La narrativa histórica del futbol en República Checa, nos puede hablar de fantásticos futbolistas, no hace falta mencionar nombres como, Pavel Nedvěd, Tomáš Rosický o Milan Baroš. Sin embargo, cuando la UEFA le pidió a la Federación Checa elegir a su mejor jugador del siglo XX, ellos no lo dudaron: Josef Masopust, aquel futbolista que se ganó el respeto de Pelé, y llevó a su selección a la final de Chile 1962, y por si fuera poco, fue reconocido con el Balón de Oro aquel año.
Un adelantado a su época
No cabe duda que Josef Masopust dominó todos los aspectos ofensivos del juego. Tenía una técnica individual espectacular, no perdonaba en el uno contra uno y sus regates eran literalmente indefendibles. En cuanto al colectivo, marcó una generación con su dominio del medio campo. Era un generador de ocasiones que veía y efectuaba oportunidades donde nadie las notaba.
“Del Sol era uno de nuestros mejores medios defensivos, Suárez era un genio del pase en profundidad y Paco [Gento] era fantástico encarando a los defensas. Pero Masopust hacía todo eso a la vez: recuperar el balón, pasar, driblar e irrumpir en el área. Era un centrocampista fuera de serie”. Dijo alguna vez Ferenc Puskás refiriéndose al checo.
Stalin y el Dukala
El fin de la Segunda Guerra Mundial significó un periodo de paz después de tantas tragedias, pero también fueron años de muchos cambios y reestructuración en el viejo continente. Con las purgas estalinistas en Checoslovaquia comenzadas, los dirigentes más notables fueron condenados a la horca, con el fin de recuperar los ideales soviéticos y preparar a la población en vista de una inminente Tercera Guerra Mundial.
En 1948 el ejército de Checoslovaquia decidió crear su propio equipo de futbol llamado ATK Praha, que tiempo después pasó a ser el Dukla Praha en homenaje a los soldados caídos a manos de los nazis en la batalla del Paso de Dukla. Para 1950, Alexej Čepička fue nombrado por el mismo Josef Stalin como ministro de Defensa, con ello, tomó control del ejército y por ende del Dukla Praha.
Čepička, en su búsqueda por militarizar y disciplinar a la sociedad, apeló a dos años de servicio militar obligatorio. En consecuencia, todo talento futbolístico tenía que pasar por las filas del Dukla.
El inicio de la leyenda
En 1952, irrumpió en el plano futbolístico un joven llamado Josef Masopust. Ese mismo año el ATK (abreviación del Dukla Praha: club del ejército checo), conquistó su primera liga, lo cual despertó el enojo de varios aficionados por ser un equipo sin tradición, sin afición, y con el talento que le robaron a otros clubes.
A partir de la muerte de Stalin en 1953, las cosas comenzaron a cambiar bastante. Čepička fue degradado y Masopust empezó a brillar, junto con el “tridente de oro” que había conformado con Svatopluk Pluskal y Ladislav Novák en el Dukla.
Aquel futbol mostrado les valió para conocer una nueva Europa, fuera del claustrofóbico socialismo checo. El conjunto del ejército no era querido por nadie, pero en cuanto empezó a competir con el Real Madrid, Benfica, Manchester United y otros clubes reconocidos, la cosa cambió bastante.
Goleada a Argentina
Suecia 1958, fue el primer gran escenario de Checoslovaquia en el plano futbolístico. No lograron alcanzar los cuartos de final, pero sí ocurrió un suceso inimaginable que ya preveía lo que estaba por venir. El combinado checo fue emparejado con Argentina en la primera fase. Sorpresivamente y ante todo pronóstico los sudamericanos fueron derrotados y humillados por los checos, salieron goleados 6 por 1.
“Nos menospreciaron. Argentina llegó al Mundial de Suecia con mucha fe en sus posibilidades, casi con arrogancia. Marcamos pronto y nos crecimos. Para nosotros también fue una sorpresa. Los avasallados”. Comentó Josef.
“España juega con once”
Con mucha ilusión, Checoslovaquia llegó a Chile 1962 donde hicieron un torneo de ensueño, en gran parte gracias a el eslalon de Masopust quien logró meterlos en la gran final.
