Si alguien hubiera pensado que un georgiano de 22 años de edad sería el mejor jugador de la temporada 2022-2023 en el Calcio, seguramente habría muy pocas probabilidades de que eso pasará, sin embargo, las irrupciones menos probables en el futbol suceden y cuando eso pasa y aparecen tipos como Khvicha Kvaratskhelia, el aficionado sonríe y la pelota se sonroja.
Kvaratskhelia ya es algo de lo más asombroso que le ha pasado a la temporada, al Napoli y al futbol en general. Llegó al equipo napolitano muy por debajo del radar, pero es de los jugadores que están tocados por la varita, los elegidos, que su adaptación en la élite es más rápida que enviar un WhatsApp.
Un georgiano que juega con las calcetas abajo
Su futuro estaba en el sur de Italia y el georgiano estaba destinado a que los aficionados al futbol conversáramos de él en un asado con los amigos, o en una charla dominguera con la familia y es que Khvicha se había asentado al futbol ruso en el Rubin Kazan, pero el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania lo obligó a volver a su país, al Dinamo Batumi, allí, el Napoli se interesó en él y pago 10 millones de euros por el extremo izquierdo.
Kvaratskhelia no es ninguna contraseña de Wi-Fi, ni un trabalenguas, es un jugador que te cautiva, te enamora y te enloquece cuando salta al campo, lo tiene todo: criterio para jugar de primera intención como un “10”, regate en espacio corto como un extremo; inteligencia para encontrar el hueco y marcar el gol como un “9”, parece que él marca la ruta, telegrafea la línea de pase para asistir a algún compañero o convertir el gol.
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Un georgiano que juega con las calcetas abajo, como si de un jugador retro se tratara, con un dorsal de futbol americano, y con 22 años, que podría ser mi compañero de universidad, está en boca de todos, da igual de qué equipos seas, si hoy hablas de futbol, tienes que hablar de Kvaratskhelia.
Inclusive, algunos ya le apodan “Kvaradona”, un culto al Diego, y aunque no haya mucha similitud entre la camiseta “10” y la “77”, hay algo que si tienen en común: la sonrisa que dibujan en el rostro de los napolitanos porque después de 33 años que el Napoli no gana el Scudetto parece que ahora la afición ha recobrado la ilusión y se ven muy cerca de conseguir el Calcio. La última vez que lo ganaron fue en 1990 de la mano de Diego Armando Maradona y ahora van encaminados y comandados por Kvaratskhelia, Oshimen, el Chucky Lozano y compañía.
El ansiado Scudetto
Si de alguien no podíamos olvidarnos en esta historia es de Luciano Spalleti, el estratega italiano ha sabido sacarle el mejor provecho a Khvicha por el sector de la izquierda y darle mucha libertad y confianza, además de rodearlo de buenos socios por el frente del ataque.
No sé cual sea el techo del número 77 del Napoli, pero este no se ve cercano, por eso mismo, hagamos un esfuerzo para dejar de buscar en Google cómo se escribe su nombre completo y veamos lo que hace en el césped. Un nombre que es divertido, tan divertido como ver jugar al georgiano cada vez que nos regala una fantasía o algo que nos deja anonadados.
Kvaratskhelia emula a sus ídolos, quizás es una tradición personal que lo motiva a sacar su mejor versión dentro del césped. Idolatra a Guti y la forma de hacerle una reverencia al exjugador del Real Madrid fue inventándose una asistencia de taquito a Di Lorenzo en la victoria contra el Eintracht Frankfurt en los octavos de final de la UEFA Champions League, muy similar al pase que un día le sirvió Guti a Benzema en contra del Deportivo la Coruña.
Los ídolos de Kvara
Otra forma de hacer alusión a sus ídolos la podemos ver en una de sus celebraciones, cuando el extremo manda a todos a dormir después de hacer un gol, es en referencia a la celebración que también hace Stephen Curry.
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Khvicha es el arte de jugar, el patrimonio al futbol y el talento puesto en escena. Sus números esta temporada son más que buenos; 14 goles, 16 asistencias en 32 partidos entre Serie A y Champions, es una pieza angular en el equipo Napolitano y líder de asistencias de la liga.
El futbol conoce poco de etnias, los dotados surgen y caben en donde sea. Kvara proviene de lo desconocido, pero ha marcado el camino para hacernos vibrar y conocerlo cada vez más, solo hay que tomar asiento y disfrutar de la función.
Por Oswaldo Vázquez / @oswaldo_vg8