Junio de 1964. Una gota de sudor recorre la frente del “generalísimo”. Dentro de su oficina, golpetea su pluma tratando de tomar la mejor decisión para el régimen. La eliminatoria puso una vez más a españoles frente a soviéticos. Los fantasmas del pasado regresan para atormentar a Francisco Franco. En lo más recóndito de su mente, él lo sabe. Hace cuatro años dejó pasar una oportunidad única: vencer a los comunistas con un equipo histórico (Gento, Kubala y Di Stéfano).
El miedo a una posible derrota lo paralizó, los españoles abandonaron la contienda, la Unión Soviética se coronó campeona y el resto es historia. Este dilema radica en enfrentarse ante el conjunto dirigido por Konstantin Beskov, con la posibilidad de salir triunfantes, reforzando el mensaje del régimen; o entregarle el trofeo a sus rivales, una vez más, pero en esta ocasión en su propia casa.
Ante un ambiente tenso, hay quienes incluso proponen la retirada del torneo por segunda vez consecutiva. Sin embargo, la presencia del primer ministro: José Solís, esclarece la situación. Es el impulso que Franco necesita, el que España necesita. Tomada la decisión, los muchachos de José Villalonga disputan la final.
Los participantes de la Euro 1964
A diferencia de la edición anterior, la Euro 1964 tuvo un recibimiento digno de un torneo de renombre. El número de selecciones participantes incrementó de 17 a 29. En esta ocasión se sumaron equipos como la República Democrática de Alemania, Inglaterra e Italia.
A pesar del mayor número de participantes, el formato permaneció el mismo: eliminatorias a doble partido hasta conocer a los cuatro semifinalistas. Se crearon 13 eliminatorias para acceder a los octavos de final. Austria y Luxemburgo se clasificaron de manera directa debido a un sorteo y la Unión Soviética accedió al ser el vigente campeón.
Los únicos países que declinaron la invitación fueron: Finlandia, La República Federal de Alemania y Grecia, quien abandonó el torneo debido a haber sido emparejado con Albania, país con el cual había estado en guerra durante 50 años.
Eliminatorias: Victorias, derrotas y sorpresas
Similar a su previa edición, las eliminatorias no decepcionaron. Espléndidos duelos como Bulgaria contra Portugal, donde se necesitó un desempate en la ciudad de Roma para favorecer a los búlgaros. Luxemburgo dejó fuera a Holanda a pesar de que ambos partidos se disputaron en Ámsterdam.
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De igual manera fueron sorprendentes resultados como la eliminación de Checoslovaquia (semifinalista en el torneo anterior) a manos de Alemania Democrática; y por supuesto Francia imponiéndose a Inglaterra. Dos años después, los ingleses se convertirían en campeones del mundo.
Uno de los duelos más destacados fue: Dinamarca vs. Luxemburgo quienes, después de un 3-3 en la ida y un 2-2 en la vuelta, disputaron el desempate en Ámsterdam. Un gol de Madsen metió a los daneses entre los mejores cuatro.
El camino a Madrid
La Furia Roja (España) dejó en el camino a Rumania y ambos equipos irlandeses para ingresar a semifinales donde se midió ante Hungría. Por el otro lado, la Unión Soviética tuvo una difícil eliminatoria frente Italia y Suecia antes de disputar el boleto a la final contra Dinamarca.
La semifinal entre daneses y soviéticos se disputó en el Camp Nou donde los URSS no tuvo piedad con un marcador de 3-0 y ganando su entrada a la gran final. La historia de España fue más complicada en el Santiago Bernabéu, en un partido altamente competido frente a la Hungría de Ferenc Bene y Florian Abert. En tiempo suplementario, Amancio anotó para darle la victoria a los locales con un marcador final de 2-1.
El día de la final, en el mismo recinto, espectadores corearon el nombre del “Generalisimo” tras su arribo al palco. España utilizó un uniforme azul para diferenciarse de los rojos. A pesar de la tensión entre ambos países, el himno soviético se respetó de manera digna.
Al minuto seis, un pase de Luis Suárez le brindó a Jesús Pereda el gol de la ventaja, aunque la alegría duró poco gracias a que Khusianov aprovechó un error del arquero español para igualar el marcador. Ambos arqueros, José Ángel Iribar y Lev Yashin (campeón en la edición pasada) fueron figuras en un encuentro que se definió en los últimos minutos.
Al minuto 84’, Pereda centró desde la banda derecha para encontrar a Marcelino quien remató de cabeza para brindarle a España su primer trofeo a nivel internacional. “A mí me hubiera gustado que mi gol hubiera sido en otra época y no durante una dictadura”, declaró Marcelino. El Generalísimo estaba encantado, la Euro 1964 era suya.
Por: Mario Badillo / @n7mariobadillo