Hablar de cultura balompédica remite instantáneamente, al menos en México, a Juan Villoro. Pero el hincha de los Rayos del Necaxa no aprendió solamente de los jugadores rojiblancos que marcaron su infancia, pues tal como lo narra en Dios es Redondo, las tertulias literarias de las que fue partícipe en casa del maestro Juan José Arreola le enseñaron tanto de literatura como de deporte, pues aún cuando las disciplinas predilectas de los escritores eran el ajedrez y el ping-pong, Villoro aprendió que la técnica de los movimientos muchas veces está separada del pensamiento.
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Tal vez esa misma falta de conexión entre razón y acción fue la que alineó al menos a cuatro de los jugadores de la selección mexicana sub-20 que rebasaban el límite de edad, lo que propició el veto de la FIFA que impidió la participación de México en la Copa Mundial de Italia 1990.
Sin embargo, la ausencia del conjunto tricolor no limitó a las cadenas de televisión y en su afán por ser el medio predilecto de los mexicanos, Televisa llevó en la segunda mitad del Mundial a Juan José Arreola como comentarista y analista.
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Posiblemente la idea de llevar al narrador jalisciense como partícipe de la mesa de análisis también implicaba intriga en los espectadores, misma que solamente se desvanecería al conocer su trayectoria como escritor. Pero la presencia de Arreola no convenció a los intelectuales de la pelota como tampoco a los jugadores de las letras, ya que sus aportaciones eran redundantes y no rebasaban el lugar común dentro del lenguaje del futbol.
El futbol debe de entrar en las próximas etapas de su desarrollo en un juego más vivaz, más agresivo. –Juan José Arreola
El autor de La Feria no pudo trasladar la polifonía de sus textos, la combinación de distintos recursos literarios y la ironía a la hora de hablar acerca de las razones por las que Argentina perdió la final contra Alemania. Aunque, pensándolo bien, las declaraciones acerca de la falta de inventiva en el ataque de los albicelestes pudieron formar parte del repertorio de humor negro que caracterizaban a Arreola.
Por: Obed Ruiz / @ObedRuizGuerra