Hay jugadores que nacen para ser grandes, que marcan historia y forjan un camino para sus compañeros. Ese fue el caso de Faustino Asprilla, quien marcó un hito en la historia del balompié colombiano.
Explosividad pura
Faustino Hernán Asprilla Hinestroza nació el 13 de septiembre de 1969 en Tuluá, Colombia. Inició su camino en el Cúcuta Deportivo, equipo donde no permaneció mucho tiempo. Su olfato goleador, sus poderosos remates de cabeza, acompañados de las excelsas definiciones con ambas piernas lo pusieron en la mira del Atlético Nacional, equipo al que llegó a los 20 años de edad.
Ya en este club su talento fue floreciendo, sus goles fueron vitales para el equipo, y apenas en su segunda temporada obtuvo el trofeo de la Liga Colombiana. Sus participaciones e importancia hicieron eco en todo el país, y fue por ello que lo llamaron a ser parte de la Selección Colombiana sub-23 de cara al torneo Preolímpico Sudamericano de 1992. Su rendimiento se vio premiado con la medalla de plata.
Con ese logro regresó al Atlético Nacional, pero no tuvo que guardar por mucho tiempo sus maletas, porque pronto recibió la oportunidad de su vida. Sus actuaciones en la liga local, sumando su colaboración con el conjunto colombiano juvenil, llamaron la atención del viejo continente. Para ser específicos, del que era considerado, para ese momento, el mejor futbol mundial: Italia.
Un segundo hogar
El Parma mostró interés en la joven promesa colombiana, pero él no lo podía creer. ¿Por qué un equipo que está en la mejor liga del mundo volteó a verlo? Fue la impresión que le dio, hasta pensó que todo era parte de una broma, pero el tiempo lo puso en su lugar.
La negociación se cerró, y para la temporada 1992-1993 Asprilla estaba cumpliendo el sueño europeo. Mejor aún, era el primer colombiano que lograba un fichaje en tierras italianas. Era su momento, su oportunidad de demostrar de qué estaba hecho.
En su primera temporada logró 12 goles en 39 partidos, una cifra sorprendente para un recién llegado, pero eso no fue lo más sobresaliente. Además, su fiereza, calidad y compromiso lograron que la afición lo fuera arropando, y todo terminó de encajar en el partido con el equipo del momento: el Milan.
Milan y Parma se vieron las caras en el estadio San Siro, el favorito era el equipo local, ya que llevaba invicto 58 partidos, y lo que parecía un juego de trámite terminó por ser más complicado. El Parma llegó a luchar, se notó en las intenciones de sus jugadores, pero sobre todo de Faustino, que en cada oportunidad que tuvo buscó perforar el arco.
Lo mejor se dio con una falta fuera del área, el colombiano se posicionó para tirar; cobró con potencia y colocación, dejó parado al cancerbero Sebastiano Rossi. Ese fue el 0-1 que le dio la ventaja y terminó por ser la victoria del cuadro visitante.
La revancha de Faustino
La temporada siguiente fue mejor que la anterior. Faustino subió su racha goleadora, de 12 a 16 goles en 44 partidos, lo que le llevó a ser convocado con la selección Colombia. Apareció en la lista del combinado que buscaba calificar al Mundial de Estados Unidos 1994. Y en una épica del futbol cafetero, Asprilla formó parte medular de la victoria histórica de 0-5 ante Argentina, misma que les dio el pase directo al certamen mundialista.
Lamentablemente su papel en la justa mundialista no fue bueno. Colombia quedó en el último lugar de grupo con solo 3 puntos, llevándose, dos derrotas 1-3 con Rumania y 1-2 con Estados Unidos y la victoria de 2-0 llegó ante Suiza.
Pero la vida da revanchas, y para 1995 Faustino obtuvo la suya. Parma y Juventus se vieron las caras en la final de la Copa UEFA. En el primer encuentro el Parma se impuso 1-0 con gol de Dino Baggio. En el segundo encuentro, Gianluca Vialli dejó votar un pelotazo desde su propia área, para después soltar un tiro soberbio al ángulo más cercano y así, partiendo la portería a la mitad, el marcador se puso 1-0, 1-1 en global.
