Dicen que los romperredes no se cansan de anotar pues tienen tatuado el arco en la mente. Galeano afirma que «al ídolo, la pelota lo busca, lo reconoce, lo necesita. En el pecho de su pie, ella descansa y se hamaca». Pero la leyenda de Gabriel Batistuta, ‘Batigol’, es diferente; su amor con la de gajos le produjo un dolor casi insoportable en las piernas, aún siendo el máximo capocannoniere de la Serie A durante su estancia en la Fiorentina y con la Selección Argentina –hasta junio de 2016, cuando Lionel Messi lo superó.
La historia de Gabriel Omar Batistuta es el claro ejemplo de cómo aquellas especies que se alejan de su hábitat, sufren. Son muy pocos los delanteros que se cansan de anotar goles. Batistuta fue uno de ellos.
A los dos días que dejé el fútbol no podía caminar. -Gabriel Batistuta
El primero de febrero de 1969 nace en Reconquista, Argentina, uno de los depredadores más letales que el área grande ha podido presenciar. ‘Batigol’ fue un delantero de esos que no necesitan tiempo para pensar y definir, su instinto demoledor le regala el lapso suficiente para celebrar sus anotaciones y no pensar en más. Técnica perfecta, potencia física y la sangre argentina corriendo por sus venas.
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Debutó con Newell’s Old Boys y en la temporada 1989-1990 fichó con los millonarios de River Plate para ser campeón. La primera polémica llegó a su vida: el barrio de la Boca lo vería defendiendo la camiseta xeneize la próxima temporada, cometiendo la máxima traición que un argentino puede consumar.
Todos sabemos que los talentos jóvenes que brillan en estas escuadras difícilmente permanecen en Argentina. Gabriel Batistuta hizo maletas y emigró al Calcio italiano para defender los colores de la viola en la temporada 91-92.
Nunca fue campeón de la Serie A con la Fiore, pero demostró que su apodo ‘Batigol’ le calzaba perfecto. Se consagró como el segundo mejor goleador en la historia del equipo fiorentino con 207 dianas, a un gol del sueco Kurt Hamrin. Alguna vez, Pier Paolo Pasolini dijo que «el mejor futbol es un lenguaje de poetas siempre y cuando versifiquen juntos».
Gabriel Batistuta nos regaló poesía a diestra y siniestra con los versos que Rui Costa trazaba en el medio campo. La crisis que vivió el equipo de la ciudad del Renacimiento llevó al club a vender a todas sus grandes figuras. Batistuta emigró a la Roma de 2000 al 2002, equipo con el que quedaría campeón.
En la selección argentina consiguió 56 goles en 78 partidos, diez de estas anotaciones las repartió en tres Copas del Mundo; estuvo con la última selección que ganó la Copa América en 1993. Para el Mundial de Estados Unidos 94 compartió el terreno de juego con un Diego Maradona dando los últimos destellos de una carrera de locura y magia, pero la gran decepción fue en Corea-Japón 2002, cuando fueron eliminados sorpresivamente y ‘Batigol’ anunció el retiro de su Selección.
Terminada la Copa del Mundo, tuvo un discreto paso por el Inter de Milán pero las lesiones lo alejaron del gol. El máximo romperredes de la albiceleste se estaba cansando de anotar. En 2003 se marchó a Catar para jugar con el Al Arabi y en 2005 puso fin a su carrera deportiva; los dolores en las piernas lo estaban acechando como alguna vez el acechó el área rival.
No se pueden perder «El Número Nueve» filme que retrata la vida de Batigol.
Tan grave fue el dolor que le pidió a su médico que le cortara las piernas. Tiempo después, Gabriel Batistuta dijo que ya no era necesario pues el dolor iba disminuyendo con los tratamientos. Ahora se le ha visto de nuevo en alguna cancha con sus ex compañeros, sueña con encariñarse de nuevo con el gol y aumentar esa cuota de 348 dianas que consiguió durante toda su carrera.
Por: Jorge Emilio Mendoza Piña /@georgehatetweet