A Jesús Olalde le decían “El mudo”. Casi no hablaba con sus compañeros en los entrenamientos, tampoco con los medios de comunicación; pero tenía la habilidad de callar a sus rivales con sus goles. Le hubiera gustado el apodo de “golalde”, como se hace llamar en sus redes sociales, y con justa razón. Con la camiseta de los Pumas de la UNAM fue campeón de goleo en la temporada de 1999. En los 15 partidos que disputó, en todos anotó.
Por su buena racha, fue galardonado en el futbol mexicano con el Balón de Oro. A nivel nacional, no falló contra el América en el Coloso de Santa Úrsula: cantó dos anotaciones. Un año después marcó un hat trick contra Las Águilas con un contrarremate al portero, un penal y en un mano a mano. Es el máximo goleador contra los rivales capitalinos de los Felinos. A Olalde le gustaba apostar con goles, no con palabras.
Tal era su habilidad con la zurda y la derecha que varios arqueros y defensas lo derribaron con barridas o jugadas directo a sus piernas. El noveno de diez hermanos tampoco fallaba con la cabeza. El delantero tuvo una excelente escuela tras salir de la cantera de Pumas. Lo dirigió el emblemático Hugo Sánchez en la temporada donde la porra de la Máxima Casa de Estudios derribó las puertas principales del estadio para ver el partido contra Las Águilas.
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Aunque fue Ricardo “El Tuca” Ferreti quien lo debutó en un encuentro contra la Universidad de Guadalajara en la temporada 92/93. Sin embargo, no brilló hasta la reclasificación contra Tigres. Sus compañeros de equipo fueron Jorge Campos y Joaquín Beltrán, hizo dupla con el argentino Federico Lagorio y también enfrentó a Cuauhtémoc Blanco, quien cambió su vida de futbolista por ser gobernador de Cuernavaca.
Enrique Bermúdez de la Serna, conocido como “El Perro”, narró varias anotaciones de Olalde; metía la esférica “donde las arañas hacen su nido”. Por su velocidad y contundencia, Enrique “El Ojitos” Meza lo consideró para la Selección Nacional en los encuentros amistosos contra Ecuador y Estados Unidos en el 2002. Sin embargo, sus lesiones le impidieron sobresalir.
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Tras participar en 230 partidos y anotar 83 goles, la UNAM transfirió a Olalde a los Tigres de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Ahí se encontró con un de sus viejos dirigentes en el banquillo: “El Tuca”. En su paso por la escuadra regia anotó uno de los siete goles contra Veracruz en el 7-1 del Apertura 2004, cuando “El Tibu” iba en primer lugar con ocho triunfos consecutivos. Después de 146 partidos y 46 anotaciones llegó al Club Atlante.
La falta de goles era evidente, apenas metió tres. En su último equipo, los Lobos de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, su marca fue de seis. “El mudo” se quedó como su apodo. Nunca celebró tantas veces como en Pumas. Se retiró en el 2008, pero diez años después volvió a las canchas como director técnico de la tercera división en el Club Alpha, de Puebla; con quienes buscará conseguir lo que le faltó en su carrera: un título de Liga.
Se presento la edición 2018 de la Copa Jenkins y del renovado equipo de los Titanes del Club Alpha, que esta próximo a iniciar su participación en la temporada 2018-2019 de la @LigaTDP , ahora bajo el mando del ex futbolista profesional Jesús Olalde. https://t.co/LokzEuv4yT pic.twitter.com/hTdewqJxdn
— Clubs_Alpha (@clubs_alpha) 5 de septiembre de 2018
Por: Nayeli Valencia / @nayevalencia_a