Después de 23 años de no alzar una copa de campeón, el Cruz Azul rompió con lo que parecía una maldición y ganó, por fin, el torneo Guardianes 2021 del futbol mexicano. Después de cinco finales perdidas en torneos cortos (Clausura 2008, Apertura 2008, Apertura 2009, Clausura 2012 y Apertura 2018) y luego de una serie de cambios en directiva, cuerpo técnico, cambio incluso de sede, la máquina cementera puso punto final a una muy mala racha que dejó de manifiesto que el fútbol es más que un deporte-espectáculo. A la luz de la objetividad, las constantes derrotas de la máquina cementera arrojan datos que dan para el análisis deportivo, político y económico, y por supuesto, para la ficción y la diversión ¿Por qué no?
La ficción
Salta a la vista el carácter dramático que devino de caer frecuentemente en la categoría de subcampeón. Antes de que se publicara el escándalo de Billy Álvarez, el Cruz Azul era algo así como el Sísifo del futbol mexicano. Su historia contemporánea era digna de una tragedia griega pues parecía que existía una voluntad superior a todo deseo humano: el destino. A la luz de la literatura, el Cruz Azul era el héroe trágico que no podía resistirse a su destino, siempre fatídico, y que debía resignarse a la idea de que, por más que se esforzara, nunca sería campeón. La enorme piedra que cargaba sobre sus espaldas para alcanzar la cima, siempre habría de caer y tendría que empezar de cero, irremediablemente.
Pero más que Sísifo, el Cruz Azul era una suerte de Otelo, un Rey cegado por un alférez en el que confiaba y quien lo orilló a asesinar a su amada. El directivo Guillermo Álvarez, como un Yago celoso del éxito de Otelo, jugó con un doble discurso y se ha convertido en uno de los grandes villanos de este club: por un lado, contrató a figuras internacionales del futbol como refuerzo y a diferentes directores técnicos, así, cada temporada, el “Azul” se equipaba casi hasta los dientes para enfrentar un nuevo torneo.
Pero, por otro lado, después de convertirse en súper líder de la liga y de eliminar en liguilla a grandes equipos mexicanos, el Cruz Azul debía llegar a la final y perderla para que se pudiera cobrar un seguro de 40 millones de dólares a la reaseguradora Blue Eagle Re, empresa del propio Álvarez. El Cruz Azul no era un Sísifo solitario y condenado por los dioses, era un Otelo manipulado por un Yago que lo orilló a asesinar sus deseos de triunfo. He ahí la tragedia (redoble de tambores y Memes, muchos Memes)
La fe, inquebrantable siempre
Sin embargo, a pesar de contar con una directiva corrupta y voraz, la fe de la hinchada, inquebrantable siempre, fue la gran protagonista y la gran victoriosa de esta historia. Puesto que los aficionados del Cruz Azul se ilusionaban final tras final con que, por esta ocasión, sí saldrían campeones. Al fin lo han logrado, enhorabuena por ellos. No obstante, el pensamiento mágico no se limita sólo a las cuestiones de la esperanza, sino también a la de las supersticiones y las cábalas propias del juego. Basta recordar que tanto hinchas como jugadores recurrieron a un sinnúmero de rituales que les ayudaran a combatir lo que, en apariencia, era uno de esos castigos helénicos que no se podían rebatir.
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Tanta era la desesperación del equipo que en 2017 contrataron los servicios de la Bruja Zulema para que les realizara una limpia y que de este modo pudieran romper el conjuro que los perseguía por durante 20 años. Dos años más tarde, en 2019, por recomendación del preparador psicológico, Bernardo Angulo, los jugadores construyeron una cruz de cemento que funcionó como amuleto y que llevaron consigo a todos sus encuentros. Del mismo modo, José Guadalupe “Lupillo” Castañeda, exjugador cementero, en 2020 recurrió a la chamanería; para ello, en compañía de un brujo, asistió a las instalaciones de la Noria y del Estadio Azteca para “alejar” a los fantasmas con agua “bendita”. Y a últimos días, la hinchada solicitó al Youtuber Auron que arropara con su bendición virtual al Cruz Azul, la cual, al parecer, surtió todo el efecto del mundo.
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La superstición también dio pie a innumerables bromas pues para el año 2018, durante el Campeonato Mundial efectuado en Rusia, todas las derrotas de los equipos eliminados se le atribuían al hipotético uso de una playera del Cruz Azul por parte de algún hincha distraído. Claro, se trataban de imágenes alteradas y en tono de juego. Pero lo anterior ponía de manifiesto que el Cruz Azul era considerado un equipo maldito y que incluso su mala suerte podría resultar contagiosa. Y ahora que han campeonado, usuarios de Redes Sociales afirman que se han afectado las líneas del espacio-tiempo o que se ha alterado el orden natural de las cosas. ¡Qué mala onda!
