Era la temporada 1975-1976 del futbol mexicano y la pandilla de Monterrey se preparaba para enfrentar un nuevo torneo y necesitaba refuerzos que marcaran la diferencia. Desde el año anterior, los Tigres de la Universidad Autónoma de Nuevo León habían ascendido al máximo circuito del balompié nacional, y todos saben que en esos encuentros se disputa algo más que un simple partido de futbol. La solución parecía inédita, Eusebio, la ‘Pantera de Mozambique’ llegaba a Rayados como una de las más grandes figuras que este deporte ha brindado.
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¿Quién era Eusebio?
Hagamos una pausa y miremos el trayecto de Eusebio da Silva Ferreira. Tuvo un debut soñado en París en junio de 1960 cuando el Benfica de Portugal logró ficharlo luego de una confusa negociación en la que el Sporting de Portugal estaba incluido. El partido -no oficial- era frente al Santos de Pelé, equipo al que La Pantera Negra anotó 3 goles y captó toda la atención del orbe ya que sólo tenía 18 años.
Eusebio nació el 25 de enero de 1942 en un barrio llamado Mafalala, en la actual Maputo, Mozambique -que en esa época era una colonia de Portugal-. Quedó huérfano a los 8 años de edad pero el futbol siempre lo llevó por el camino indicado.
En 1962, a tan solo un par de años de su debut, fue la pieza clave que anotaría dos goles para coronarse en Liga de Campeones de la UEFA con el Benfica, frente al poderoso Real Madrid de Ferenc Puskás y Alfredo Di Stéfano.
La carrera de Eusebio alcanzó la cúspide en el Mundial de Inglaterra 1966; fue el campeón goleador del certamen con nueve anotaciones y condujo a Portugal a su mejor participación en una Copa del Mundo ganando el partido por el tercer lugar, frente a la Unión Soviética que tenía en su escuadra al mejor portero de todos los tiempos Lev Yashin.
La Perla Negra consiguió algo que pocos jugadores pueden presumir, anotarle un penal a la Araña Negra.
¿Cómo le fue a Eusebio en Monterrey?
Regresemos a la Sultana del Norte, donde Eusebio jugó solo diez partidos y anotó únicamente un gol, dato que resulta increíble pues en 313 partidos de liga con el Benfica, consiguió anotar 320 goles. En ambas escuadras fue dirigido por el chileno Fernando Riera, llegando a los Rayados a petición de la mismísima Pantera.
Aquejado por las lesiones, el portugués salió del cuadro norteño dejando muestras de su calidad no como jugador, sino como una persona humilde que llegó a ser incluso capitán del equipo.
Tras su partida, jugó en Canadá, Portugal y finalizó su trayectoria en los Estados Unidos. Su muerte llenó de lágrimas a todo Portugal que veía cómo la estrella que más había brillado se apagaba. Con todo y la existencia de Cristiano Ronaldo, el balompié mundial recordará al único lusitano que se enfrentó a grandes como Pelé, George Best, Bobby Charlton, Lev Yashin, di Stéfano y vino a jugar al futbol mexicano.
Por Jorge Emilio Mendoza Piña / @gerogehatetweet