Ese domingo 13 de abril del 2003 desperté poco antes de las siete de la mañana, un día antes, mi primo Carlos me había dicho: «Tito, mañana juega La Roma, así que no se te olvide y pon tu alarma, va contra el Parma«. Era el primer fin de semana que me quedaba en casa de mis tíos, llevaba mi X-BOX y durante horas jugamos Pro-Evo Soccer (PES). Los dos más que puntuales estábamos ya en la sala con el televisor encendido, la Associazione Sportiva Roma jugó como local y se impuso 2-1 (Totti 45´, Guigou 73´) ante el Parma Calcio 1913.
Hasta antes de ese partido, no comprendía la pasión y el amor que profesaba mi primo por el club de la capital italiana. Al ver el futbol que desplegaban, en suma con el apoyo y cánticos de los aficionados es que me sumergí casi por predestinación en el color amarillo y rojo. Y de entre todos los jugadores de aquel día, hubo uno en particular que me llamó la atención, el 10, el capitán, Francesco Totti.
Todos los caminos llevan a Roma
Francesco nació un 27 de septiembre de 1976, sí, en Roma para Roma. Desde muy pequeño mostró un gran virtuosismo con la redonda, ya desde ese entonces su posición era la de creativo, cuando sus padres, Lorenzo y Fiorella le inscribieron a un equipo juvenil de su localidad (San Giovanni) llamado Fortitudo Luditur 1908.
Pronto, sus capacidades llamaron la atención de reclutadores. Cuando tenía 13 años de edad, tocaron a su puerta personas que se presentaron como directores deportivos, pero no eran de Roma, vestían de rojo y negro, iban por parte de Associazione Calcio Milan; y querían que fuese a jugar con ellos sin importar el precio. Fiorella, su madre, rechazó la oferta.
La explicación del por qué no aceptaron la oferta era simple, cuando eres de Roma solo hay dos opciones: o eres rojo o eres azul, Roma o Lazio. El amor por el cuadro de La Loba pasó en su familia de generación en generación, primero, de su abuelo Gianluca a su hijo Lorenzo y éste lo transmitió a Francesco, así que el camino estaba más que claro. Además, Fiorella le enseñó a su hijo que más allá del dinero, el hogar y la familia lo son todo.
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Semanas después tocaron de nuevo a su puerta, esta vez los colores giallorossi (amarillo y rojo) pusieron una oferta por la joven promesa. Es así que en 1989 se integró al equipo juvenil de La Roma. Tres años después, y con tan solo 16 años de edad, haría su debut como profesional el 28 de marzo de 1993 ante el Brescia Calcio, encuentro que los romanos ganaron 0-2 (22′ Caniggia, 26′ Mihajlovic).
Innegable era la genialidad innata que derrochaba al momento de tomar el balón y hasta sin él. Movimientos, pases, tiros y descaro para driblar le permitieron hacerse de un lugar en el cuadro titular. Cuando logró tener mayor regularidad y constancia en la Serie A, pudo marcar su primer gol, éste llegó el 4 de septiembre de 1994 ante el Foggia Calcio. El partido terminó empatado 1-1 (Totti 34´- Kolyvanov 77´).
Para la temporada de 1997 esa joven promesa se fue consolidando a pasos agigantados, en cada encuentro que disputado dio muestras más que claras ser un jugador diferente. Su peso específico iba más allá de su excelsitud al momento de pisar el césped, también ejercía como líder, por lo que en esa misma campaña le fue otorgado el gafete de capitanía por parte de su amado club.
“La familia y el hogar lo son todo”
Debo decir que quedé cautivado con la mística y magia que el conjunto Giallorossi transpiraba en cada partido. Y, obvio, por ese jugador que se abría paso entre las defensas rivales como el más fiero gladiador, quien hilaba jugadas impensables con genialidad de estratega, que profanaba las redes cual letal artillero y que conquistaba victorias como un Emperador que quiere aún más.
Comencé a devorar información, datos y estadísticas, además de partidos de La Roma con Totti como orquestador. Después, con el paso de los años, me di cuenta de la dualidad y otredad entra la capital itálica yeste jugador, la esencia de ambos como uno solo.
Las proezas que realizaba dentro del campo como orquestador de batallas encarnecidas por la victoria permitieron que él y sus compañeros se erigieran como el cuadro campeón para la temporada 2000-01. Sí, el hijo pródigo de Roma se volvía eterno como su ciudad.
Tales hazañas alimentaron el interés de otros clubes por hacerse con la joya romanista. Inglaterra, Alemania, España, las ligas más importantes del orbe futbolístico no solo lo querían, sino que exigían que su futbol conquistara nuevas fronteras. De entre todos esos equipos hubo uno en particular que tentó a Totti, el Real Madrid Club de Fútbol con un Florentino Pérez que quería a los mejores jugadores para el mejor equipo. Y desde el 2001 hasta el 2004 estuvo en búsqueda del italiano.
