La Euro de 1988 quedará para el recuerdo como el pago de una deuda histórica que tenía el balón con Holanda. Recordemos que en 1974 la Naranja Mecánica de Johan Cruyff, fue derrotada en la final del Mundial por Alemania Federal en el Olímpico de Múnich. Los tulipanes merecían ganar gracias a su estilo de juego revolucionario y espectacular, pero en el futbol no gana el que más merece.
Panorama Internacional
El 6 de julio, millones de mexicanos acudieron a las casillas para elegir al sucesor de Miguel de la Madrid en la presidencia del país. El ganador resultó ser Carlos Salinas de Gortari, tras un dudoso proceso electoral donde “se cayó el sistema” en favor del candidato del PRI.
Mientras tanto en el Oriente Medio, se dio fin a una guerra de ocho años entre Irak e Irán. Sin embargo, un grupo de árabes encabezados por Osama Bin Laden crearon el grupo extremista Al Qaeda en Pakistán. En junio rodó el balón en Alemania Occidental para inaugurar la Euro 1988, que sirvió de antesala para la Caída del Muro de Berlín y el fin de la Guerra Fría.
En cuanto al balón
El formato de competición permaneció igual al de Francia 1984; con dos grupos de cuatro selecciones, donde los ganadores de cada sector se cruzaron en semifinales. Los ocho combinados que disputaron el torneo fueron: Alemania Federal, España, Italia y Dinamarca, en el grupo uno y Países Bajos, Inglaterra, Irlanda y la Unión Soviética en el grupo dos. La gran ausente fue Francia quien era la vigente campeona.
Fase Final
La Euro comenzó con un empate a uno entre Alemania e Italia en Düsseldorf. Por otro lado, España debutó con victoria contra Dinamarca, los goles fueron obra de Míchel, Butragueño y Gordillo, para los nórdicos marcaron Laudrup y Poulsen. En su siguiente partido, España cayó ante Italia con un gol de Vialli a 15 minutos para el final, de esta manera, los dirigidos por Miguel Muñoz complicaron mucho su clasificación.
Jürgen Klinsmann y Olf Thon, fueron los encargados de anotar para la mannschaft, y sentenciar a Dinamarca del torneo, luego de dos derrotas. Los teutones siguieron dominado el grupo y el la última jornada derrotaron a España con un doblete de Völler. La azzurra se sobrepuso a Dinamarca, con dianas de Altobelli y De Agostini, firmando así el segundo lugar del sector por detrás de Alemania.
El grupo dos empezó de una manera muy sorpresiva. Irlanda e Inglaterra se midieron en el primer encuentro, el cual se llevaron los irlandeses gracias a un gol de Houghton. La gran favorita para llevarse el título era Holanda, pero en su primer partido cayó contra la URSS; Rats firmó el gol que le dio los tres puntos a los soviéticos. Gullit estuvo a punto de empatar después de estrellar un balón en el travesaño. Los tulipanes se quedaron sin margen de error.
Un renovado van Basten
El partido más atractivo se dio entre Inglaterra y Holanda. Rinus Michels, histórico seleccionador holandés, alineó a Marco van Basten para este duelo, pues el delantero ya se había recuperado después de una larga lesión. El ariete holandés fue fundamental para la victoria de la Orange. Anotó un golazo antes del descanso, y después del empate de Brayan Robson, firmó dos más. Su hat-trick eliminó a los ingleses y le dio vida a su equipo. En el otro encuentro Irlanda y la Unión Soviética empataron a unos.
En la última jornada la URSS goleó a una demolida Inglaterra 3 por 1, sellando así su liderato de grupo. Sin embargo, el juego que lo definió todo se disputó en Gelsenkirchen, donde los dirigidos por Michels llegaban con la obligación de vencer a Irlanda.
En la primera parte McGrath estuvo a punto de poner por encima a los irlandeses, pero el poste le negó la alegría. Para la segunda mitad, la Naranja Mecánica se fue con todo al frente, pero no fue hasta 8 minutos para el final cuando Koeman imprimió un potente disparo que fue desviado por Kieft con un extraño remate para mandarla a guardar y asegurar la presencia de Países Bajos en la semifinal.
Alemania e Italia a casa
Las semifinales enfrentaron a la URSS contra Italia y a los Países Bajos frente a Alemania Federal. Los anfitriones recibieron a Holanda en Hamburgo, y los goles no llegaron hasta el segundo tiempo.
Lothar Matthäus abrió el marcador después de que Rijkaard derribó a Völler en el área. A falta de 15 minutos para el final, van Basten cayó dentro del área y el árbitro marcó un penal más que debatible que fue transformado en gol por Koeman. La prórroga era inminente, hasta que apareció van Basten en el último suspiro del tiempo regular con un impecable remate, que rompió la igualdad y mandó a Holanda a la gran final.
El otro boleto para la final se lo llevó la URSS, después de un duro duelo contra Italia que sentenciaron en tan solo cinco malos minutos de la azzurra, Litovchenko y Protasov anotaron para los soviéticos, dándoles el pase a Múnich.
Una final con un golazo para la historia
El 25 de junio de 1988, en el Estadio Olímpico de Múnich, Países Bajos y la Unión Soviética, se reencontraron para definir al campeón de la Euro. El partido comenzó con los soviético volcados al ataque, pero van Breukelen logró disolver los ataques de la URSS. Posteriormente, la calidad de los holandéses se impulsó y tomaron el control del juego, Gullit puso a prueba los reflejos de Dassaev y por poco conseguía anotar.
No fue hasta el minuto 30 cuando Rudd Gullit puso el uno cero con un potente disparo de cabeza. En el minuto 54, llegó la cita con la historia: Mühren mandó un centro preciso a segundo palo, el cual van Basten calculó como el letal delantero que era, e imprimó una certera y antológica volea que sentenció la final y le dio su primer título internacional a la Naranja Mecánica que tanto lo merecía. El Cisne de Utrecht, se convirtió en el máximo romperedes de la Euro, y se consagró como leyenda ganando el Balón de Oro ese mismo año.
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Por: Diego Albarrán / @diego_cuba08