Jugar tres Copas del Mundo de la FIFA, disputar la Copa Confederaciones y ganarla ante Brasil, recibir la medalla al Mérito Cívico de Nuevo León, ser considerado una leyenda del futbol regiomontano… ser acusado de violación y tener una orden de aprehensión en su contra. Así han sido los últimos 23 años de la vida de Jesús «el Cabrito» Arellano.
Un buen inicio
Originario de Monterrey, Nuevo León, «el Cabrito» es considerado uno de los mejores futbolistas del futbol regiomontano y uno de los más icónicos de la historia, pues las 28 temporadas y los más de 400 partidos disputados con «la Pandilla» lo ponen como una leyenda, a pesar de que ha estado tras las rejas en los últimos años.
Arellano comenzó a jugar futbol desde los cinco años, vistiendo la camiseta de los Leones Negros de la Colonia Indeco, equipo perteneciente a su padre, Jesús Arellano. Tras mostrar su habilidad para encarar a los defensas, los Vaqueros de Guadalupe, dirigidos por Pepe Sánchez, exfutbolista de Tigres y Rayados, se interesaron en sus habilidades y lo incorporaron a sus filas.
En un partido contra las fuerzas básicas del Monterrey, Miguel Mejía Barón observó su habilidad y lo llevó consigo para que, en 1994, tuviera su debut en la Primera División del Futbol Mexicano.
Jesús «el Cabrito» Arellano: rompiendo caderas
Pareciera que Arellano nació para vestir la camiseta de Monterrey, pues de las 28 temporadas que disputó como futbolista profesional, 24 fueron vistiendo los colores de «la Pandilla». En 410 encuentros disputados, anotó 48 goles. ¿Cómo no ponerle el título de leyenda?
Las temporadas donde «el Cabrito» cambió de rayas fue del Verano 1998 hasta el Invierno 1999, cuando vistió de rojiblanco con las Chivas del “Tuca” Ferretti. En Jalisco, Arellano consiguió explotar aún más su gran nivel mostrado en el norte, por lo que fue convocado con la selección mexicana para disputar la Copa del Mundo de Francia en 1998. Jesús, con la 21 en el dorsal, fue la sorpresa del Tri para aquel Mundial en donde fue dirigido por Manuel Lapuente.
Para 1999, ante Brasil, la selección nacional levantó un histórico trofeo para el futbol mexicano al vencer a los sudamericanos en la final de la Copa Confederaciones. Para el Mundial de Corea-Japón 2002, Jesús «el Cabrito» Arellano también fue partícipe del combinado Azteca, en aquella ocasión fueron dirigidos por Javier Aguirre.
Una etapa más
Tras su regreso con los Rayados del Monterrey, Arellano siguió desplegando un futbol que ilusionó a su afición. Para el torneo Clausura 2003, «la Pandilla» levantó el título con un Cabrito como líder, acompañado de jugadores como Walter Erviti, Luis Pérez, entre otros. Asimismo, aquel equipo llegó a dos finales más: Apertura 2004 y 2005, obteniendo el subcampeonato en ambas ediciones.
Una nueva oportunidad para representar a la selección mexicana llegó para el mediocampista, pues Ricardo La Volpe lo consideró para disputar su tercera Copa del Mundo.
Previo al cierre de una carrera exitosa, Jesús «el Cabrito» Arellano ganó tres títulos más: Apertura 2009, Apertura 2010 y Liga de Campeones de la CONCACAF 2010-2011, convirtiéndose así, junto a Luis Ernesto Pérez y José María Basanta, en los únicos futbolistas que levantaron tres títulos de liga con el equipo. De esta manera, colgó los botines.
Correr como delincuente
El 13 de enero del 2017, Monterrey despertó con la noticia de que su leyenda, su ídolo, la persona a la que le habían entregado la Medalla al Mérito Cívico, fue acusado por violación en contra de su sobrina. Tras presentar un amparo y no presentarse a declarar, el exfutbolista se convirtió en prófugo de la justicia hasta 2019, cuando fue encontrado y llevado al Penal de Topo Chico. Sin embargo, en aquel momento, el Juez que llevaba el caso no encontró pruebas suficientes por parte de la víctima para el detenimiento de Arellano, por lo que pudo salir del penal con total libertad.
Su libertad no significó que el caso se cerrara, pues el 19 de diciembre del 2020, tras girar una orden de aprehensión, Arellano tenía que presentarse ante el Juez a una audiencia, pero tampoco pisó el juzgado.
De esta forma, luego de jugar contra los mejores futbolistas del mundo y de representar a la selección mexicana en tres Mundiales, de ser leyenda de los Rayados de Monterrey, Arellano tiró su nombre a la basura y decidió convertirse en un criminal prófugo de la ley, dejando a un lado a aquel niño de cinco años con el único deseo de convertirse en futbolista.
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Por: Ángel Sánchez / @AngelSG_MX