrido a ocupar la lateral derecha. Entre ambas posiciones, Lara se ha ganado el corazón de la afición americanista debido a su gran desempeño que también ha significado asistencias e, inclusive, un gol que significó los 3 puntos vs Querétaro.
Como se mencionó, Emilio ha sido un jugador que Gerardo Martino ha seguido muy cerca desde que tomó las riendas de la Selección Mexicana. Por ello, el pasado miércoles 30 de agosto, Lara hizo su debut con la Selección mayor vs Paraguay, partido que fue fundamental para los seleccionados en espera de ser llevados al Mundial de Catar 2022. A pesar de la derrota, el Pelón dejó buenas sensaciones en los 30 minutos que disputó.
Así, Emilio Lara, actual gran promesa del Club América, buscará seguirse afianzando con los de Coapa en busca del título número 14. Asimismo, y si mantiene el nivel, la esperanza de ser convocado a Qatar sigue en el aire, ¿y por qué no? En un futuro cercano hacer maletas rumbo al viejo continente, para mantener esa parte del ADN azulcrema.
Por Ángel Sánchez / AngelSG_MX