Debe decirse que el intentarlo ya es en sí mismo todo un mérito. México no es una potencia del futbol y la realidad es que si en 2010, antes de la llegada de Javier Hernández, alguien hubiese dicho que un mexicano iba a jugar en el Manchester United de Sir Alex Ferguson, básicamente nadie lo habría creído. E incluso mucha gente en ese momento no lo creyó. Las voces que decían que «Chicharito» sería banca fueron muchas. Pero había que intentarlo. Este lanzarse hacia adelante es la constante que guía la carrera de Hernández.
El amargo arranque de Javier Hernández
Ya en 2005 el romance con la pelota daba señas de ser sinuoso. Chucho Ramírez lo dejó fuera de la lista definitiva de aquella Selección sub-17 que finalmente terminó por convertirse en campeona del mundo en Perú. Pero siguió empujando. Después, pasó casi tres años en la banca, relegado, con apariciones sin continuidad alguna. Las dudas fueron tales que consideró de manera seria abandonar las canchas. Pero siguió intentando; y valió la pena.
El Apertura 2009 fue el momento en el que la necedad se convirtió en persistencia: tercer goleador de la liga. Aquí es donde para muchos se comienza a escribir la historia de Javier Hernández, cuando los éxitos aparecen. Sin embargo, hubo una voluntad férrea detrás, que no habría de abandonarlo.
El adiós a México
Los números no dejaron de mejorar y en su último torneo en México, a pesar de no jugar varias fechas debido a la larga concentración del Tri para Sudáfrica 2010, Chícharo quedó como el máximo goleador del Bicentenario 2010, empatado con Johan Fano y Hérculez Gómez. Su partida al Man U fue una bomba que tomó por sorpresa al futbol de nuestro país. Las expectativas eran moderadas por parte de gran parte de la afición, que deseaba ver al mexicano romperla, pero que veía con desconfianza la magnitud del club en el que militaba. Pero Hernández imaginó cosas chingonas, empujó.
Ferguson lo metía de cambio y el mexicano respondía con goles. Poco a poco se hizo de un sitio no sólo dentro del campo, sino también en el corazón de la afición de los Red Devils, que encontró en él una figura. Este romance vivió en eterna primavera mientras Sir Alex estuvo al frente del club. Dos Premier League y tres Community Shield dan testimonio del buen paso de Javier Hernández y de su club en aquellos días.
Pero quizá vale la pena un pequeño dato para que se pueda ver la importancia que el mexicano tenía para su entrenador: en la final de la Champions League de 2010-11, se enfrentaron el Manchester United vs el Barcelona de Pep Guardiola, el mejor de la historia. Ferguson puso de inicio al mexicano y jugó los noventa minutos.
El comienzo de la caída
Tras la salida del entrenador que lo llevó a Europa, en 2013, los minutos de Chicharito comenzaron a caer y con ello sus goles. Se va cedido al Real Madrid de Cristiano Ronaldo, donde se ve sumamente complejo afianzarse. Pero lo intenta. Logra un gol valiosísimo contra el Atlético de Madrid y deja un buen sabor de boca en la Casa Blanca, aunque la realidad es que no consigue asentarse y termina por dejar a los merengues.
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Finalmente va al Bayer 04 Leverkusen, donde vive su último gran momento. Durante su primera temporada anotó un total de 17 goles, quedando como cuarto goleador de la Bundesliga y dejando a su club en 3 lugar del torneo. Para su segunda temporada mete 11 tantos en liga. Volverá a la Premier League con el West Ham, donde su nivel decaerá y tras dos temporadas Sevilla se hará de sus servicios, donde tampoco logra retomar el ritmo.
El empuje
Es cierto que la carrera de Javier Hernández se encuentra hoy por hoy en un bache del que, todo parece indicar, no saldrá en la MLS. Pero que haya venido a menos no debe cegar a la afición y hacer que olvide que, sin sitio a dudas, Chícharo es uno de los jugadores más importantes en la historia del futbol mexicano.
Aunque quizá no se encuentra al nivel de Hugo Sánchez y Rafael Márquez, el ex jugador de Chivas llegó a una final de Champions League y ganó dos Premier League, jugó al lado de Cristiano Ronaldo y le llenó el ojo a una figura de la talla de Sir Alex Ferguson. Además es el máximo anotador de la Selección Mexicana. Decir que Hernández no fue una realidad de nuestro futbol es no querer ver lo obvio. El hoy jugador del L. A. Galaxy, tiene una carrera en la que se pueden encontrar trofeos que pocos jugadores nacidos en nuestro país pueden presumir.
Cuando Javier Hernández declaró “imaginemos cosas chingonas”, en la antesala de Rusia 2018, no hacía sino describir la actitud que ha tenido frente a la pelota desde antes de que su carrera como profesional comenzara: empujar y empujar. De no ser tomado en cuenta en sub 17 a ser el máximo goleador de la Selección absoluta hay una distancia que no se puede recorrer si no es a fuerza de coraje, rasgo que durante la carrera de Chícharo, siempre ha estado presente. Quien niegue esto, sólo tiene que mirar hacia atrás para encontrar las pruebas.
Por: Alberto Roman / @AlbertoRomanGar