El 14 de diciembre del año 2000 es un día importante en la historia del futbol moderno por múltiples motivos. Luego una larga peregrinación por Argentina y tras buscar de manera persistente algún equipo que pudiera apoyarlos con el tratamiento hormonal necesario que necesitaba el pequeño, por fin llegaron a su objetivo.
El pequeño, llamado Lionel Andrés Messi, había probado suerte en varios clubes en su país natal, pero no tuvo el desenlace esperado. Tras el fracaso en casa, cruzó el charco con la intención de seducir a los grandes clubes europeos. Luego de una serie de complejas negociaciones, el Barcelona (de la mano de Carlos Rexach, secretario técnico del club en aquel momento), fichó al rosarino. Todo quedó pactado en una servilleta, que sirvió de contrato para el pequeño Lionel que entonces tenía doce años.
La de Messi es una historia de ensueño que transformó el balompié: el chico pequeño con problemas para crecer que irónicamente terminó por ser uno de los más grandes en la historia del futbol. Sin sitio a dudas es toda una inspiración para miles de niños alrededor del mundo que sueñan con alcanzar la gloria dentro de los equipos más importantes.
Sin embargo, no solamente inspiró a los chicos, también despertó una vorágine de cazadores de talento que vieron cómo un contrato en una servilleta terminaba en un futbolista de costo estratosférico. Todo chico con talento podía devenir en un futuro astro. Y esto implicaba mucho dinero.
La explotación infantil en el futbol
Según narra el escritor Juan Pablo Meneses, el astro argentino convirtió a los menores de edad en objetos de deseo para los agentes y los clubes que se dieron cuenta de que el Barcelona compró barato y podía vender sumamente caro. Justamente el club catalán fue sancionado debido a que hubo irregularidades en el fichaje de varios menores de edad. El conjunto blaugrana fue castigado con la prohibición de contratar jugadores durante dos mercados de fichajes, además de una multa de 370 mil euros. Aunque esto sucedió durante el 2014, otros clubes se han inmiscuido en problemas similares: Atlético de Madrid y Real Madrid también fueron sancionados por fichar a chicos menores a los 18 años. El hecho de que este tipo de casos se repliquen no hace sino mostrarnos cómo el mercado infantil de futbol está creciendo de manera considerable.
El papel de los padres
Juan Pablo Meneses escribió todo un texto acerca de este tema en el que demuestra que los excesos y la explotación infantil en el futbol no aparecen únicamente del lado de los clubes. Los padres también juega un papel protagónico en este proceso que pasó de ser pequeños que iban a divertirse con el sueño de ser futbolistas, a padres ansiosos de que sus hijos sean fichados por los grandes clubes del mundo.
Para la realización de “Niños futbolistas”, Meneses recorrió toda América Latina en busca de un niño que pudiese representar en Europa. Esperaba encontrar reticencia por parte de los padres, sin embargo, lo que halló fueron sujetos deseosos porque sus hijos fuesen comprados. Ahora no solamente se usan los sueños de los chicos, sino también las añoranzas y ambiciones de los padres.
El caso de Lederman
Por otro lado, la llegada a las academias de los mejores clubes del mundo no es sino un primer paso en el que muchos jóvenes se quedan. Uno de los casos más emblemáticos fue el de Ben Lederman, joven estadounidense que fue fichado por el Barcelona cuando apenas contaba con once años. El chico estaba llamado a ser la próxima gran estrella del futbol estadounidense y pronto se convirtió en el primer estadounidense en estar inscrito en La Masía. Esta decisión implicó que su familia tuvo que abandonar su vida en los Estados Unidos para migrar con el niño a la Ciudad Condal. Sin embargo, aunque el club y el pequeño futbolista estaban contentos, la FIFA tenía otros planes.
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Según el artículo 19 del reglamento de Transferencia de Jugadores de la FIFA, ningún menor de edad podrá ser objeto de una transferencia internacional a menos que sus padres se hayan mudado al país sede del club por motivos ajenos al balompié; la transferencia se lleve a cabo dentro de la Unión Europea o el jugador viva a 50 kilómetros o menos de la frontera del país en el que el club tiene su sede.
La salida
Lederman no cumplía con ninguna de las condiciones anteriores y, como ya se dijo, el Barcelona fue sancionado. Sin embargo, el verdadero castigo recayó sobre el estadounidense. No se le permitió jugar con el equipo juvenil, solamente tuvo derecho a entrenar, por lo que durante cerca de un año no vio actividad. Tras un largo proceso que incluyó el retorno a los Estados Unidos y la tramitación de un pasaporte polaco, el joven logró retornar a las filas del equipo blaugrana para darse cuenta de que el tiempo fuera de las canchas le había pasado factura. No tuvo más cabida en el club.
Aunque el caso de Lederman es el testimonio de un chico que tuvo que cargar con la presión de que toda su familia se mudara para seguir el sueño de uno de sus integrantes, para al final fracasar, este es quizá uno de los casos más afortunados. Hay historias que no tiene un final tan alegre.
África y Latinoamérica
Existen casos en los que escuelas de dudosa procedencia fichan a jóvenes africanos y les prometen que serán llevados a Europa, donde un equipo está interesado en sus habilidades. Las familias de estos chicos llegan a vender sus casas con tal de lograr pagar el viaje y la comisión de quién les prometió la visoria. Desgraciadamente por cada caso de éxito se suman muchos en los que la historia no era verdad: al llegar al club para su audiencia, nadie los conoce.
Terminan viviendo en el abandono o de manera ilegal en un país que se encuentra a kilómetros de sus hogares. Este fenómeno es de magnitudes tales que hay una organización que se dedica a dar apoyo en este tipo de casos: Culture Foot Solidaire. Ésta reveló que, en el 2014, cerca de 7 mil chicos, solamente en Francia, viven en condiciones de desamparo debido a que no encontraron acomodo en ninguna escuela de futbol. La película “Diamantes Negros” es un vivo retrato de lo que tiene que atravesar estos chicos.
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Independiente
La industria en Latinoamérica no se queda atrás. En marzo del 2018 salieron a la luz las condiciones en las que vivían los chicos de las fuerzas básicas del club argentino Independiente. La situación mostró no solamente que vivían en condiciones lamentables, sino que también habían vivido abusos sexuales. El caso tuvo como consecuencia la detención del árbitro Martín Bustos, así como el representante de futbolistas Juan Manuel Díaz Vallone, entre otros.
Una servilleta dio paso al que probablemente sea el mejor jugador de la historia, pero también dejó tras de sí una estela de chicos que han perdido mucho en la búsqueda de su sueño: vivir de la pelota. El ascenso de uno significó, de manera involuntaria, el hundimiento de muchos más: la explotación infantil en el futbol.
Por: Alberto Roman / @AlbertoRomanGar