México es un país que vive actualmente una situación de violencia insostenible. En el presente año, El Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y Justicia Penal aseveró que nuestro país cuenta con quince de las ciudades más peligrosas del mundo. En este contexto la Ciudad de México goza de un privilegio relativamente valioso, ya que, por lo menos hasta 2018, se encontraba debajo del promedio nacional en lo que a delitos de alto impacto se refiere; mientras que el resto del país registra 314.9 delitos por cada 100 mil habitantes la CDMX se queda en 231.8 por la misma cantidad de habitantes.
Aún así cuenta con zonas de fama importante debido a su inseguridad. Una de éstas es Iztapalapa, que en el mismo año ocupó el segundo lugar entre las delegaciones más inseguras de la capital. Curiosamente también se destacada en otro ámbito; Iztapalapa es la Tierra Santa del futbol para la gente de a pie: es el punto en el que se concentran más canchas de futbol en la ciudad más poblada del país.
El sitio con más canchas de la CDMX
En toda la capital hay más de 700 canchas de futbol, de las cuales 49 están ubicadas en Coyoacán, 58 en la Gustavo A. Madero. Por su parte la delegación Álvaro Obregón está posicionada como la sub campeona, con 63. El primer lugar tiene más del doble de las que posee el segundo: Iztapalapa cuenta con 156 campos para que ruede la pelota.
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Vale la pena detenerse a pensar un momento en las posibilidades que este tipo de espacios puede suponer para una situación así. Bien es cierto que la pelota y los campos también se manchan. Tan sólo a finales del 2018 trascendió la noticia de que un hombre había sido baleado en el campo del Deportivo San Lorenzo Tezonco. Las canchas muchas veces son espacios en los que la violencia hace su aparición, pero la realidad es que la mayoría de la veces representan oasis.
Ahí donde la violencia aparece como éter en el que se navega, el futbol, la pelota, sus campos, se convierten en un espacio de comunidad. El llano es un espacio donde se crea comunidad a base de pases y asistencias. Es evidente que el balompié solo no nos puede salvar, pero su disfrute hermana.
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Historias de adversidad y pelotas
E justo en el centro de estas dificultades, de estos momentos de crisis, donde los personajes extraordinarios hacen su aparición. La adversidad es su condición de posibilidad. Un perfecto ejemplo de esto es Daniel “El Pollo” Hicks. Figura histórica del futbol llanero, con sus casi siete décadas de vida, continúa asistiendo a las canchas, casi de manera religiosa. Se convirtió en figura del Real Iztapalapa luego de una dura infancia que lo llevó a huir de la violencia y el alcoholismo de su padrastro. Como mucha gente en zonas inseguras a lo largo y ancho del mundo, ha tenido una gran cantidad de trabajos, pero su verdadera vocación habita el llano, la cancha.
Como la suya hay una gran cantidad de historias. Sin duda las canchas han aparecido ahí donde más se demandan: ante los tiempos de adversidad, hagamos rodar el balón.
Checa la historia completa del Pollo Hicks aquí.
Por: Alberto Roman / @AlbertoRomanGar