En su debut dieron el primer golpe de autoridad, pues se enfrentaron a la España más favorita de la historia, “la Roja” contaba con nombres como Luis Suárez, Paco Gento, Santamaría y Di Stéfano. Antes de comenzar el encuentro, el seleccionador checoslovaco Rudolf Vytlačil, les dijo a sus futbolistas: “Muchachos, escuchad la noticia que me han filtrado: España también juega con once”.
No sé si catalogar aquella frase como motivadora, pero sí que fue eficiente. Checoslovaquia derrotó a España por la mínima aquella tarde gracias a un tanto de Jozef Štibrány.
Futbol vergonzoso
El Mundial de Chile es recordado por lo agresivo que fue dentro del terreno de juego, evocando aquella anécdota de “la batalla de Santiago”, un encuentro lleno de agresiones entre los locales e Italia. Tal fue el caso que el árbitro lo definió así: “No estaba arbitrando un partido sino haciendo de juez en un conflicto militar”. Lo peor del caso es que no solo fue aquel partido. En la primera fase se lesionaron 24 futbolistas.
Un caballero, entre patadas
En vista de tanta violencia, nació el apodo de “caballero” para Josef Msopust. En la primera fase, Checoslovaquia enfrentó a Brasil, el partido acabó en empate sin goles, pero la gran anécdota reside entre Masopust y Pelé.
“El rey” sufrió una lesión durante el juego, pero en aquel entonces los cambios no eran permitidos así que siguió jugando, se le vio cojear por el verde. Sin embargo, cuando el balón pasaba por los pies de Pelé, Masopust decidió no entrar con fuerza y dejarle pasar la redonda a un compañero. De esta manera, inmortalizando el mote.
“Fue conmovedor ver el respeto con el que encaró la situación. No era solo respeto por Pelé sino por toda la Seleçao”. Comentó Djalma Santos, lateral de Brasil a un periodista, tras lo sucedido.
Soviéticos y Sudamericanos
El Estadio Nacional de Chile fue abarrotado por casi setenta mil almas, que querían ver campeón a Brasil frente a la desconocida Checoslovaquia. Pelé seguía algo tocado, pero aquel Mundial fue de Garrincha. Los brasileños eran muy superiores, y así se reflejó en el resultado final 3-1. Vilian Schrojf, quien había sido el héroe checoslovaco durante todo el torneo, salió desentonado a la final, y cometió errores que le costaron el título a su selección.
Pese al subcampeonato, de vuelta a Checoslovaquia, los futbolistas fueron recibidos como verdaderos ídolos por la afición. Un país que había sufrido tanto, donde las alegrías eran espiadas y controladas, dejó ver toda su pasión y entrega ante los subcampeones del mundo.
“Masopust juega como un brasileño. Levanta la cabeza, se mueve y toca la pelota como si hubiera nacido en Brasil”. Comentó Pelé recién concluido el Mundial. “El rey” ni siquiera sabía donde situar en el mapa a Checoslovaquia.
El mejor del mundo
Aquella exhibición de talento y buen futbol le valieron a “el Caballero Checo” para ganar la máxima distinción individual como mejor futbolista del mundo. Se llevó el Balón de Oro en 1962.
Sin duda el bloque soviético fue muy exigente y controlador con sus grandes talentos en todos los campos. Sin embargo, a manera de agradecimiento por sus servicios, el Dukla le permitió al Balón de Oro “escapar” de Checoslovaquia en 1968 para jugar en el extranjero.
Después de dieciséis años de carrera y ocho ligas con el equipo del ejército. Emigró a Bélgica, con 38 años de edad, para jugar con el Crossing Molenbeek, donde concluyó su carrera.
Como entrenador, regresó al Dukla de Praga, para después dirigir a la Selección Checoslovaca entre 1984 y 1988. “Masopust fue el mejor futbolista checo de todos los tiempos”, dijo Pavel Nedvěd tras enterarse del fallecimiento de Josef en 2015.
Un jugador escaso, dominó el panorama futbolístico, la combinación perfecta entre futbol, arte y modestia, el Caballero de la cancha, el eslalon de Masopust, el Balón de Oro soviético: Josef Masopust.
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Por: Diego Albarrán / @diego_cuba08