Las cosas se complicaron, pero al minuto 54 el Tino Asprilla logró posicionar a Roberto Mussi en la lateral del área grande, para que éste mandara un centro que solo pudo encontrar Dino Baggio e impuso el 1-1 definitivo. Esta era la mejor temporada del colombiano, si bien no tuvo muchos goles, sus asistencias y visión del campo le dieron puntos importantes a su equipo.
Intentar comenzar de nuevo
A mitad de la temporada 1995-1996 viajó a Inglaterra después de una baja significativa en su juego. El Newcastle apostó por él, y en 14 partidos apenas recolectó 3 goles y sirvió 7 asistencias, lo que, aunque pareciera poco, acompañados con el rendimiento que recuperó, era suficiente para irse ganando la titularidad.
Lo mejor de Asprilla en el club inglés fue, sin duda fue su participación en la UEFA Champions League de 1997. En dicha edición, el Newcastle estaba en el grupo C, compartiendo lugar con el Barcelona, el PSV y el Dinamo de Kiev. El equipo de Faustino era de los más humildes en aquella campaña de Champions, sobre todo porque en la primera fecha se enfrentaron al Barcelona de Figo, en lo que parecía un partido perdido.
Pero no la realidad sobre la cancha fue otra. Faustino de nuevo creyó en la hazaña.. La zaga azulgrana no supo cómo responder, y solo pudieron ver al colombiano alzarse con un hack-trick. Y aunque el visitante intentó pelear, nada pudo hacer para cambiar el 3-2.
Al final el Newcastle permaneció en el tercer puesto, recolectando dos partidos ganados, uno empatado y tres derrotas, lo que le dio un balance de 7 puntos, quedando arriba de un Barcelona que apenas pudo obtener 5 unidades.
El futbol no alcanzó
Pero el Tino seguía prometiendo, tanto que equipos como el Real Madrid se fueron interesando por él, pero una lesión en la rodilla hizo que todo se cayera. Dicha lesión lo mantuvo fuera de juego por 6 meses, lo que, acompañado de su reputación de poca disciplina, lo fueron llevando a la baja.
El colombiano siempre fue brillante, pero desde sus inicios fue una persona difícil, llegaba tarde a los entrenamientos o simplemente no llegaba, no seguía muchas instrucciones y lograr que saliera a trotar era un milagro. Aunque todo eso lo compensaba con el esférico, pero todo fue uniéndose hasta colapsar.
En Italia las cosas fueron similares, cuando estaba en mejor momento se le comenzó a asociar con fiestas, antros, salidas con amigos y personas de no tan buena reputación. Las distracciones fueron haciendo que su relación con la prensa se tornara algo difícil, de un lado una figura que no le gustaba que sacaran sus trapitos al sol, y de otro unas personas que, en algunos casos, llegaban a exagerar lo ocurrido.
El ocaso
Las cosas sufrieron su fractura total en la Copa Mundial de Francia 1998, donde Faustino fue convocado. En el primer encuentro fue sustituido al minuto 85, cosa que no le gustó, y tuvo una discusión con el técnico nacional Hernán Darío Gómez. El intercambio de palabras fue subiendo de tono hasta ser expulsado de la selección.
Ya con la reputación completamente rota, además de las duras críticas, el colombiano comenzó a vagar por varios equipos, como el Palmeiras, Fluminense, Atlante, Universidad de Chile, su regreso a Cortuluá y, finalmente, Estudiantes de la Plata.
Fue justamente en el equipo argentino que decidió colgar los botines, con solo dos partidos con el club y con 36 años de edad. Logros, victorias, historia, son parte de la historia de Faustino Asprilla, pero los problemas del pasado fueron aumentando hasta que por fin le tomaron factura.
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Por: Miguel Ángel Bustamante Rosas / @MiguelB07