El deporte
Ahora bien, desde un punto de vista deportivo, también resultaba inexplicable que un equipo con jugadores nacionales e internacionales de alto nivel no lograran alcanzar la gloria deseada. Empezado el nuevo milenio, los colores del Cruz Azul fueron vestidos por futbolistas de la talla de Mauro Camoranesi (Campeón del mundo en 2006), Óscar “Conejo” Pérez (Campeón de Copa Oro en 1998), Sebastián “Loco” Abreu (Campeón de Copa América en 2011), Ricardo Osorio (Campeón de Copa Oro 2003), Juan Francisco Palencia (Campeón de Copa Oro en 1998), César “Chelito” Delgado (Oro en Juegos Olímpicos 2004), Javier Orozco (Campeón de Copa Oro en 2015), César Villaluz (Campeón del mundo en categoría sub-17 en 2005), Miguel Sabah (Campeón de Copa Oro en 2009), Edgar Andrade (Campeón del mundo en categoría sub-17 en 2005, Campeón de Copa Oro en 2009), Gerardo Torrado (Campeón Copa Oro en 2009 y 2011), Jared Borgetti (Campeón de Copa Oro 2003), Javier Aquino ( Oro en Juegos Olímpicos en 2012, Campeón de Copa Oro en 2015), Fausto Pinto (Campeón Copa Oro en 2009), Néstor “El Pato” Araujo (Oro en Juegos Olímpicos en 2012), José de Jesús Corona (Campeón de Copa Oro en 2009, Oro en Juegos Olímpicos en 2012), Francisco “Gato” Silva (Campeón de Copa América en 2015 y 2016), por enlistar a algunos internacionalmente exitosos.
Sin dejar de mencionar a emblemáticas figuras como Francisco “Kikín Fonseca, Marcelo “Chelo” Delgado, Joel Huiqui, Melvin Brown, Denis Caniza, Daniel Alberto “Cata” Díaz, Julio César “El Cata” Domínguez, Christian “Chaco” Giménez, Emanuel “Tito” Villa, Alejandro Vela, Roque Santa Cruz, Cristian Riveros, Luis “Chocolatín” Amaranto Perea, entre otros. Lo cual da cuenta de que las asiduas derrotas del Cruz Azul no eran entera responsabilidad de los jugadores, pues en sus equipos de selección nacional y en otros clubes lograron coronarse campeones. ¿Qué ocurría entonces?
Billy “Billetes” Álvarez
Alguna vez leí un tuit que decía más o menos esto: “cuando se te dificulte todo, asegúrate de que nadie te está poniendo el pie”. Justo después de leerlo, se destapó el escándalo de Billy-Billetes Álvarez en octubre de 2019. El diario Eje Central publicó un artículo intitulado “El negocio de la derrota” que aseguraba que las 5 finales perdidas del Cruz Azul no eran producto de una casualidad. Y no sólo salió a la luz lo del cobro del seguro sino que además, en julio de 2020, la Fiscalía General de la República giró una orden de aprehensión contra Guillermo Álvarez por los delitos de delincuencia organizada y operación de recursos de procedencia ilícita. Es decir, además de obligar a los jugadores (con el tiempo se investigarán a los partícipes) a perder cada una de las finales, desviaba recursos y operaba empresas fantasma, lo cual generó daño patrimonial a la Cooperativa Cruz Azul.
Así que en agosto de 2020 renunció a la dirección del equipo y se dio a la fuga pues debía remunerar una garantía de 564 millones de pesos para evitar ser detenido, cifra que obviamente no pagó nunca. Pero, Álvarez no operaba solo, junto con él, Alfredo Álvarez y Víctor Garcés manejaban también de manera fraudulenta los recursos del Cruz Azul Fútbol Club. Esta historia aún está en proceso, y por el bien del deporte Rey, convendría que los responsables de los malos manejos económicos sean apresados y paguen por sus delitos.
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Ahora bien, desde la óptica económica, los 5 subcampeonatos, sin contar la cantidad de partidos perdidos en fases eliminatorias, del Cruz Azul en torneos cortos se percibían un tanto inexplicables debido a que han contado con una de las plantillas más caras del fútbol mexicano. El invertir fuertes sumas de dinero en un equipo no asegura campeonatos, es cierto.
Sin embargo, estadísticamente, se refleja una proporción entre buenos resultados e inversión en jugadores. Es decir, a mayor inyección de recursos monetarios, mayores posibilidades de llegar a una final de torneo. Baste como botón de muestra, el equipo Club Tigres de la Universidad Autónoma de Nuevo León, equipo que a la fecha tiene el valor de 72.1 millones de dólares y que, con el retorno de Alejandro Rodríguez Michielsen a la Presidencia del club y gracias a la fuerte inversión en jugadores que se ha realizado desde 2010, los Tigres han ganado 5 títulos en los último 10 años (Apertura 2011, Apertura 2015, Apertura 2016, Apertura 2017 y Clausura 2019), por lo que incluso debe considerarse como el equipo de la década pasada.
Por su parte, el Cruz Azul actualmente tiene un valor de 64.20 millones de euros, pero no es de esta cifra de que lo quiero hablar sino de los 200 millones de dólares que se invirtieron en la contratación de refuerzos y de rotación de cuerpo técnico y que no se reflejaron en buenos resultados. Siendo el periodo de Ricardo Peláez en el que mayor gasto hubo. Este despilfarro de dinero, refuerza la teoría de que las inversiones estaban mal encaminadas. Y que tristemente, dicha cantidad es lo que le ha costado al Cruz Azul un único campeonato.
Epílogo
La historia contemporánea del Cruz Azul Futbol Club es más compleja de lo que se puede describir en este espacio y da para muchos temas a desarrollar. Lo cierto es que, de algún modo, se puede hablar de una justicia deportiva para un equipo cuyo mal venía desde casa, lo cual permite que se abra debate en cuanto al manejo de los hilos del fútbol, pues surgen las preguntas acerca de cuántos equipos más han sido o serán víctimas de la corrupción y el arreglo de partidos; cuántos equipo son o serán beneficiados de esta práctica que poco beneficia al deporte y que privilegia los intereses de determinados grupos de poder. Por ahora, el Cruz Azul por fin ha sido campeón de copa, ojalá toda su tragedia sirva de lección para equipos que también se encuentran rezagados y que no se ve por dónde ni cuándo puedan campeonar.
Por Jaina Mata / @jainamata