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El escritor Irvine Welsh es sin duda un cronista salvaje de Edimburgo. Su obra literaria respira concreto y también futbol. Quién puede olvidar la primera secuencia de la película de Trainspotting dirigida por Danny Boyle en donde podemos apreciar a Renton corriendo mientras Iggy Pop suena de fondo. Esta gran obra fílmica basada en una novela de Welsh nos transporta a un comienzo empapado de lenguaje – pues la novela está escrita en Scottish English-, situación que nos ayuda a reconfigurar los parámetros de una crítica, que busca posicionarse como una contraparte a la moral de su tiempo.

El futbol por otra parte es un elemento fundamental en el campo de acción de la novela y del grupo de personajes que habitan en ella, algunos de los cuales navegan por la adicción a la heroína y el desengaño que profesan hacia las instituciones sociales, políticas y culturales. Sin embargo, aman la pelota y llevan tatuado en la piel el color del Hibernian F.C., equipo fundado por la comunidad irlandesa que residía en Cowgate, el cual ha pasado a representar a Leith, distrito del norte de Edimburgo. Este sitio abraza las grandes pasiones y desgracias de varios de los protagonistas de Irvine Welsh, quienes entran a escena en un Edimburgo lastimado por las crisis, en medio de una falta de identidad que no puede responder a las preguntas que plantea la realidad.

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Irvine Welsh un jugador empedernido de las letras, que fichó con el Hibernian F.C.

Sin duda Trainspotting es una obra literaria que no le pide nada a su versión cinematográfica, pues de hecho es la estructura narrativa la que compone un mosaico de excesos y placer. En esta cuestión es donde podemos rastrear la elección condicionada que establece la sociedad, de ahí el mensaje del autor de The Acid House, que afirma el ocaso de las reglas y parámetros con los cuales medimos nuestra propia existencia: al final del día somos vida viviéndose continuamente. Aquí también es donde nuestro amor por el futbol es fundamental.

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La historia por otra parte del Hibernian F.C. no es nada despreciable, el amor se ha codificado de tal manera en el distrito de Leith que no solo representa un estilo de juego, también una forma cultural y tradicional del balompié escocés. El club se ha llevado cuatro Premier League de Escocia, siendo Arthur Duncan quien más partidos tiene con los Hibs.

El verde y el blanco como las palabras de Welsh, no se han desvanecido desde la fundación del club en 1875. No hay duda que un equipo como el Hibernian se ha vuelto parte de la historia que cuenta una ciudad, allí donde Irvine Welsh comenzó a escribirla.

Redacción ADR

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