«Yo estaba bastante decidido, no me iba a un equipo normal, me iba al mejor equipo del mundo. El Real Madrid presionó todo lo posible para que me fuera, lo estuve pensando mucho, de verdad. Sin embargo, cuando hablé con las personas a las que amo comprendí –una vez más– que el hogar y la familia lo son todo«.
«Si me hubiera ido al Real Madrid habría ganado tres Champions, dos Balones de Oro y muchas otras cosas, pero prefiero lo que he hecho, la fidelidad es la mayor de las victorias para mí».
De gladiador a Emperador
En los 25 años que Francesco ha jugado con la escuadra romana, logró:
. Serie A (2000-01).
. Copa Italia (2006-07, 2007-08).
. Supercopa Italia (2001, 2007).
. Capocannoniere (2007).
. Bota de Oro (2007).
. Líder en apariciones con el club con 786 partidos oficiales disputado, de los que 619 fueron en Serie A. Totti es el tercer jugador con más encuentros disputados en el campeonato italiano, tras el defensa del Milan Paolo Maldini (647) y el portero de la Juventus Gianluigi Buffon (630).
. Líder de goleo histórico de su club con 307 tantos (entre liga, copa, y torneos internacionales).
. Segundo máximo goleador histórico de la Serie A con 250 goles (detrás de Silvio Piola, con 274).
Jugando con la realidad
La franquicia EA Sports tuvo un éxito rotundo con los videojuego FIFA, donde comenzaron a incluir no solo selecciones de futbol, sino también las ligas más importantes. Por supuesto, la liga italiana se hizo presente, por lo que La Roma junto con Totti también hicieron su aparición. Francesco ostenta el título como único jugador en haber aparecido desde el FIFA 96 ’ hasta el título FIFA 17 ’.
El fin de un Imperio
Mis fines de semana se iluminaban con el color amarillo del Sol y el rojo del corazón. Cada vez que los jugadores saltaban al campo se coreaban sus nombres en un caos melódico que no hacia otra cosa más que cautivar a quien lo escuchara, pero había algo diferente cada vez que tocaba el momento de nombrar Il Capitano. Los aficionados exacerbados y pletóricos exclamaban por aquél que mejor que nadie comprendía lo que significa Roma.
«Italiani o no, siamo tutti fratelli sotto un’unica bandiera,quella giallorossa, e sotto un’unico nome: ROMA!» (Francesco Totti).
«Italiano o no, todos somos hermanos bajo una sola bandera, el rojo y amarillo, y bajo un mismo nombre: ¡ROMA!». (Francesco Totti)
Con el paso de los años, Francesco miró cara a cara al tiempo y le enfrentó de la mejor manera en que lo pudo haber hecho, con futbol. Temporada tras temporada la experiencia adquirida le permitía compensar el deterioro de la velocidad de piernas con la mental. Lo que no se deterioró fue ese toque para destruir cualquier planteamiento defensivo o salir airado al enfrentarse ante un cancerbero.
El 2017 estaba ya marcado en el calendario como el último año en que Francesco Totti defendería con cuerpo y alma el uniforme Giallorossi. El 28 de mayo de aquel año, La Roma recibió al Genoa Cricket & Football Club, el marcador terminó 3-2 a favor de los locales (Edin Džeko 10′, Daniele De Rossi 74′, Diego Perotti 90′ – Pietro Pellegri 3´, Darko Lazovic 79´). Aunque el resultado terminó por ser lo menos importante.
La longevidad del eterno capitán llegó a su fin. Totti dijo adiós.
Tras 28 años de haber llegado al conjunto capitalino y 24 de jugar para el primer equipo es que vi su último partido como profesional. «Apagar la luz no es fácil. Tengo miedo. No es lo mismo que se siente delante de la portería cuando tienes que marcar un penalti, esta vez no puedo mirar a través de los agujeros de la red qué habrá después», pronunció Totti al leer una carta hacía los asistentes al final de ese encuentro.
Tal vez en este universo vertiginoso del futbol los trofeos suelen ser siempre el sinónimo tangible del éxito. Vaya banalidad. La pasión y amor son principios que desafortunadamente hoy día son golpeados tan fácilmente como un balón. Totti pudo haber abandonado Roma y conquistar todo, irónicamente se quedó y conquistó mucho más.
Sin darme cuenta, partido tras partido veía la historia escribirse, la cual, terminaría por convertirse en leyenda. Sentimientos encontrados: tristeza y felicidad por quien se fue. Gladiador y Emperador, que no es más que un mortal que ríe y llora, sufre y goza. Jugador que dejó alma y vida por un equipo, por una ciudad, y por un amor que le mitificó en la eternidad.
¡Gracias Totti!
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Por: Ricardo Olín García / @ricardo_olin