A la hora de buscar un adjetivo para el futbol mexicano, casi siempre se hace referencia a lo surreal debido a los múltiples cambios impensados que se presentan tanto en los resultados como en los parados tácticos de muchos encuentros. Pero hay dos escuelas que desde finales del milenio pasado y principios del actual se aceptaron y adoptaron por su antagonismo dentro del terreno de juego y los resultados que han dado: el Lapuentismo y el Lavolpismo.
El primero, hace referencia al estilo de juego planteado por Manuel Lapuente y que se basa en el parado 4-4-2, uno de los más clásicos y poco propositivos e innovadores debido a la posición de cada jugador, en la que no se permite que la defensa se sume al ataque fácilmente y que se le critica por ser poco flexible. Se le reconoce principalmente por ser defensivo y jugar más al resultado que a las formas. En algunas ocasiones, incluso, se ha puesto en tela de juicio por ser un sistema que prefiere dar prioridad a la defensa y descuida la delantera, lo que propicia balonazos largos y contragolpes a la espera del error del equipo rival.
Las escuelas Lapuentista y Lavolpista se han adaptado tan bien al futbol mexicano, que tienen discípulos incluso hoy en día.
Los principales representantes de la escuela Lapuentista son: Raúl Arias, José Manuel de la Torre y Mario Carrillo, todos ellos campeones en al menos una ocasión dentro del máximo circuito del balompié mexicano.
La segunda escuela, que se le atribuye a Ricardo Antonio La Volpe, parte de un juego que –generalmente– se reconoce por ganar bien, con formas, estética y privilegiando el toque desde la salida en la primera línea. Esto permite un mayor dinamismo entre los jugadores y evita que se salten las líneas con pelotazos largos y balones al espacio.
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La ofensiva que propone es en conjunto y la formación con la que se reconoce es con el 5-3-2, misma que permite que los laterales pasen de sus labores defensivas a las ofensivas al incorporarse por los costados hasta la línea de fondo, como si fueran un par de volantes. Incluso se le asocia con la mentalidad de primero permitir un gol antes que jugar mal.
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Su juego de conjunto es agradable a la vista y privilegia la posesión del esférico a ras de pasto. A pesar de que la estrategia no es propia de Ricardo, se le ha denominado Lavolpista debido a que fue él quien introdujo a México el sistema propuesto en Argentina por César Luis Menotti.
Entre los técnicos a los que se les reconoce dicha escuela destacan: Rubén Omar Romano, Sergio Bueno, Miguel Herrera, José Guadalupe Guzmán y Raúl Gutiérrez, quienes a pesar de que no todos cuentan con títulos en su palmarés, han dejado huella en los equipos donde han dirigido.
Hay quienes también empiezan a tomar en cuenta a Enrique Meza y Ricardo Ferretti como dos impulsores de nuevos tipos de juego. Sin embargo, las escuelas Lapuentista y Lavolpista se han adaptado tan bien al futbol mexicano, que tienen discípulos incluso hoy en día que buscan títulos a través de las estrategias de dos de los técnicos más recordados y galardonados en el país.
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Por: Obed Ruiz/@ObedRuizGuerra