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El hooliganismo, aquella enfermedad inglesa que asoló Europa entre los años 70 y 80 parece que se ha calmado, al menos un poco. Los diarios ya no inundan la primera plana con referencias a actos violentos por parte de estos grupos radicales. Los ultras, los aficionados que van más allá de su equipo, son mencionados cuando incurren en una pelea o introducen un objeto prohibido a los estadios. Sin embargo, su forma de vida, que ha sido implanta como un ideal de beber, pelear y cantar para tu equipo, parece ganar más fuerza en los medios de consumo.

No es broma, la cultura del hooliganismo ha atrapado a cientos de fanáticos que ven un atractivo en este estilo de vida vendido por películas o documentales, aunque la realidad puede distorsionarse. Por ejemplo, muchos seguidores que les gustaría ser como un ultra o hooligan consumen primero su forma de vestir, un atuendo casual pero que los hace pasar desapercibidos. 

Si quieres saber más sobre el hooliganismo ve el siguiente vídeo: 

Las marcas de ropa como Stone Island o Fred Perry han sabido aprovechar este mercado de consumidores, casi casi te venden sus productos diciendo que con ellos puedes convertirte en hooligan, pues ante todo «el estilo es primero». Para completar tu atuendo, ¿qué tal unas zapatillas Adidas o New Balance? Sin ellas tu outfit no puede estar completo. ¿Qué sigue ahora? Pues parece que tienes que comprar más camisetas o chamarras para tener un estilo diferente cada día; los hooligans tienen que cambiar su apariencia para no parecer retrato.

¿Te parece una locura, no? Aunque no lo creas, en esto se convierte un movimiento cada vez que genera popularidad o asombro pues buscamos pertenecer a él, sin embargo, factores como la distancia hace que tengamos una idea deformada de cómo realmente es ser un hooligan, un ultra o cualquier grupo. De ahí que las marcas de ropa -nada tontas-, aprovechen esta situación, pero incluso en los países donde se viven estos movimientos de manera continua muchas veces están idealizados y preferimos creer que hooligan es el que sale en la pantalla grande y no el que está en la calle peleando.

                      

A ese grado es lo que el negocio está convirtiendo el mundo, el futbol, todo. Nos venden la oportunidad de ser algo que en realidad no es así. Cada día parece existir más pseudoultras que no saben lo que significa ser un seguidor radical, poco a poco el consumo por productos cambia la experiencia de la vivencia por solo estar en el sofá viendo a través de tu celular lo que realmente sería ser un hooligan.

 

Por: Manuel Vázquez Laguna

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